jueves, 3 de abril de 2014

¿REALMENTE TENEMOS CONTROL DE NUESTRA LIBERTAD?


La libertad es el poder que Dios da al hombre, el derecho y la capacidad de las personas para decidir en base a nuestros deseos pero tomando en cuenta ciertos límites y reglas definidas. La libertad implica también el elegir entre el bien y el mal. La elección del mal es un abuso de la libertad, que conduce al pecado. Actuar así es abusar de la libertad y a eso se le llama “libertinaje”.

Nuestra Libertad termina cuando empieza el derecho del otro. En la actualidad se puede llegar a tener un mal uso de la libertad.

¿PODEMOS DECIDIR POR LOS DEMÁS?

Hace unos días leí un artículo de Alfredo Contran donde Lucía Vetruse, una religiosa violada por milicianos serbios durante la guerra en la antigua Yugoslavia, da su testimonio de la terrible experiencia que había vivido por culpa del mal uso de la libertad.

Ella menciona, “Me encuentro ahora en una angustiosa oscuridad interior. Ellos han destruido mi proyecto de vida que yo consideraba definitivo y me han trazado de improviso otro nuevo, que aún no acierto a describir.” La experiencia atroz que esta mujer ha experimentado es el claro ejemplo de este abuso de la libertad. Por decirlo en otras palabras: Hacer lo que se me pegue la gana. Actuar sin pensar en los demás, solo buscando mis propios deseos y beneficios.

Y como para toda acción, hay una reacción. Todo mal uso de nuestro derecho cuenta con terribles consecuencias; consecuencias que afectan la vida de otros, y la vida de los demás que no está en nuestras manos. No podemos decidir que va a pasar en la vida de otra persona, ni tampoco como va a suceder. Únicamente tenemos el derecho de actuar con libertad haciendo efecto en nuestra vida propia. Si llegamos a afectar la vida de los demás, siempre tiene que ser hacia un bien. Un buen uso de la libertad es influenciando en la vida de los demás pero siempre para ayudarlos, de manera positiva.

Las terribles consecuencias de las que hablaba anteriormente son muy comunes; y un claro ejemplo de estas es: el aborto.

La religiosa Lucía no tenía en sus planes tener un hijo; ella pudo haber tomado la decisión de matar a aquel individuo que no fue fruto del amor. Pero en lugar de eso, se acercó y se encomendó a Dios para que la ayudara a tomar la mejor decisión. Ella dijo: “Lo he decidido ya: si soy madre, el niño será mío. Le podría confiar a otras personas, pero él tiene derecho a mi amor de madre, aunque no haya sido deseado ni querido.”

Como ella misma lo dijo, por más que la persona no haya sido deseada tiene los mismos derechos que cualquier otra. La ciencia ha demostrado que en el momento en el que el óvulo es fecundado se crea una vida, un individuo. El artículo 14° de nuestra Constitución Mexicana dice que todos LOS INDIVIDUOS tienen derecho a la vida. Al ser un individuo ya cuenta con todos los derechos que hay dentro de la Constitución por lo que el hombre no tiene la libertad de quitarle un derecho muy importante: El de la vida. No porque sea vulnerable y dependiente a la madre quiere decir que no tenga derechos.

Desgraciadamente a partir de los últimos años la ley en todo el mundo ha querido legalizar el aborto como solución a los embarazos no deseados. La OMS define el aborto como la “Interrupción del embarazo cuando el feto todavía no es viable fuera del vientre materno” En otras palabras: “matar”

Todos los hombres debemos actuar con libertad pero teniendo responsabilidad en nuestros actos. Mientras más libertad, más responsabilidad. Tenemos que tener responsabilidad en nuestra toma de decisiones. Una buena manera de hacerlo es pensando en las consecuencias de mis actos y la razón por la que tome esa decisión. El aborto se puede evitar teniendo una buena toma de decisiones, es decir usando nuestra libertad de manera responsable. El sexo es un tema que hoy en día pierde su verdadero objetivo o significado. Éste fue creado por Dios para procrearnos. Si las intenciones de una pareja no son formar una familia, entonces no hay razón para hacer algo que pueda tener como consecuencia un embarazo no deseado. Ahí es cuando se tiene un mal uso de la libertad y como consecuencia se toman malas decisiones que conllevan a terribles consecuencias. ¿Por qué jalarle la cola al perro si no quieres que te muerda? Si nosotros ya sabemos las consecuencias nos podemos ahorrar situaciones difíciles pensando bien en qué decisiones tomamos, y teniendo conciencia de las repercusiones que puede tener en nuestra vida y en la de los demás. Porque lo que nosotros hacemos no solo nos afecta personalmente, sino a toda la gente que nos rodea y principalmente a la que queremos y nos quiere.

“La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino lo que se debe”- Ramón de Campoamor.

Guadalupe Lozano

“A mis 16 años la pluma se convirtió en mi mejor amiga. La fotografía es mi hobbie y la risa mi mejor ejercicio. Sueño estudiar literatura y prepararme para convertirme en una gran escritora a nivel internacional. Primero deberé publicar mi primera novela. Espero ayudar a todas las personas a las que sea posible a través de mis escritos. Quiero dejar una huella permanente en los corazones de cada una de las personas que lleguen a leer lo que tengo preparado para ellos.”

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