Por Abel Camasca
ROMA, 20 Oct. 15 / 04:38 pm (ACI).- Mucho se ha escrito del
poder espiritual que tiene el Santo Rosario,
pero tal vez algo poco conocido es la gracia de la indulgencia que se puede
obtener con esta devoción mariana que, según la tradición, fue dada por la
propia Madre de Dios.
San Juan Pablo II
en su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae
(Rosario de la Virgen
María, 37) señaló que “para fomentar esta proyección eclesial del Rosario, la Iglesia ha querido
enriquecerlo con santas
indulgencias para quien lo recita con
las debidas disposiciones”.
Al respecto, la Concesión 17 del Enchiridion Indulgentiarum (Manual de Indulgencias) de la
Penitenciaría Apostólica del Vaticano, indica que se concede indulgencia plenaria
al fiel que “recite devotamente el Rosario mariano en una iglesia u oratorio, o
en familia,
en una comunidad religiosa, en una reunión de fieles y en general, cuando varios se reúnen para un fin
honesto”.
Asimismo, se otorga cuando el fiel “se una devotamente a la recitación
de esa misma devoción cuando es hecha por el Sumo Pontífice y es difundida por medio de un instrumento
televisivo o radiofónico. En otras circunstancias la indulgencia será
parcial”.
Más adelante puntualiza que en cuanto a la indulgencia plenaria por el
rezo del Santo Rosario, “basta solo la recitación de una tercera parte del mismo;
pero las cinco decenas deben recitarse seguidas”.
De igual manera destaca que en el caso de la
oración vocal “debe añadirse la devota
meditación de los misterios” y que en el rezo público, “los misterios
deben enunciarse conforme a la costumbre aprobada en el lugar; pero en la
recitación privada, basta que el fiel añada a la oración vocal la meditación de los misterios”.
Como se sabe la indulgencia plenaria se puede
ganar una vez al día (excepto en peligro de muerte). Es posible obtenerla si se
hacen las debidas disposiciones que manda la Iglesia. Es decir, con confesión
sacramental, comunión eucarística y oraciones por las intenciones del Papa. Si
se desea, la indulgencia se puede ganar para un difunto.
Sobre el
objeto del Rosario
Por otro lado, el Beato Pablo VI estableció en
su Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina (Doctrina de las indulgencias,
Norma 17), que “el fiel que emplea con
devoción un objeto de piedad (crucifijo, cruz, Rosario, escapulario o medalla),
bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial”.
“Y si hubiese sido bendecido por el Sumo
Pontífice o por cualquier Obispo, el fiel, empleando devotamente dicho objeto, puede ganar también una
indulgencia plenaria en la fiesta de
los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna fórmula legítima de
profesión de fe”.
Al respecto el P. Jhon Phalen Csc, gran
propagador de la devoción del Santo Rosario en Familia, advirtió que emplear
con devoción un objeto de piedad quiere decir rezar.
“Yo digo que es como una profesión de fe llevar
una cruz o hasta el Rosario. Pero el Rosario en sí, más que la cosa concreta,
es la oración. Entonces hay que rezarlo”, aclaró el sacerdote. “De otra forma
se presta a tener demasiada fe en el objeto y no en Dios… el objeto nos ayuda a
comunicarnos, relacionarnos con Dios”, añadió.
Por lo tanto, no basta con llevar el Rosario en
el cuello, el bolsillo o el bolso para ganar la indulgencia parcial, sino que
se tiene que usar para la oración, para acercarnos más a Dios en la propia vida.
Traducción del latín de la
‘Enchiridion Indulgentiarum’ por P. Pablo Corante,
SDB.
SDB.
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