Están
consideradas como dos apariciones de mayor trascendencia del siglo XX.
Fueron aprobadas por la Iglesia.
Son la
aparición de Nuestra Señora a los niños de Fátima y la aparición de Nuestro
Señor a Santa Faustina Kowalska.
En estas apariciones, la Santísima Virgen María y Jesucristo instan a la
humanidad a rechazar el pecado y a orar incesantemente.
Hay que verlas en conjunto, como partes de una misma estrategia.
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Que es insistir en que los pecadores se conviertan, orar por ellos, y mostrar las consecuencias terribles de seguir en el pecado y no aceptar la salvación que propone Dios.
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Que es insistir en que los pecadores se conviertan, orar por ellos, y mostrar las consecuencias terribles de seguir en el pecado y no aceptar la salvación que propone Dios.
Luego cada
una de ellas tuvo aspectos particulares.
Pero el núcleo central de ambas es el mismo.
Por lo que podemos considerarlas partes de una misma movida del cielo.
VISUALIZACIÓN
DE LA CONSECUENCIA DEL PECADO Y ORACIONES POR LOS PECADORES
Las
apariciones de Fátima comenzaron en 1917 mientras que las de Santa Faustina en
1931.
De modo que
podemos ver que en las tres primeras
décadas del siglo XX el cielo consolidó una estrategia que llega a nuestros
días.
Esa estrategia por ejemplo la vemos continuar en las apariciones de
Medjugorje.
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Porque no sólo presenciamos que los mensajes son fuertes apelaciones a la conversión de los pecadores.
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Sino que incluso los videntes también fueron llevados al infierno, lo mismo que los videntes de Fátima y a Santa Faustina.
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Porque no sólo presenciamos que los mensajes son fuertes apelaciones a la conversión de los pecadores.
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Sino que incluso los videntes también fueron llevados al infierno, lo mismo que los videntes de Fátima y a Santa Faustina.
La oración es la pieza clave adicional de esta estrategia.
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Por un lado, Nuestra Señora exaltó a los videntes de Fátima el poder del rezo diario del Rosario para conversión de los pecadores.
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Por un lado, Nuestra Señora exaltó a los videntes de Fátima el poder del rezo diario del Rosario para conversión de los pecadores.
Y por otro, Nuestro Señor le enseñó a la Hermana Faustina la Coronilla
de la Divina Misericordia.
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Para apelar a la misericordia de Dios, especialmente en favor de los pecadores y moribundos.
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Para apelar a la misericordia de Dios, especialmente en favor de los pecadores y moribundos.
El mensaje
de Dios para nosotros es inequívoco: la
vida es breve, el tiempo para la misericordia y el perdón es ahora.
Cuando Cristo regrese, al final de la Historia, será como Justo Juez que separa a los buenos de
los malvados.
Los justos disfrutarán de la Visión Beatífica en el Cielo.
Los condenados se quemarán para siempre en el fuego inextinguible del
Infierno.
Dado que muchos hoy día niegan la existencia del
Infierno, vale la pena recordar que durante estas apariciones, tanto la
Hermana Lucía como Santa Faustina presenciaron el Infierno de primera mano y
escribieron sobre sus horrores.
LA
VISIÓN DEL INFIERNO EN FATIMA
En Fátima, María le dijo a Lucía, Jacinta y Francisco que muchas
personas iban al Infierno, porque no tenían a nadie que orara u ofreciera sacrificios
por ellos.
Ella luego les mostró a los niños el Infierno, el
cual la Hermana Lucía describe en su libro Memorias.
“[María]
abrió Sus manos una vez más, como Ella lo había hecho en los dos meses
anteriores. Los rayos [de luz]
parecían penetrar la tierra y nosotros vimos, en aquel lugar, un vasto mar de
fuego. Hundido en este fuego, vimos a los demonios y a las almas [de los
condenados]. Estas últimas eran como candiles transparentes
ardientes, todos ennegrecidos o barnizados en bronce, con forma humana. Estaban flotando en esa conflagración,
ahora elevados al aire por las llamas que surgían desde su interior, junto con
grandes nubes de humo. Ahora se replegaban por todos lados como
chispas en un inmenso fuego, sin peso o equilibrio, en medio de gritos y
gruñidos de dolor y desesperación. Lo cual nos horrorizó y nos hizo temblar de miedo (tuvo que haber
sido esta visión lo que causó que gritara, como la gente dice que se me escuchó
hacerlo). Los demonios se distinguían
[de las almas de los condenados] por su aterradora y repelente similitud
con animales atemorizantes, negros y transparentes como carbones
encendidos. Esa visión solo duró
un momento, gracias a nuestra Buena Madre Celestial, quien en la primera
aparición nos prometió llevarnos al Cielo. Sin eso, creo que hubiéramos
muerto de terror y miedo.”
LA
VISIÓN DEL INFIERNO DE SANTA FAUSTINA
A lo largo de su vida, la Hermana Faustina Kowalska, la monja polaca
quien a duras penas sabía leer y escribir, recibió visiones de Cristo, durante
las cuales nuestro Señor le dio instrucción.
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Y además le dictó la Coronilla de la Misericordia, que es junto con el Rosario el dúo de coronas más rezado en la Iglesia Católica.
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Y además le dictó la Coronilla de la Misericordia, que es junto con el Rosario el dúo de coronas más rezado en la Iglesia Católica.
Faustina registró estas conversaciones en su diario, que luego fue publicado
como: El Diario de Santa María Faustina Kowalska: La
Divina Misericordia en mi Alma.
Aquí Santa Faustina cuenta su experiencia del Infierno y detalla gráficamente varios tormentos sin
fin, infligidos sobre los condenados:
“Hoy fui dirigida por
un ángel al abismo del inferno. Es un lugar de gran tortura; ¡cuán
impresionantemente grande y extenso es! Los tipos de tortura que vi: la
primera tortura que constituye el infierno es la pérdida de Dios; la segunda es el remordimiento perpetuo de la conciencia; la tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
la cuarta es el fuego que penetrará el
alma sin destruirla — un sufrimiento terrible, dado que es un fuego
puramente espiritual, encendido por la ira de Dios; la quinta tortura es oscuridad continua y un olor terrible,
sofocante y a pesar de la oscuridad, el diablo y las almas condenadas pueden verse entre sí y toda su maldad,
propia y de los demás; la sexta tortura es la horrible desesperación, el odio a Dios, las palabras viles, maldiciones y
blasfemias. Estas son las torturas sufridas en conjunto por todos
los condenados, pero que no son el fin
de sus sufrimientos. Existen torturas especiales destinadas para almas particulares.
Estas consisten en el tormento de los sentidos. Cada alma padece
sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionados con la manera en que haya pecado. Hay cavernas y fosas de tortura donde
una forma de agonía se diferencia de otra. Pude haber muerto con sólo mirar esas torturas si la omnipotencia
de Dios no me hubiera sostenido. Deja que el pecador sepa que será torturado por toda la eternidad, en
aquellos mismos sentidos que lo llevaron a pecar. Escribo esto ante la orden de Dios, de manera que ninguna alma
encuentre excusa para decir que no hay infierno, o que nadie ha estado allí y
por eso nadie dice cómo es”.
REVELACIONES IMPORTANTES
La Iglesia afirma la existencia del infierno, su
eternidad y naturaleza.
Por ejemplo dice que
el principal dolor del Infierno es la propia separación de Dios y que
también hay privaciones físicas además de la muerte espiritual.
Pero no describe la
condenación eterna en detalle.
Las visiones de la Hermana Lucía y Santa Faustina son
revelaciones privadas, no la infalible Palabra de Dios.
Sin embargo, las
narraciones de estas heroicas mujeres de fe no pueden descartarse.
Aquellos que ignoren tales testimonios lo hacen
a su propio riesgo.
En última instancia,
es nuestra decisión de pecar o amar la que determina si pasaremos la eternidad
en el Infierno.
Dios respeta nuestro libre albedrío, aun
cuando escogemos la perdición en lugar de escogerlo a Él.
La presencia en ambas apariciones de visiones
del infierno no deben ser tomadas como truculentas imágenes tipo Hollywood.
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O como un escándalo doloroso que hay que borrar de la mente para quedar en paz.
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Sino como un mensaje de que si elegimos el lado equivocado lo vamos a pagar por toda la eternidad.
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O como un escándalo doloroso que hay que borrar de la mente para quedar en paz.
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Sino como un mensaje de que si elegimos el lado equivocado lo vamos a pagar por toda la eternidad.
Y especialmente nos avisa que tenemos armas,
como el Rosario y la Coronilla de la Misericordia.
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Con el fin de apelar a la gracia de Dios para que nos aparte del pecado a nosotros y a nuestros seres queridos.
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Con el fin de apelar a la gracia de Dios para que nos aparte del pecado a nosotros y a nuestros seres queridos.
Todo este esfuerzo del cielo es porque muchos
van camino a la perdición, y Dios quiere que todos se salven.
LOS SANTOS SIEMPRE HAN DICHO QUE SON POCOS LOS QUE SE SALVAN
Antes de las apariciones de Fátima y a Santa
Faustina Kowalska los santos dijeron unánimemente que la mayoría va al infierno.
Veamos algunas frases de
ellos.
“Señor, ¿son pocos los que se salvan? Pero Él les dijo: esforzaos a entrar por la puerta estrecha, porque muchos, os
digo, tratarán de entrar y no podrán”, Lucas
13: 23-24
“Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”, Marcos
20:16
“No todos, ni siquiera la mayoría, se salvan” San
Agustín, Doctor y Padre de la Iglesia
“El número de los salvados es tan sólo el número de las uvas
después de que los viñadores han pasado”, San
Juan María Vianney
“Medita sobre los horrores del infierno que durarán por la
eternidad a causa de un pecado mortal cometido fácilmente. Trata duramente para estar entre los pocos que son elegidos.
Piensa en las llamas eternas del infierno, y qué pocos
son los que se salvan”, San Benito José Labre
“La mayor parte de los hombres eligen ser condenado en lugar
de amar a Dios Todopoderoso”, San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la
Iglesia
“Una multitud de almas caen en las profundidades del
infierno, y es de fe que todos los que mueren en pecado mortal están condenados
por los siglos de los siglos. Según las estadísticas, aproximadamente 80.000 personas mueren cada día. ¿Cuántos de ellos morirán en pecado mortal, y cuántos serán condenados? Porque, como ha sido su vida, también será su fin”, San
Antonio María Claret
“He aquí, ¡cuántos hay que son llamados, y qué pocos que son
elegidos! Y he aquí, si no tienes cuidado,
tu perdición es más segura, sobre todo porque el camino que lleva a la vida
eterna es muy estrecho”, San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia
“Muchos empiezan bien, pero pocos son los que perseveran”, San
Jerónimo, Doctor y Padre de la Iglesia
“El número de los elegidos es tan pequeño, tan pequeño, que
si fuéramos a saber lo pequeño que es, deberíamos desmayarnos por el dolor”, San
Luis María Griñón de Montfort
”No hablo precipitadamente, como lo siento y pienso. No creo
que muchos obispos se salven, los que se pierden son muchos más numerosos”, San
Juan Crisóstomo, Doctor y Padre de la Iglesia
“Lo que voy a decir es terrible, pero no voy a ocultarlo. De
esta ciudad densamente poblada con sus miles de habitantes no se salvarán un
centenar de personas. Incluso dudo si tanto tantos como eso”, San
Juan Crisóstomo, Doctor y Padre de la Iglesia
“Los salvados son pocos, pero hay que vivir como los pocos,
si queremos ser salvos con los pocos de Dios. Muy
pocos de hecho lo son aún entre aquellos pocos que desean serlo”, San
Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
“Si quieres estar bastante seguro de su salvación, esfuérzate
por estar entre los más pocos de los pocos. No
sigas a la mayoría de la humanidad, sino sigue a los que renuncian al mundo y
nunca relajan de día o de noche sus esfuerzos a fin de que puedan alcanzar la
eterna bienaventuranza”, San Anselmo, doctor de la Iglesia
“Todas las personas que desean ser salvados, pero la mayor
parte, no van a adoptar los medios para ser salvados, caen en pecado y se
pierden. De hecho, los elegidos son muchos
menos de los condenados; los réprobos son mucho más numerosos que los
elegidos”, San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la
Iglesia
“Tiemblo cuando veo tantas almas perdidas en estos días.
Veo caer en el infierno como a las hojas que caen de los árboles en la proximidad del
invierno”, San Juan María Vianney
“Con la excepción de los que mueren en la infancia, la
mayoría de los hombres serán condenados”, San
Regimius de Reims
“¡Ah, cuántas almas pierden el Cielo y se echan en el
infierno!” San Francisco Javier
“El rebaño de Cristo se llama ‘pequeño’ en comparación con el
mayor número de los condenados”, San Beda el Venerable, Doctor y Padre de la
Iglesia
“Hay muchos que llegan a la fe, pero pocos que son guiados al
reino de los cielos”, Papa San Gregorio Magno, Doctor y Padre de la
Iglesia
“Algunos dirán, es suficiente
para que pueda ser salvo. No, dice San Agustín, no es suficiente. Si dices que es suficiente, te perderás”, San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
“Muchos religiosos irán al infierno porque no mantienen sus
votos”, San Vincente Ferrer
“Muchas personas van a morir, y casi todos ellos se van al
infierno. Así que muchas personas caerán
en el infierno”, Santa Jacinta de Fátima
“El que abusa demasiado de la misericordia de Dios será
abandonado por Él”, San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la
Iglesia
“A pesar de garantías de que Dios no creó ningún hombre por
el Infierno, y que Él quiere que todos los hombres se salven, sigue siendo
igualmente cierto que sólo unos pocos serán salvados. Sólo unos pocos irán al cielo y la mayor parte de la
humanidad se perderá para siempre”, San
John Neumann
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