Enrico Bombieri, el mayor
matemático italiano vivo.
Parece increíble,
pero nadie conoce al matemático italiano más importante. O por lo menos, nadie
que esté fuera del mundo científico. Su nombre es Enrico Bombieri, único italiano en haber ganado la medalla Fields, que
corresponde al Nobel de los matemáticos. Enseña en la Universidad de
Princeton, en los Estados Unidos.
El óptimo Francesco Agnoli ha entrevistado recientemente al prestigioso matemático, que ha reflexionado ampliamente sobre la relación entre ciencia y metafísica, explicando: «Para mí la matemática es un modelo de la verdad, - si bien es un modelo bastante restringido por normas claras de consistencia -, que nos dice que una Verdad absoluta (con V mayúscula) debe existir aunque no podamos comprenderla».
Y añade: «Intentar justificar la existencia de Dios con la matemática me recuerda la historia que se cuenta de San Agustín cuando, paseando por la orilla del mar meditando sobre el misterio de la Trinidad, se encontró con un muchacho que recogía el agua del mar con una cucharita y la echaba con cuidado en un cubo. San Agustín le preguntó: ‘Muchacho, ¿qué haces?’ y el joven respondió: ‘Estoy contando cuánta agua hay en el mar’. ‘Pero, ¡esto es imposible!’, replicó San Agustín. Y el muchacho le respondió: ‘Entender el misterio de la Trinidad es más difícil’. La matemática, que es la ciencia de la verdad lógica, ciertamente nos ayuda a entender las cosas y es por lo tanto natural para un matemático que cree en Dios, cualquiera que sea su denominación, reconciliar el concepto de la existencia de Dios con la verdad que proviene de la matemática, aunque sea limitada».
«Para mí», sigue el profesor Bombieri, «es suficiente lo que dice Metastasio [escritor y poeta italiano y uno de los más importantes libretistas de ópera del siglo XVIII, ndt]: ‘Por donde gire la mirada, allí inmenso Dios te veo’. Mirar el universo, en nuestra pequeñez, en lo grande al límite de lo incomprensible, y también en lo abstracto de la matemática, me basta para justificar a Dios».
EL BIG BANG Y SAN AGUSTÍN
Por otra parte, añade, «el Big Bang de la astrofísica moderna no nos hace pensar sólo en la creación bíblica, sino que nos dice también que el tiempo ha sido creado junto al universo, un concepto que se remonta a la metafísica de San Agustín. La matemática es esencial para dar consistencia a todo esto, pero sola no es suficiente para decir que esta visión del origen del universo estrellado de Kant sea exacta al cien por cien».
El célebre matemático ha querido también recordar a su maestro, el gran matemático Ennio De Giorgi: «Algunos pobres que De Giorgi intentaba ayudar con asiduidad habían aprendido sus horarios y cuando él llegaba a piazza dei Cavalieri, a los pies de la escalinata que lleva a la entrada de la Escuela Normal [de Pisa, ndt], ellos ya estaban allí. Él siempre llevaba algo para darles, sin hacer que se sintieran incómodos, sin tener jamás un gesto de impaciencia y menos aún de fastidio. A mí me asombraba ver estos impulsos de generosidad y me parecía de verdad que la bondad de Dios se manifestaba en él de manera sublime».
UN DIOS CONCRETO, CON AMOR
«Pascal y De Giorgi», sigue diciendo Bombieri, «habían entendido que Dios no es sólo un Dios platónico, abstracto, geométrico, aritmético o sencillamente creador de un universo abandonado a sí mismo. Ellos tenían la visión de un Dios que es más difícil de entender, un Dios que está hecho no sólo de potencia, sino también de amor infinito. Sólo así es posible, con humildad, aceptar el concepto cristiano de la Redención».
La entrevista es en su conjunto de una gran belleza y vale la pena leerla [aquí en italiano en PDF]. Es interesante, por ejemplo, el comentario del profesor Bombieri a los versos de Dante, poeta que él ama mucho («Dante es un conocedor profundo del alma humana y nos presenta cómo el mundo de la naturaleza, el mundo de las fuerzas que guían la vida humana y el mundo transcendente que pertenece a Dios están entrelazados entre ellos», ha dicho), así como la reflexión que hace sobre el bien y el mal y su existencia en el mundo matemático.
Hay también espacio para un comentario al discurso de Benedicto XVI de abril de 2006 sobre la matemática. Bombieri dice: «La consistencia matemática de nuestro universo es ciertamente una razón para ver al Dios creador del universo, como bien lo expresó el Papa Benedicto XVI en su discurso. Sin embargo, hay algo más. La matemática abstracta, en cuanto coherente ciencia de la verdad lógica, nos refuerza en la certeza de la verdad absoluta que es Dios. Dios es Creador, Amor infinito y Verdad infinita».
El pequeño divulgador científico creado por el mundo mediático, Piergiorgio Odifreddi, [Benedicto XVI se molestó en escribirle 11 páginas de explicaciones, nota de ReL] se lamentaba en su libro “Perché Dio non esiste” (Aliberti 2010) escribiendo: «Carlo Rubbia me parece que es católico. Enrico Bombieri, medalla Fields, es católico y va a misa» (p. 122).
La profundidad de las reflexiones del ganador italiano de la medalla Fields, que se puede apreciar en esta entrevista, es ciertamente el motivo por el cual el frívolo mundo mediático prefiere desgraciadamente dar espacio sólo a pseudo-intelectuales, armados con textos superficiales y provocaciones banales. Esta entrevista ha sido una muy apreciada excepción.
(Traducción del italiano de Uccronline por Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
El óptimo Francesco Agnoli ha entrevistado recientemente al prestigioso matemático, que ha reflexionado ampliamente sobre la relación entre ciencia y metafísica, explicando: «Para mí la matemática es un modelo de la verdad, - si bien es un modelo bastante restringido por normas claras de consistencia -, que nos dice que una Verdad absoluta (con V mayúscula) debe existir aunque no podamos comprenderla».
Y añade: «Intentar justificar la existencia de Dios con la matemática me recuerda la historia que se cuenta de San Agustín cuando, paseando por la orilla del mar meditando sobre el misterio de la Trinidad, se encontró con un muchacho que recogía el agua del mar con una cucharita y la echaba con cuidado en un cubo. San Agustín le preguntó: ‘Muchacho, ¿qué haces?’ y el joven respondió: ‘Estoy contando cuánta agua hay en el mar’. ‘Pero, ¡esto es imposible!’, replicó San Agustín. Y el muchacho le respondió: ‘Entender el misterio de la Trinidad es más difícil’. La matemática, que es la ciencia de la verdad lógica, ciertamente nos ayuda a entender las cosas y es por lo tanto natural para un matemático que cree en Dios, cualquiera que sea su denominación, reconciliar el concepto de la existencia de Dios con la verdad que proviene de la matemática, aunque sea limitada».
«Para mí», sigue el profesor Bombieri, «es suficiente lo que dice Metastasio [escritor y poeta italiano y uno de los más importantes libretistas de ópera del siglo XVIII, ndt]: ‘Por donde gire la mirada, allí inmenso Dios te veo’. Mirar el universo, en nuestra pequeñez, en lo grande al límite de lo incomprensible, y también en lo abstracto de la matemática, me basta para justificar a Dios».
EL BIG BANG Y SAN AGUSTÍN
Por otra parte, añade, «el Big Bang de la astrofísica moderna no nos hace pensar sólo en la creación bíblica, sino que nos dice también que el tiempo ha sido creado junto al universo, un concepto que se remonta a la metafísica de San Agustín. La matemática es esencial para dar consistencia a todo esto, pero sola no es suficiente para decir que esta visión del origen del universo estrellado de Kant sea exacta al cien por cien».
El célebre matemático ha querido también recordar a su maestro, el gran matemático Ennio De Giorgi: «Algunos pobres que De Giorgi intentaba ayudar con asiduidad habían aprendido sus horarios y cuando él llegaba a piazza dei Cavalieri, a los pies de la escalinata que lleva a la entrada de la Escuela Normal [de Pisa, ndt], ellos ya estaban allí. Él siempre llevaba algo para darles, sin hacer que se sintieran incómodos, sin tener jamás un gesto de impaciencia y menos aún de fastidio. A mí me asombraba ver estos impulsos de generosidad y me parecía de verdad que la bondad de Dios se manifestaba en él de manera sublime».
UN DIOS CONCRETO, CON AMOR
«Pascal y De Giorgi», sigue diciendo Bombieri, «habían entendido que Dios no es sólo un Dios platónico, abstracto, geométrico, aritmético o sencillamente creador de un universo abandonado a sí mismo. Ellos tenían la visión de un Dios que es más difícil de entender, un Dios que está hecho no sólo de potencia, sino también de amor infinito. Sólo así es posible, con humildad, aceptar el concepto cristiano de la Redención».
La entrevista es en su conjunto de una gran belleza y vale la pena leerla [aquí en italiano en PDF]. Es interesante, por ejemplo, el comentario del profesor Bombieri a los versos de Dante, poeta que él ama mucho («Dante es un conocedor profundo del alma humana y nos presenta cómo el mundo de la naturaleza, el mundo de las fuerzas que guían la vida humana y el mundo transcendente que pertenece a Dios están entrelazados entre ellos», ha dicho), así como la reflexión que hace sobre el bien y el mal y su existencia en el mundo matemático.
Hay también espacio para un comentario al discurso de Benedicto XVI de abril de 2006 sobre la matemática. Bombieri dice: «La consistencia matemática de nuestro universo es ciertamente una razón para ver al Dios creador del universo, como bien lo expresó el Papa Benedicto XVI en su discurso. Sin embargo, hay algo más. La matemática abstracta, en cuanto coherente ciencia de la verdad lógica, nos refuerza en la certeza de la verdad absoluta que es Dios. Dios es Creador, Amor infinito y Verdad infinita».
El pequeño divulgador científico creado por el mundo mediático, Piergiorgio Odifreddi, [Benedicto XVI se molestó en escribirle 11 páginas de explicaciones, nota de ReL] se lamentaba en su libro “Perché Dio non esiste” (Aliberti 2010) escribiendo: «Carlo Rubbia me parece que es católico. Enrico Bombieri, medalla Fields, es católico y va a misa» (p. 122).
La profundidad de las reflexiones del ganador italiano de la medalla Fields, que se puede apreciar en esta entrevista, es ciertamente el motivo por el cual el frívolo mundo mediático prefiere desgraciadamente dar espacio sólo a pseudo-intelectuales, armados con textos superficiales y provocaciones banales. Esta entrevista ha sido una muy apreciada excepción.
(Traducción del italiano de Uccronline por Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
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