El
Tribunal Superior de Lahore (Pakistán) ha anunciado que la sentencia de Asia
Bibi se ha aplazado "hasta una fecha por definir".
La táctica de los aplazamientos continuos (se trata del cuarto en dos meses) es "una lesión de las prerrogativas de la Justicia para un ciudadano paquistaní, como lo es Asia", ha denunciado el abogado de esta madre de familia católica, Naeem Shakir.
En declaraciones a la Agencia Fides, Shakir ha explicado que después de la transferencia de uno de los jueces, el caso de esta mujer había pasado a otro colegio, luego a un tercero. El hecho es que "todo el corpus de los procesos que era prerrogativa del primer colegio de jueces está ahora en manos de nuevos jueces, y todas las audiencias han sido ya fijadas, a excepción del proceso de Asia Bibi".
"Estamos decepcionados y frustrados. Es un procedimiento para nada correcto y no es transparente. No hay ninguna razón plausible del por qué sólo el proceso de Asia Bibi no tiene fecha en el calendario. Se trata de un aplazamiento injustificado. Pediré una reunión con el Presidente del Tribunal Superior para que nos dé una aclaración. Si no nos satisface, vamos a escribir una carta al Consejo del Colegio de Abogados", ha reconocido el letrado.
Asia Bibi fue condenada a muerte por una supuesta blasfemia el 8 de noviembre de 2010 por el tribunal de primera instancia. La apelación se presentó ante el Tribunal Superior de Lahore el 11 de noviembre de 2010. Pero, por razones de oportunidad, de contexto, de presiones políticas y religiosas, sólo ahora, cuatro años más tarde, ha sido tomada en consideración por el Tribunal. Tras este nuevo aplazamiento del proceso, se avecinan para ella varios meses más tras las rejas, en la cárcel de mujeres en Multan.
En Pakistán, donde el 97 por ciento de la población es musulmana, existe una severa Ley de Blasfemia, que contempla la pena de muerte, y que ampara el azote a la minoría cristiana, unos 4 millones de fieles, en su mayoría católicos, lo que apenas supera el 2 por ciento de la población paquistaní- con acusaciones infundadas que alimentan los fundamentalistas islámicos.
A pesar de que diversas personalidades han denunciado el uso injusto con que se aplica la norma, la realidad es que quienes han intentado abolirla o reformarla han sufrido la violencia del extremismo musulmán. Así ocurrió en 2011 con el ministro federal para las minorías religiosas en Pakistán, el católico Shahbaz Bhatti, quien fue asesinado a tiros.
La táctica de los aplazamientos continuos (se trata del cuarto en dos meses) es "una lesión de las prerrogativas de la Justicia para un ciudadano paquistaní, como lo es Asia", ha denunciado el abogado de esta madre de familia católica, Naeem Shakir.
En declaraciones a la Agencia Fides, Shakir ha explicado que después de la transferencia de uno de los jueces, el caso de esta mujer había pasado a otro colegio, luego a un tercero. El hecho es que "todo el corpus de los procesos que era prerrogativa del primer colegio de jueces está ahora en manos de nuevos jueces, y todas las audiencias han sido ya fijadas, a excepción del proceso de Asia Bibi".
"Estamos decepcionados y frustrados. Es un procedimiento para nada correcto y no es transparente. No hay ninguna razón plausible del por qué sólo el proceso de Asia Bibi no tiene fecha en el calendario. Se trata de un aplazamiento injustificado. Pediré una reunión con el Presidente del Tribunal Superior para que nos dé una aclaración. Si no nos satisface, vamos a escribir una carta al Consejo del Colegio de Abogados", ha reconocido el letrado.
Asia Bibi fue condenada a muerte por una supuesta blasfemia el 8 de noviembre de 2010 por el tribunal de primera instancia. La apelación se presentó ante el Tribunal Superior de Lahore el 11 de noviembre de 2010. Pero, por razones de oportunidad, de contexto, de presiones políticas y religiosas, sólo ahora, cuatro años más tarde, ha sido tomada en consideración por el Tribunal. Tras este nuevo aplazamiento del proceso, se avecinan para ella varios meses más tras las rejas, en la cárcel de mujeres en Multan.
En Pakistán, donde el 97 por ciento de la población es musulmana, existe una severa Ley de Blasfemia, que contempla la pena de muerte, y que ampara el azote a la minoría cristiana, unos 4 millones de fieles, en su mayoría católicos, lo que apenas supera el 2 por ciento de la población paquistaní- con acusaciones infundadas que alimentan los fundamentalistas islámicos.
A pesar de que diversas personalidades han denunciado el uso injusto con que se aplica la norma, la realidad es que quienes han intentado abolirla o reformarla han sufrido la violencia del extremismo musulmán. Así ocurrió en 2011 con el ministro federal para las minorías religiosas en Pakistán, el católico Shahbaz Bhatti, quien fue asesinado a tiros.
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