sábado, 8 de agosto de 2015

HOY EL RETO DEL AMOR ES PARARTE A PENSAR: ¿A QUIÉN ADMIRAS EN TU VIDA?


Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

YO QUIERO SER COMO TÚ

Recuerdo que, de pequeña, yo decía mucho esta expresión: "yo quiero ser como tú". Y me refería a mi padre: yo quería ser hasta fontanera, mecánica industrial; yo quería ser como era mi padre, tan aventurera como él, pues, cuando era niña, él me contaba que había sido domador de leones, y que por eso tenía cicatrices. No era verdad, pero yo, como niña, me lo creía todo. También me decía que la gran cicatriz que tenía (le habían operado de apendicitis) era de cuando había sido torero: era una cornada de un toro.

Mi padre es un hombre grande, fuerte. Cuando los niños en el cole se metían conmigo, siempre me defendía; en la tienda en la que trabajábamos, sólo verle torcer el bigote, y nadie se movía.


A la vez es gracioso, se queda con todo el mundo, tiene un don de gentes y, al final, siempre acabas siendo amigo suyo. Cuando un pobre llamaba a la puerta de casa, le decía:
-Espera, ¿eh?

Y él entraba, buscaba una bolsa de plástico, vaciaba el frutero y lo que pillaba por el frigorífico... Es súper generoso, nunca miraba nada para él mismo. Y siempre me iba a buscar a las competiciones, y volvía feliz con su hija ganando los campeonatos. Yo pasaba muchas horas con él, y siempre decía "yo quiero ser como tú".

Hoy es Nuestro Padre Santo Domingo. Ahora estaba mirando la imagen que han puesto en la iglesia y lo que me sale es decirle: "Padre, yo quiero ser como tú".

Santo Domingo fue un hombre profundamente humano y profundamente divino.
Humano hasta el extremo de, por las noches, pasar por el dormitorio, entrar en las celdas de los frailes y arroparles con las mantas; o de ir a visitar a las monjas y llevarles cucharas de palo para que comieran bien... Estas son algunas de las cosas que cuentan. Y profundamente divino, porque vivía de Cristo y esto se le salía por los poros. Por las noches tenía revelaciones del Señor y, a la mañana siguiente, juntaba a los frailes y les compartía su oración. Su confianza en el Señor fue total. Era un enamorado de Cristo. Su semblante reflejaba lo que era y vivía. Cercano, comprensivo, ecuánime...

Hoy el reto del amor es pararte a pensar: ¿A quién admiras en tu vida? ¿Quién es la persona a la que amas profundamente? Pues hoy no dejes pasar el día sin hacerle una muestra de cariño, de admiración. Como quieras: un abrazo, un beso, una flor, un café juntos, una llamada, una mirada, una oración... El Señor no quiere que vivas sola, te regala personas para vivir tu vida, para vivirla feliz. Hoy vive con esa persona desde el Amor. Que tengas un feliz día.

VIVE DE CRISTO
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