Don Julio de la Vega-Hazas.
En el
portal Aleteia
que ha fundado y dirige el español Jesús Colina, da respuesta a la pregunta de
un lector sobre las presuntas
conexiones masónicas de los rotarios.
El sacerdote Julio de la Vega-Hazas, miembro del Opus Dei, doctor en Teología y licenciado en Derecho, es el encargado a responder a esta delicada respuesta.
Don Julio de la Vega-Hazas es además miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), y autor, entre otros, de los libros El complejo mundo de las sectas (Grafite, Bilbao, 2000) y El mensaje social cristiano (Eunsa, Pamplona, 2007).
Esta es la respuesta del sacerdote Vega-Hazas:
«Siempre se ha discutido sobre la hipotética vinculación entre el Rotary Club y la masonería. La consulta pregunta si hay “conexiones”, pero este término resulta un tanto ambiguo, pues basta que haya una persona que pertenezca a las dos instituciones para que pueda hablarse de conexión.
»Ciertamente, en el nacimiento del Rotary Club, en los Estados Unidos, había masones. Y no es de extrañar, pues una sociedad bastante selecta con un fin social consistente en una filantropía un tanto vaga tenía que resultar atractiva para los masones, que en teoría al menos comparten ese ideal. Siempre ha habido un número significativo de masones entre los rotarios, pero el Rotary Club no es ni ha sido nunca masón.
ROTARY, ¿CANTERA DE NUEVOS MASONES?
»Se ha repetido mucho que el Rotary Club ha sido creado por la masonería para servirle de campo de reclutamiento. Lo primero no es cierto; lo segundo –que lo utilicen los masones como un terreno para establecer contactos y ganar adhesiones- es en cierto modo inevitable, pero eso no quiere decir que el Club como tal tenga esa finalidad ni que se lo proponga o lo sostenga. Son las circunstancias mismas las que lo propician.
»Para un católico, la pertenencia al Rotary Club no presenta reparos. Basta leer el discurso que dedicó Juan Pablo II el 14 de junio de1979 a los integrantes del Rotary International que acudieron a visitarle para darse cuenta de ello.
»¿Y en la práctica? ¿Funcionan de modo parecido o no? Yo diría que depende del lugar; o sea, de quién dirija el Rotary Club local. Si se trata de un masón, lógicamente tenderá a comportarse como tal. Si no lo es, probablemente se comporte de otra forma.
»Así, podemos encontrar, en un extremo, clubs rotarios en los que el tono es más bien hostil hacia la Iglesia; y, en el otro extremo, clubs rotarios que han contribuido a financiar la restauración de templos católicos (algo que un masón difícilmente haría)».
El sacerdote Julio de la Vega-Hazas, miembro del Opus Dei, doctor en Teología y licenciado en Derecho, es el encargado a responder a esta delicada respuesta.
Don Julio de la Vega-Hazas es además miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), y autor, entre otros, de los libros El complejo mundo de las sectas (Grafite, Bilbao, 2000) y El mensaje social cristiano (Eunsa, Pamplona, 2007).
Esta es la respuesta del sacerdote Vega-Hazas:
«Siempre se ha discutido sobre la hipotética vinculación entre el Rotary Club y la masonería. La consulta pregunta si hay “conexiones”, pero este término resulta un tanto ambiguo, pues basta que haya una persona que pertenezca a las dos instituciones para que pueda hablarse de conexión.
»Ciertamente, en el nacimiento del Rotary Club, en los Estados Unidos, había masones. Y no es de extrañar, pues una sociedad bastante selecta con un fin social consistente en una filantropía un tanto vaga tenía que resultar atractiva para los masones, que en teoría al menos comparten ese ideal. Siempre ha habido un número significativo de masones entre los rotarios, pero el Rotary Club no es ni ha sido nunca masón.
ROTARY, ¿CANTERA DE NUEVOS MASONES?
»Se ha repetido mucho que el Rotary Club ha sido creado por la masonería para servirle de campo de reclutamiento. Lo primero no es cierto; lo segundo –que lo utilicen los masones como un terreno para establecer contactos y ganar adhesiones- es en cierto modo inevitable, pero eso no quiere decir que el Club como tal tenga esa finalidad ni que se lo proponga o lo sostenga. Son las circunstancias mismas las que lo propician.
»Para un católico, la pertenencia al Rotary Club no presenta reparos. Basta leer el discurso que dedicó Juan Pablo II el 14 de junio de1979 a los integrantes del Rotary International que acudieron a visitarle para darse cuenta de ello.
»¿Y en la práctica? ¿Funcionan de modo parecido o no? Yo diría que depende del lugar; o sea, de quién dirija el Rotary Club local. Si se trata de un masón, lógicamente tenderá a comportarse como tal. Si no lo es, probablemente se comporte de otra forma.
»Así, podemos encontrar, en un extremo, clubs rotarios en los que el tono es más bien hostil hacia la Iglesia; y, en el otro extremo, clubs rotarios que han contribuido a financiar la restauración de templos católicos (algo que un masón difícilmente haría)».
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