Pero a veces no comprendo por qué tardas, porque estoy pidiendo cosas
buenas.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Te pido, Señor, que termine esta crisis, que mejore la salud de un pariente, que un amigo deje de emborracharse, que lleguen a tiempo las lluvias para la nueva cosecha, que inicie la paz en tantos lugares que sufren por la guerra.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Te pido, Señor, que termine esta crisis, que mejore la salud de un pariente, que un amigo deje de emborracharse, que lleguen a tiempo las lluvias para la nueva cosecha, que inicie la paz en tantos lugares que sufren por la guerra.
Te pido tantas cosas, para mis seres queridos y para quienes viven
lejos. Te pido también para mi propia vida: paz, fortaleza, perdón, esperanza.
Pero a veces no comprendo por qué tardas, por qué no llega tu respuesta.
Quisiera que tocases, que sanases, que limpiases, que concedieses eso que tanto
necesitamos. Porque, espero no equivocarme, estoy pidiendo cosas buenas.
Tú, sin embargo, tienes un modo de actuar que me supera. Si no llega la
lluvia, si la enfermedad avanza, si la muerte arrebata a un padre de familia,
lloraré, pero aceptaré humildemente tu voluntad.
También Tu Hijo, oh Padre, te pidió que apartases ese cáliz. Luego,
llegó la hora de las burlas, de los azotes, de la condena, del Calvario. ¿Por
qué? Solo lo sabremos en la mañana de Pascua.
Por eso ahora respeto, Dios mío, lo que Tú decidas. Un día comprenderé
por qué esperaste, por qué permitiste una guerra injusta, por qué no bajaste a
curar a aquel enfermo.
Seguiré rezando: Tú mismo nos has dicho que pidamos. Y seguiré
esperando: sé que todo lo que ocurre es para nuestro bien, aunque ahora no
entienda casi nada.
Como me enseña María, la Virgen humilde, y como rezamos en el Padre
nuestro, acepto. “Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo...”
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