La creencia en fantasmas
parece haber sido universal desde el comienzo de la historia.
Y se basa, al menos en
parte, en informes de encuentros, inclusive de Papas y Santos.
Algunos podrían burlarse
diciendo que es una idea supersticiosa.
Y los extremadamente
rígidos, dirán que es una herejía.
Pero nada de eso.
Los exorcistas y la historia
de la Iglesia dan cuenta de estas almas.
El apasionante el
capítulo IV de la Summa Daemoniaca del exorcista y demonólogo Padre
Antonio Fortea, éste habla de los espíritus perdidos.
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De almas que no son ni demonios ni almas condenadas, al menos no condenadas aún.
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Y que buscan en medio de una gran tristeza y angustia, la luz y la paz.
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De almas que no son ni demonios ni almas condenadas, al menos no condenadas aún.
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Y que buscan en medio de una gran tristeza y angustia, la luz y la paz.
Almas
perdidas que rezan, cantan y alaban a Dios voluntariamente, sin necesidad de
conjuros por parte del exorcista.
Almas
que no blasfeman, que murieron al parecer sin pedir perdón, pero sin rechazar
ni odiar a Dios.
Algunos de estos espíritus no
saben nada de Dios ni de Jesucristo ni de la Iglesia, pues nadie les predicó.
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Almas que vagan de lado a lado, fantasmas en pena, destinadas – al menos algunas de ellas – a estar así hasta el fin del mundo.
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Almas que vagan de lado a lado, fantasmas en pena, destinadas – al menos algunas de ellas – a estar así hasta el fin del mundo.
¿EXISTEN LOS FANTASMAS?
Para responder a esta pregunta tenemos que definir “fantasma”.
Según
el diccionario Webster, la palabra significa “el alma de una persona
muerta, un espíritu sin cuerpo”.
Eso
parece encajar con el uso popular del término, por lo que tendremos que aceptarla como
definición de trabajo.
Debemos tener en cuenta, entonces, que en la
presente discusión, “fantasma” no se
refiere a un ángel o un demonio, un poltergeist o incluso un
extraterrestre.
Más bien, es esa parte de un
ser humano que no es corpórea (corporal), y que ha sido separada del cuerpo en
la muerte.
Con esta definición, los católicos deberían poder
afirmar fácilmente que realmente existen los fantasmas.
Después de todo, es una parte fundamental de la
creencia católica de que el ser humano
es una unión de alma y cuerpo.
Que
en la muerte, el alma y el cuerpo se separan.
Y que
después de la muerte, el cuerpo en general se desintegra, y el alma sobrevive,
a la espera del Juicio Final, cuando el cuerpo al fin se levante y se reunirá
con el alma.
Desde
una perspectiva católica, entonces, no sólo a las almas en el infierno y en el
purgatorio, sino también a los santos en el cielo pueden llamárseles fantasmas.
Con
la excepción de Nuestra Señora, que no es un espíritu sin cuerpo, porque su
cuerpo fue asunto con su alma al cielo.
La pregunta para los
católicos, entonces, no es si realmente existen los fantasmas.
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Ellos existen.
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Y la cuestión más apremiante es si las almas humanas sin cuerpo, en el tiempo presente antes del Juicio Final, son capaces de manifestarse a los que siguen vivos en la tierra.
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Ellos existen.
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Y la cuestión más apremiante es si las almas humanas sin cuerpo, en el tiempo presente antes del Juicio Final, son capaces de manifestarse a los que siguen vivos en la tierra.
EVIDENCIA DE LA ESCRITURA
¿Pueden
los muertos aparecer a los vivos?
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La Escritura muestra que pueden.
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La Escritura muestra que pueden.
El
ejemplo bíblico más claro de una aparición fantasmal es el relato evangélico de
la Transfiguración de Nuestro Señor en el monte.
Cuando Moisés (que había muerto siglos antes) apareció
a Jesús y tres de sus apóstoles, conversando con él. (Ver Mt 17:1-3.
No
incluimos a Elías en este pasaje como un “fantasma”, porque la
Escritura parece indicar que él no había muerto, sino que su cuerpo fue tomado
cuando dejó la tierra. Ver 2 Reyes 2:11-12).
En
el Antiguo Testamento, un ejemplo de debate de un visitante fantasmal es la del
fallecido profeta Samuel, que apareció al rey Saúl (ver 1 Sam 28:3-20).
Algunos
han llegado a la conclusión de que la aparición era en realidad una
falsificación diabólica, ya que tuvo lugar por pedido de un nigromante (lo
que hoy se llamaría un “canalizador”) fuera de la ley por Dios.
Sin embargo, como el propio texto de la Escritura
se refiere al espíritu repetidamente como Samuel, San Agustín y otros intérpretes autorizados han insistido en que se
trataba efectivamente de su fantasma y no un demonio.
Si tenemos en cuenta las visitas fantasmales en
sueños o visiones, entonces también
podemos citar la historia bíblica de Judas Macabeo.
Él
tuvo una visión de Onías, sumo sacerdote fallecido, orando por los judíos.
Esto es, por cierto, también un ejemplo bíblico de
la intercesión de los santos por los
vivos.
Onías
fue seguido en la visión por el fallecido profeta Jeremías, quien habló a
Judas y le dio una espada de oro (ver 2 Mc 15:11-16).
EVIDENCIA DE LA TRADICIÓN
Más
allá de los ejemplos en la Escritura, numerosos relatos de apariciones fantasmales han
llegado hasta nosotros en la tradición católica desde los tiempos bíblicos.
En
el siglo VI el Papa San Gregorio Magno, por ejemplo, relata varios de estos casos en sus
famosos Diálogos.
Para Gregorio como San Agustín y otros doctores de la Iglesia, las apariciones
fantasmales, sin duda tenían su lugar
en una visión católica del mundo.
Según estos informes, a veces
la figura fallecida que apareció fue un santo reconocido.
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En otras ocasiones, la aparición era de un hombre santo recientemente fallecido o una mujer que vino a ayudar a los vivos.
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En otras ocasiones, la aparición era de un hombre santo recientemente fallecido o una mujer que vino a ayudar a los vivos.
Todavía en otros cuentos, almas atormentadas, presumiblemente en proceso purgatorio, llegan a pedir
la ayuda de los que siguen en la tierra.
Sin
duda, muchas de estas historias pueden ser vistas como leyendas piadosas o
superstición, engaño o alucinación.
Pero
algunas de ellas son difíciles de descartar.
Los cuentos más convincentes vienen a nosotros de múltiples testigos de carácter impecable.
Y que a menudo se remontan a tiempos muy
recientes, cuentos de primera mano sin
posibilidad de adiciones legendarias.
Entre éstas habría alguna de
las apariciones post mortem conocidas de San Pío de Pietrelcina (Padre Pío,
1887-1968).
Una
historia bien autentificada viene de San Juan Bosco (1815-1888).
Cuando seminarista, San Juan había acordado con un
compañero de estudios llamado Comollo que cualquiera de los dos que muriera primero daría al otro alguna indicación
sobre el estado de su propia alma.
Comollo murió 2 de abril 1839, y en la noche después del funeral, llegó la
“indicación”.
Junto con otros veinte estudiantes de teología que
se reunieron en la misma sala, Juan oyó
de pronto un rugido poderoso y sostenido que sacudió el edificio.
Entonces vieron cómo la puerta
se abrió violentamente.
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Apareció una luz tenue con cambio de color, y se oyó una voz clara:
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“Bosco, Bosco, Bosco, estoy salvado…”
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Apareció una luz tenue con cambio de color, y se oyó una voz clara:
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“Bosco, Bosco, Bosco, estoy salvado…”
“Durante mucho tiempo después que San Juan concluyó
su rememoración, no había otro tema de
conversación en el seminario.”
¿POR QUÉ APARECEN?
A
finales del siglo XIX y XX, una serie de estudiosos católicos respetados
recogieron muchos testimonios fidedignos de fenómenos fantasmales, obtenidos de
testigos contemporáneos y oficiales de policías y documentos médicos.
Intentaron
colocar estos cuentos junto con informes de otros fenómenos ocultos, dentro de
un marco de la teología católica tradicional (generalmente tomista) y los hallazgos de la
psicología moderna y la parapsicología.
Tal vez los más conocidos de estos teólogos
investigadores fueron los sacerdotes
jesuitas Herbert Thurston y FX Schouppe, y el abad trapense Alois Wiesinger.
Surge un patrón en muchos de
los relatos recogidos por estos eruditos.
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Cuando el difunto hace una aparición, a menudo viene ya sea para ayudar a los vivos o para solicitar ayuda a los vivos.
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Cuando el difunto hace una aparición, a menudo viene ya sea para ayudar a los vivos o para solicitar ayuda a los vivos.
Pueden solicitar, por ejemplo,
que se digan oraciones y misas para ellos.
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O pueden pedir que se destruyan algunos documentos de carácter confidencial.
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A veces, un familiar fallecido de una persona en necesidad de los sacramentos viene a informar a un sacerdote de la situación y le mostrará donde se encuentra el necesitado.
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O pueden pedir que se destruyan algunos documentos de carácter confidencial.
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A veces, un familiar fallecido de una persona en necesidad de los sacramentos viene a informar a un sacerdote de la situación y le mostrará donde se encuentra el necesitado.
Historias
como éstas sugieren una respuesta a los desafíos comunes planteados por
los cristianos que son escépticos, que la posibilidad de visitas fantasmales
pudiera encajar en una perspectiva de fe.
¿Cómo,
se suelen preguntar, el muerto puede obtener el poder para visitar a los
vivos?
San
Agustín respondió simplemente: “A través de la orden secreta de Dios”.
Sucede
con el permiso de Dios y con el poder divino.
¿Y por qué Dios podría
permitir la visita de fantasmas?
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Al parecer, para llevar a cabo misiones espirituales para sí mismos o para otros.
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Al parecer, para llevar a cabo misiones espirituales para sí mismos o para otros.
CUATRO POSIBLES
INTERPRETACIONES DEL PADRE FORTEA SOBRE QUIENES SON
El
Padre Fortea considera en su libro que hay cuatro posibles interpretaciones ante esos
hechos reales y objetivos con los que se
han encontrado él y otros sacerdotes en los exorcismos.
La Primera es la más sencilla
y posiblemente la única que algunos teólogos más estrictos con el dogma mejor
tolerarían sin problemas.
Sería la de afirmar
que el demonio miente y que por tanto se hace pasar por quien quiere.
Y que
todo eso de las almas pérdidas que aún buscan la luz es falso y cuentos
fantásticos del demonio para mejor engañar.
La segunda es afirmar que se
trata de un alma humana condenada.
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Un alma condenada – dice el Padre Fortea – que no sabe que está condenada ya definitivamente, y que nunca encontrará la luz.
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Un alma condenada – dice el Padre Fortea – que no sabe que está condenada ya definitivamente, y que nunca encontrará la luz.
Es
una explicación poco probable y de pocos visos de autenticidad.
Pues no me
imagino a nadie condenado y sin saberlo.
Si
el alma o el espíritu de un difunto vaga de lado a lado, haciéndose notar al exterior con
ruidos, apariciones fantasmales y otros fenómenos de orden preternatural, es porque algo busca y espera de los vivos.
La tercera es afirmar que se
trata de un alma en el purgatorio.
San
Juan de la Cruz,
Doctor de la Iglesia, afirma en su Subida al Monte Carmelo que hay almas del purgatorio que no saben que
están en el purgatorio.
La cuarta es afirmar que
efectivamente hay almas que son verdaderamente espíritus perdidos.
Almas que pueden buscar la luz hasta el Juicio
Final y que se podrían beneficiar de
nuestras oraciones.
10 HECHOS REALES SOBRE LOS
FANTASMAS O ESPÍRITUS PERDIDOS
Expondremos
aquí lo que dice el Padre Fortea, exorcista experimentado de renombre internacional,
en sus libros: Summa Daemoniaca y Exorcística.
Los hechos son objetivos y verdaderos.
1º Los espíritus perdidos
hablan con un tipo de voz distinta a la de los demonios.
No
suelen manifestar ni la agresividad, ni la ira de los ángeles caídos.
Lo que suelen manifestar es tristeza, melancolía.
2º Si un espíritu perdido al
principio muestra ira, es la ira de un ser humano que se sintió abandonado de
Dios.
Pero conforme avanza la sesión de oración o de
exorcismo va comprendiendo que quizá la
culpa de todo la tuvo él y no Dios o aquellas personas con las que vivió.
3º Y esto es lo importante, lo
característico y específico de los espíritus perdidos: Pueden Rezar.
Quizá
al principio no lo hagan, pero finalmente sí. Y cuando rezan lo hacen sin odio.
Un
demonio sólo repite una alabanza a Dios obligado por el poder de Cristo tras muchísimas
oraciones del sacerdote y por una orden de éste en el nombre de Cristo.
Pero los
demonios siempre repiten una oración con odio.
4º El espíritu perdido puede
pedir perdón del mal cometido.
El
demonio no lo hará, ni en broma.
5º Un demonio puede hacerse
pasar por cualquiera (ángel, difunto o santo), pero si el exorcista insiste con
su poder sacerdotal en ordenarle que diga su nombre, al final lo dice.
Mientras que un espíritu perdido por más que se le insista seguirá manteniendo que fue
un ser humano.
6º Si se le dice que bese la
cruz, la puede besar sin odio.
7º El agua bendita o cualquier
otra cosa sagrada no le produce aversión.
8º No manifiesta ni gritos, ni
convulsiones. Si se le habla responde, pero nada más.
9º Los demonios suelen salir
tras un terrible alarido o fuertes convulsiones.
Los
espíritus perdidos salen de forma silenciosa. Casi siempre por la boca con una larga
expiración.
10º La mayor parte de las
almas perdidas antes de salir afirman que ven una luz y que se dirigen a ella.
Muchos,
incluso, se despiden del exorcista y los presentes diciendo: adiós, gracias,
voy hacia la luz
NO ENCUENTRAN LA LUZ
El Padre Fortea explica en su
libro cómo estas almas, que ahora no encuentran la luz, fueron malos en vida.
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Y murieron sin pedir perdón, pero sin rechazar a Dios.
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Y murieron sin pedir perdón, pero sin rechazar a Dios.
Algunas de estas almas, que ahora se encuentran
perdidas hasta el día del Juicio Final, pudieron
morir trágicamente en circunstancias violentas, como guerras, asesinatos
o atentados terroristas como los del 11-S y 11-M.
Almas
que fueron arrancadas de esta vida antes de su hora límite, almas que murieron
sin poder pedir perdón.
Pero
sin estar cerradas totalmente a la gracia de Dios, es decir, sin
haber agotado todas las gracias que Dios había dispuesto enviarles para su
conversión.
Y que ahora – por la imprudencia negligente de
un mal conductor o la malicia fanática de un comando terrorista de signo
nacionalista o islámico – están
destinadas a vagar por la tierra buscando la luz.
¿QUIÉNES SON ESTAS ALMAS?
¿Son
almas especiales del Purgatorio? ¿Son almas condenadas? ¿Son realmente almas
perdidas?
Un
alma perdida que respondía al nombre de Jaislegel, al ser
preguntada por el Padre Fortea sobre si buscaba la luz, dijo lo siguiente:
Tuve mi momento. El momento es mientras vives. No hay solución.
Pero esta misma alma, refiriéndose después a otras
almas, dijo:
Espíritus perdidos vagan
buscando un descanso, pero no lo encuentran.
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Purifican sus pecados.
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Muchos tardan muchos siglos, depende de los pecados y del estado del alma.
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Purifican sus pecados.
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Muchos tardan muchos siglos, depende de los pecados y del estado del alma.
Las culpas son nuestras.
Algunas están mejor que nosotros
Nosotros estamos aquí, no salimos de este mundo.
La
diferencia con los demonios es que no rechazamos a Dios, fuimos malos, no
pedimos perdón en su momento.
Yo
mala vida, pecado, vivía sin Dios, como si no existiera
ALMAS PERDIDAS QUE NO
ENCUENTRAN LA LUZ Y QUE INCLUSO PUEDEN HABITAR EN PERSONAS
Parece, a juzgar por lo dicho, que los exorcistas se encuentran con muchas de
estas almas perdidas que buscan.
Algunas
de ellas fueron homicidas, otras suicidas. Algunas de ellas no saben nada sobre
Jesús o incluso de Dios.
El
exorcista al decirles que pidan perdón a Dios, puede encontrarse con que ese
espíritu le pregunta “¿Quién es Dios?”.
Eso se debe a que hay muchas almas de seres humanos que nacieron en lugares o épocas que no les
permitió tener ninguna idea más que las paganas.
Hay testimonios no
exorcísticos, sino místicos que afirman que estos espíritus que vagan por la
tierra son numerosos.
Son muchas las personas de
gran vida de oración que afirman haber sentido sus presencias en cementerios,
lugares donde murieron y también en iglesias.
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Especialmente cuando las iglesias se quedan vacías, hay personas que han sentido la presencia de estos espíritus allí en el templo orando.
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Especialmente cuando las iglesias se quedan vacías, hay personas que han sentido la presencia de estos espíritus allí en el templo orando.
¿Podríamos
afirmar que estos espíritus perdidos están en realidad en un tipo especial de
Purgatorio?
Opiniones
hay para todos los gustos, pero desde luego afirmarlo sería lo más prudente y
lo más acorde con el dogma y la doctrina de siempre enseñada por la Iglesia.
UNA ADVERTENCIA FINAL
Debemos destacar que la
Iglesia siempre ha prohibido cualquier intento de buscar la comunicación con
los muertos a través de medios tales como “canalizadores”, sesiones de
espiritismo o tablas Ouija.
La razón es clara: estos intentos de “evocar a los muertos… encierra una voluntad
de poder…, así como un deseo de conciliar los poderes ocultos” (Catecismo
de la Iglesia Católica, 2116).
Los peligros abundan aquí: los demonios, conocidos tradicionalmente como “espíritus familiares”,
pueden falsificar los espíritus de los difuntos.
Pueden beneficiarse de estas prácticas ocultas para
manipular y oprimir a la gente.
En consecuencia, tenemos que
tratar con mucha precaución y discernimiento cualquier encuentro que tengamos
con fenómenos inexplicables.
Sin embargo, apariciones fantasmales genuinas, no buscadas por los vivos y permitidas
por la gracia de Dios, parecen ser extremadamente raras.
Fuentes:
- http://www.patheos.com/blogs/standingonmyhead/2013/10/do-catholics-believe-in-ghosts.html
- http://paulthigpen.com/theburden/?cat=2
- https://www.aciprensa.com/fortea/download.php?book=4&token=198.41.231.1135580646dcddf63.49401129
Foros de la
Virgen María
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