Enamorados hasta el último
momento.
Cuando
Helen Felumlee murió a los 92 años el Sábado Santo por la mañana, su familia ya
sabía que su marido Kenneth de 91 años no tardaría mucho en seguirla. Y así
fue. El hombre murió 15 horas y media
después, en Domingo de Pascua, siguiendo a su esposa por 70 años. No podían
estar separados.
Hace dos años y medio, Kenneth sufrió la amputación de una pierna por problemas de circulación. Helen se dedicó a cuidarle en cuerpo y alma y se aseguró de que tenía todo lo que pudiera necesitar... hasta tres semanas de su muerte, cuando se debilitó tanto que no podía cuidar de él.
«Estaba tan débil que no podía hacerlo pero aún empujaba de su silla de ruedas y le rellenaba el vaso de agua», señala su hija Linda Cody al periódico local ZanesvilleTimesRecorder.com
Cuando la salud de Kenneth empezó a fallar, Helen empezó a usar el sofá a su lado ya que, según sus familiares, la pareja no había dormido separada en 70 años y recuerdan cuando, hace años, realizaron un viaje en ferry y había literas y prefirieron dormir en la cama de abajo juntos antes que hacerlo separados, aunque sólo fuera una noche.
Tras la muerte de su esposa, Kenneth estaba listo para unirse a ella asegura la familia. «Ella se mantenía fuerte por papá y él se mantenía fuerte por ella», afirma su hija, «eso es lo que les mantuvo con vida».
La historia de amor de Helen y Kenneth empezó cuando tan sólo tenían 18 y 19 años y la ex novia de Kenneth y amiga de Helen, les presentó. Inmediatamente se enamoraron y fueron novios durante tres años antes de convertirse en marido y mujer.
Un día, mintiendo a sus padres y diciéndoles que iban a visitar al antiguo entrenador de baloncesto de Kenneth, se dirigieron al juzgado de Kentucky con tan sólo cinco dólares en el bolsillo. La pareja se convirtió en matrimonio mientras el mundo se debatía en la Segunda Guerra Mundial, el 20 de febrero de 1944, dos días antes de que Kenneth tuviera la edad legal para poder contraer matrimonio. «No podía esperar más», revela su hijo Jim Felumlee.
La familia creció rápidamente hasta llegar a los ocho hijos. Cuidar de una familia tan grande no fue tarea fácil pero la pareja estaba decidida a que funcionara y trabajaron duro para conseguirlo, así como ayudar en la comunidad.
Eran cristianos metodistas, y los dos enseñaban a los niños los domingos en la escuela dominical de su iglesia.
Además, ella era conocida por su "ministerio de tarjetas de felicitación": sabía quien cumplía años en la comunidad y les enviaba postales felicitando aniversarios, pascuas, navidades... También era conocida por cocinar no sólo para sus 8 hijos sino también para la gente necesitada de la zona.
Se mantuvieron completamente enamorados hasta el final. Incluso en sus últimos días, Helen y Kenneth desayunaban juntos agarrados de la mano.
Doce horas después de que muriera Helen, Kenneth miró a su hijos y les dijo «Mamá ha muerto», entonces empezó a apagarse. Rodeado de 24 de sus familiares y amigos más cercanos murió el domingo por la mañana.
Hace dos años y medio, Kenneth sufrió la amputación de una pierna por problemas de circulación. Helen se dedicó a cuidarle en cuerpo y alma y se aseguró de que tenía todo lo que pudiera necesitar... hasta tres semanas de su muerte, cuando se debilitó tanto que no podía cuidar de él.
«Estaba tan débil que no podía hacerlo pero aún empujaba de su silla de ruedas y le rellenaba el vaso de agua», señala su hija Linda Cody al periódico local ZanesvilleTimesRecorder.com
Cuando la salud de Kenneth empezó a fallar, Helen empezó a usar el sofá a su lado ya que, según sus familiares, la pareja no había dormido separada en 70 años y recuerdan cuando, hace años, realizaron un viaje en ferry y había literas y prefirieron dormir en la cama de abajo juntos antes que hacerlo separados, aunque sólo fuera una noche.
Tras la muerte de su esposa, Kenneth estaba listo para unirse a ella asegura la familia. «Ella se mantenía fuerte por papá y él se mantenía fuerte por ella», afirma su hija, «eso es lo que les mantuvo con vida».
La historia de amor de Helen y Kenneth empezó cuando tan sólo tenían 18 y 19 años y la ex novia de Kenneth y amiga de Helen, les presentó. Inmediatamente se enamoraron y fueron novios durante tres años antes de convertirse en marido y mujer.
Un día, mintiendo a sus padres y diciéndoles que iban a visitar al antiguo entrenador de baloncesto de Kenneth, se dirigieron al juzgado de Kentucky con tan sólo cinco dólares en el bolsillo. La pareja se convirtió en matrimonio mientras el mundo se debatía en la Segunda Guerra Mundial, el 20 de febrero de 1944, dos días antes de que Kenneth tuviera la edad legal para poder contraer matrimonio. «No podía esperar más», revela su hijo Jim Felumlee.
La familia creció rápidamente hasta llegar a los ocho hijos. Cuidar de una familia tan grande no fue tarea fácil pero la pareja estaba decidida a que funcionara y trabajaron duro para conseguirlo, así como ayudar en la comunidad.
Eran cristianos metodistas, y los dos enseñaban a los niños los domingos en la escuela dominical de su iglesia.
Además, ella era conocida por su "ministerio de tarjetas de felicitación": sabía quien cumplía años en la comunidad y les enviaba postales felicitando aniversarios, pascuas, navidades... También era conocida por cocinar no sólo para sus 8 hijos sino también para la gente necesitada de la zona.
Se mantuvieron completamente enamorados hasta el final. Incluso en sus últimos días, Helen y Kenneth desayunaban juntos agarrados de la mano.
Doce horas después de que muriera Helen, Kenneth miró a su hijos y les dijo «Mamá ha muerto», entonces empezó a apagarse. Rodeado de 24 de sus familiares y amigos más cercanos murió el domingo por la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario