Nuestra sociedad consumista, materialista, hedonista y laicista, no soporta que se hable de ciertos temas que resultan incómodos.
Se juzgan incorrectos, pese a la indiscutible realidad que nos reflejan a casi todos. La generalidad de la gente, adopta la postura tonta del avestruz, que esconde su cabeza en la arena ante el peligro. Pena.
La evasión y diversión se prefieren a la reflexión. El tema tabú indiscutible es la muerte.
Todos lo conocen pero prefieren silenciarla.
Los humanos tenemos, como yogures, fecha fija de caducidad. Estamos aquí de paso. Un día, no muy lejano, alguien pondrá FIN a la película de nuestra vida. Estamos todos instalados en lo provisional y sólo los muertos, en lo definitivo. Con tantas ocupaciones y preocupaciones habidas en nuestra corta y agitada vida, olvidamos lo más importante. Preferimos vivir enajenados con el tener, acumular y gozar de lo efímero, y olvidamos lo esencial y definitivo: el ser. Ser buenos ante Dios y ante los hombres.
Al cruzar la aduana del más allá hacia la otra orilla, sólo pasaremos el equipaje de las buenas obras. Tenemos previsto casi todo para cualquier desplazamiento, menos para el viaje sin retorno.
En la estación de Sta. Justa (Sevilla) un gran mural dice:
”El tiempo corre más veloz que el AVE, aprovéchalo”.
De esto se trata. ¿Cómo aprovechamos la vida cada persona?
Miguel Rivilla Sanmartin
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