viernes, 11 de abril de 2014

EL CORAZÓN Y LA MENTE CERRADOS NO DEJAN SITIO A DIOS


EL PAPA EN STA. MARTA: EL CORAZÓN Y LA MENTE CERRADOS NO DEJAN SITIO A DIOS

También hoy existe la dictadura del pensamiento único que mata la libertad de los pueblos, la libertad de la gente, la libertad de las conciencias: es necesario “vigilar y rezar”. Esta es la idea sobre la que el Santo Padre ha reflexionado esta mañana en la homilía de Santa Marta.

Dios promete a Abraham que se convertirá en padre de una multitud de naciones, pero él y su descendencia deberán observar la alianza con el Señor. La homilía de papa Francisco ha tomado como referencia la primera lectura del día para explicar el cierre de los fariseos al mensaje de Jesús: su error –-revela el Papa-- fue el de “eliminar los mandamientos del corazón de Dios”. Pensaban que todo se resolvía en el observar los mandamientos, pero estos –ha subrayado el Santo Padre- “ no son una ley fría”, porque nacen de una relación de amor y son 'indicaciones' que nos ayudan a no equivocarnos en nuestro camino para encontrar a Jesús. Así, los fariseos cierran el corazón y la mente “a cualquier novedad”, no entienden “el camino de la esperanza”. De este modo, Francisco ha indicado que es “el drama del corazón cerrado, el drama de la mente cerrada y cuando el corazón está cerrado, este corazón cierra la mente, y cuando corazón y mente están cerrados no hay sitio para Dios”, sino solamente para lo que nosotros creemos que se debe hacer. Sin embargo, ha proseguido, “los mandamientos llevan una promesa y los profetas despiertan esta promesa”. Los que tienen corazón y mente cerrados no consiguen acoger el “mensaje de novedad” llevado por Jesús, que “es el que había sido prometido por la fidelidad de Dios y de los profetas. Pero ellos no entienden”.

Y de este modo lo ha explicado el Santo Padre: “es un pensamiento cerrado que no está abierto al diálogo, a la posibilidad que haya otra cosa, a la posibilidad que Dios nos hable, nos diga cómo es su camino, como ha hecho con los profetas. Esta gente no había escuchado a los profetas y no escuchaba a Jesús. Es algo más que una simple terquedad. No, es más: es la idolatría del propio pensamiento. ‘Yo pienso así, esto debe ser así y nada más’. Esta gente tenía un único pensamiento y quería imponer este pensamiento al pueblo de Dios, por eso Jesús les reprende: ‘Vosotros cargáis sobre las espaldas del pueblo tantos mandamientos y vosotros no los tocáis con un dedo”.

Así, Francisco ha explicado que Jesús reprende su incoherencia. “La teología de este gente se hace esclava de este esquema, de este esquema de pensamiento, el pensamiento único”, ha indicado.

A continuación, el Papa ha afirmado que “no hay posibilidad de diálogo, no hay posibilidad de abrirse a las novedades que Dios lleva con los profetas. Han asesinado a los profetas, esta gente cierra la puerta a la promesa de Dios. Y cuando en la historia de la humanidad viene este fenómeno del pensamiento único, cuántas desgracias. El siglo pasado hemos vistos todos nosotros las dictaduras del pensamiento único, que han terminado por matar a tanta gente, pero en el momento en el que se sentían dueños no se podía pensar de otra forma. Se piensa así”.

Pero, Francisco ha explicado que también hoy existe la idolatría del pensamiento único. Lo ha indicado así: “hoy se debe pensar así y si tú no piensas así, no eres moderno, no eres abierto o peor. Muchas veces dicen algunos gobernantes: ‘Pero, yo pido ayuda, una ayuda financiera para esto’, ‘pero si tú quieres esta ayuda, debes pensar así y debes hacer esta ley, y esta otra y esta otra…’ También hoy está la dictadura del pensamiento único y esta dictadura es la misma de esta gente: toma las piedras para lapidar la libertad de los pueblos, la liberad de la gente, la libertad de las conciencias, la relación de la gente con Dios. Y también Jesús es crucificado otra vez”.

Al concluir, el Pontífice ha subrayado que la exhortación del Señor “frente a esta dictadura es siempre la misma: vigilar y rezar; no ser tontos, no comprar” cosas “que no sirven para ser humildes y rezar, porque el Señor siempre nos dé la libertad del corazón abierto, para recibir su Palabra que es promesa y alegría y alianza. Y con esta alianza ir adelante”.

(Texto de la Radio Vaticano, traducido y adaptado por Rocío Lancho)

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