Se muere como se vive. Dios es justo y dará a cada
uno según sus obras.
Por: Alfonso Aguiló | Fuente: www.fluvium.org
—¿No es injusto que reciba el mismo premio del cielo uno que ha llevado toda una vida de esfuerzo y sacrificio, que otro que se ha convertido a última hora en el lecho de muerte?
Por: Alfonso Aguiló | Fuente: www.fluvium.org
—¿No es injusto que reciba el mismo premio del cielo uno que ha llevado toda una vida de esfuerzo y sacrificio, que otro que se ha convertido a última hora en el lecho de muerte?
La Iglesia afirma que el grado de felicidad en el cielo será distinto
según la diversidad de los méritos alcanzados por cada uno en la tierra. Y lo
mismo puede decirse sobre la desigualdad de las penas del infierno, según la
gravedad y número de males cometidos. Se muere como se vive. Dios es justo y
dará a cada uno según sus obras.
Hay gente -parece asombroso, pero es así- cuyo plan parece ser ese que
dices: convertirse en el lecho de muerte. Su idea es vivir egoístamente,
olvidados de todo y de todos, y en su estupidez imaginan que en el último
momento, rodeados de sus seres queridos, les bastará con disculparse
elegantemente por haberles amargado la vida, y pedir, acto seguido, perdón a
Dios.
Pero cuando se encuentren ante Dios, no cabrá el engaño. Toda la mentira
con que han querido condimentar su vida se desplomará en un instante. Y -como
escribe Arellano- si el camino del hombre hacia la verdad es, en un noventa por
ciento, tarea de descubrir mentiras, esas personas se darán cuenta entonces de
que en su vida esa tarea ha sido muy escasa. Y se lamentarán de haberse negado
a reflexionar sobre la evidente realidad de la muerte. "Ahora
-dicen- no tengo tiempo para esas cosas;
cuéntamelo en el lecho de muerte, y quizá te escuche." Y ahí es
donde se equivocan por completo. Cuando se cae en la mentira para evitar
incomodos, la manta bajo la que pretenden esconderse se vuelve un poco más
grande, hasta que acaba por ahogarles debajo. Cada momento en que cerramos
voluntariamente los ojos ante nuestro destino en la otra vida es un momento
desperdiciado de esta.
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