El Santo Padre ha recibido esta
mañana al Movimiento por la Vida italiano. En las palabras que les ha dirigido,
Francisco ha afirmado que la vida humana es sagrada e inviolable y que los
derechos civiles se basan en el reconocimiento derecho fundamental de la vida,
“que no está subordinado a ninguna condición, ni cualitativa ni económica ni
ideológica”.
Asimismo el Papa ha recordado que
es necesario confirmar la más firme oposición de cualquier atentado a la vida,
especialmente inocente e indefensa; señalando que el feto en el seno materno es
el inocente por antonomasia.
Finalmente ha indicado que el
cristiano debe proteger la vida con valentía y amor en todas sus fases. Antes
de comenzar el discursos, Francisco ha pedido a las madres presentes que si los
niños comenzaban a llorar por hambre, no dudaran en darles de comer.
El Movimiento por la Vida es una
asociación italiana que en su estatuto propone "promover y defender el
derecho a la vida y a la dignidad de cada hombre, desde la concepción hasta la
muerte natural, favoreciendo una cultura de la acogida en lo relacionado con
los más débiles e indefensos y, antes de todos, el niño concebido aún no
nacido". El actual presidente es Carlo Casini, uno de los fundadores de Ciencia
y Vida.
Publicamos a continuación el discurso que el Papa
ha pronunciado durante el encuentro
Queridos hermanos y hermanas, doy
mi cordial bienvenida a cada uno de vosotros. Saludo al honorable Carlo Casini
y le doy gracias por sus palabras, pero sobre todo le expreso reconocimiento
por todo el trabajo que ha hecho en tantos años del movimiento por la vida.
Saludo a los presidente de los Centros de Ayuda a la Vida y los responsables de
varios servicios, en particular del “Proyecto Gemma”, que en estos 20 años ha
permitido, a través de una forma particular de solidaridad concreta, el
nacimiento de tantos niños que de otra forma no habrían visto la luz. ¡Gracias
por el testimonio que dais promoviendo y defendiendo la vida humana desde su
concepción!
La vida humana es sagrada e
inviolable. Todo derecho civil se basa en el reconocimiento del primer y
fundamental derecho, el de la vida, que no está subordinado a ninguna
condición, ni cualitativa ni económica ni ideológica. “Así como el mandamiento
de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana,
hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa
economía mata.... Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de
consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del
«descarte» que, además, se promueve”. (Esort. ap. Evangelii gaudium, 53). Y así
es descartada también la vida.
Uno de los riesgos más graves a
los cuáles se expone esta nuestra época, es el divorcio entre economía y moral,
entre las posibilidades ofrecidas por un mercado provisto de toda novedad
tecnología y las normas éticas elementares de la naturaleza humana, cada vez
más descuidada. Es necesario por tanto confirmar la más firme oposición de
cualquier atentado a la vida, especialmente inocente e indefensa, y el feto en
el seno materno es el inocente por antonomasia. Recordamos las palabras del
Concilio Vaticano II: “la vida desde su concepción ha de ser salvaguardada con
el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables” (Cost.
Gaudium et spes, 51).
A quien es cristiano compete
siempre este testimonio evangélico: proteger la vida con valentía y amor en
todas sus fases. Os animo a hacerlo siempre con el estilo de la cercanía, de la
proximidad: que cada mujer se sienta considerada como persona, escuchada,
acogida, acompañada.
Queridos hermanos y hermanas, el
Señor apoye la acción desarrolláis como Centros de Ayuda a la Vida y como
Movimiento por la Vida, en particular el proyecto “Uno de nosotros”. Os confío
a la intercesión de la Virgen Madre María y de corazón os bendigo a vosotros y
a vuestras familias. ¡Recordad también rezar por mí!
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