DE LO QUE DICE EL CORAN SOBRE LOS CRISTIANOS “I”
Un Al Qaeda convertida en intérprete de la religión islámica, amenaza a los cristianos convirtiéndolos en objetivo allí donde se encuentren.
Llegados a este punto, no estará de más conocer lo que sobre el tema dice la principal de las fuentes islámicas, el Corán, algo para lo que intentaré aportar aquí los principales datos a conocer.
Lo primero que se ha de decir, es que la actitud del Corán hacia los cristianos es muy variable, y lo mismo hallamos pasajes en los que se vislumbra un sincero cariño, como pasajes ciertamente hostiles.
El aprecio del Corán hacia los cristianos resuma de varias aleyas:
“Pusimos en los corazones de quienes le siguieron [a Jesús] mansedumbre, misericordia y monacato”. (C. 57, 27).
“De los hijos de Israel, unos creyeron y otros no. Fortalecimos contra sus enemigos [aquí, los judíos] a los que creyeron [aquí, los cristianos] y salieron vencedores” (C. 61, 14).
En otro pasaje, compara a los cristianos con los demás:
“Verás que los más hostiles a los creyentes son los judíos y los asociadores [término coránico para expresar paganos, en definitiva, los que asocian ídolos a Dios], y que los más amigos de los creyentes son los que dicen: 'Somos cristianos'. Es que hay entre ellos sacerdotes y monjes, y no son altivos”.
“Cuando oyen lo que se ha revelado al Enviado, ves que sus ojos se inundan de lágrimas de reconocimiento de la Verdad. Dicen:’¡Señor, creemos! ¡Apúntanos pues, como testigos! ¿Cómo no vamos a creer en Dios y en la Verdad venida a nosotros si anhelamos que nuestro Señor nos introduzca con los justos?’” (C. 5, 82-84).
Y sin embargo, quien con tanta claridad se expresa así, con la misma claridad es capaz de expresarse en contrario, y transmitir que entre la perfidia de los judíos y la de los cristianos, apenas media diferencia:
“Los judíos y los cristianos dicen: ‘Somos los hijos de Dios y sus predilectos’ Di: ‘¿Por qué, pues, os castiga por vuestros pecados?’ No, sino que sois mortales, de sus criaturas. Perdona a quien El quiere”. (C. 5, 18).
Y sobre todo:
“¡Creyentes! ¡No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Dios no guía al pueblo impío” (C. 5, 51).
Todo esto, que cabe decirlo en general de todas las gentes de la Escritura, tanto cristianos como judíos, lo dice el Corán también, concretándolo para los cristianos. De boca del mismo Dios, hemos de tomar estas palabras:
“Esto último [el monacato] fue instaurado por ellos [los cristianos] - no se lo prescribimos. Nosotros - sólo por deseo de satisfacer a Dios, pero no lo observaron como debían. Remuneramos a quienes de ellos creyeron, pero muchos de ellos fueron unos perversos”. (C. 57, 27).
Y también éstas:
“Concertamos un pacto con quienes decían: ‘Somos cristianos’. Pero olvidaron parte de lo que se les recordó y por eso, provocamos entre ellos enemistad y odio hasta el día de la Resurrección. Pero ya les informará Dios de lo que hacían”. (C. 5, 14).
Todo esto por lo que se refiere al aspecto, digamos, sentimental de la cuestión. Queda por determinar cuál ha de ser, a efectos prácticos, la plasmación social y jurídica de la convivencia en los pasajes del Corán. Pero de ello, amigo lector, hablaremos mañana, por lo que, como tantas otras veces le he dicho, por aquí espero verle de nuevo. Para mí será un placer.
DEL CORÁN Y LOS CRISTIANOS: LA DHIMMA Y LA YIZIA “II”
Siguiendo con el tema que iniciamos ayer, el tratamiento que el Corán reserva al cristianismo y a sus seguidores, quedó por tratar las aleyas que, a efectos prácticos, se muestran clave para determinar lo que debe constituir -y de hecho a lo largo de la historia ha venido constituyendo-, el comportamiento de los musulmanes respecto de sus predecesores en el monoteísmo en aquellos lugares donde les ha tocado cohabitar (la España de la Reconquista, Califato Otomano, etc.) y constituyen la fuerza predominante. La primera es la siguiente:
“Si sois judíos o cristianos, estáis en la vía recta” (C. 2, 135).
Y en la misma línea, ésta:
“Los creyentes, los judíos, los sabeos y los cristianos - quienes creen en Dios y en el último día y obran bien - no tienen que temer y no estarán tristes”. (C. 5, 69).
Pues bien, de estas aleyas cabe extraer una de las grandes instituciones musulmanas en lo relativo a la convivencia de la que hablamos: la llamada “dhimma”, o protección, o simplemente tolerancia, que las religiones de la Escritura, esto es, judaísmo y cristianismo, reciben en tierra de musulmanes. Una protección que convierte a sus beneficiarios en “dimmíes”. En la España medieval, esta tolerancia solió consistir en la autorización a la comunidad cristiana española para realizar el culto en las iglesias preexistentes a la conquista musulmana, pero eso sí, dentro de la discreción y sin posibilidad de erigir nuevas iglesias.
La tercera aleya clave en lo relativo a regular la convivencia terrenal entre los musulmanes y las comunidades del Libro (las Ahl ul-Kitab), es la que reza:
“¡Combatid contra quienes habiendo recibido la Escritura no creen en Dios ni en el último día, ni prohíben lo que Dios y Su enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que humillados, paguen el tributo directamente!” (C. 9, 29).
Aleya que normalmente se cita como base jurídica para el establecimiento de la “dchizya” o “yizya”, que de las dos maneras lo encontrarán Uds. transcrito, impuesto que, para acogerse a la “dhimma”, han de pagar sus beneficiarios, esto es, los practicantes de las religiones de la Escritura, judíos y cristianos. Se trata de un impuesto personal en cuanto a su imputación, con tres o cuatro tramos en función del patrimonio del sujeto pasivo, pero recaudado generalmente, por razones de mera eficacia fiscal, a la comunidad “dimmí” en su conjunto. Junto a esta “capitatio” se aplicaba también un impuesto sobre la tierra, el “jaray”, a los “dimmíes” propietarios.
La “dchizya” o “yizia” fue pagada en los reinos hispano musulmanes y se ha estado pagando hasta el Califato otomano, pero es improbable que hoy día se pague en algún estado musulmán.
Un Al Qaeda convertida en intérprete de la religión islámica, amenaza a los cristianos convirtiéndolos en objetivo allí donde se encuentren.
Llegados a este punto, no estará de más conocer lo que sobre el tema dice la principal de las fuentes islámicas, el Corán, algo para lo que intentaré aportar aquí los principales datos a conocer.
Lo primero que se ha de decir, es que la actitud del Corán hacia los cristianos es muy variable, y lo mismo hallamos pasajes en los que se vislumbra un sincero cariño, como pasajes ciertamente hostiles.
El aprecio del Corán hacia los cristianos resuma de varias aleyas:
“Pusimos en los corazones de quienes le siguieron [a Jesús] mansedumbre, misericordia y monacato”. (C. 57, 27).
“De los hijos de Israel, unos creyeron y otros no. Fortalecimos contra sus enemigos [aquí, los judíos] a los que creyeron [aquí, los cristianos] y salieron vencedores” (C. 61, 14).
En otro pasaje, compara a los cristianos con los demás:
“Verás que los más hostiles a los creyentes son los judíos y los asociadores [término coránico para expresar paganos, en definitiva, los que asocian ídolos a Dios], y que los más amigos de los creyentes son los que dicen: 'Somos cristianos'. Es que hay entre ellos sacerdotes y monjes, y no son altivos”.
“Cuando oyen lo que se ha revelado al Enviado, ves que sus ojos se inundan de lágrimas de reconocimiento de la Verdad. Dicen:’¡Señor, creemos! ¡Apúntanos pues, como testigos! ¿Cómo no vamos a creer en Dios y en la Verdad venida a nosotros si anhelamos que nuestro Señor nos introduzca con los justos?’” (C. 5, 82-84).
Y sin embargo, quien con tanta claridad se expresa así, con la misma claridad es capaz de expresarse en contrario, y transmitir que entre la perfidia de los judíos y la de los cristianos, apenas media diferencia:
“Los judíos y los cristianos dicen: ‘Somos los hijos de Dios y sus predilectos’ Di: ‘¿Por qué, pues, os castiga por vuestros pecados?’ No, sino que sois mortales, de sus criaturas. Perdona a quien El quiere”. (C. 5, 18).
Y sobre todo:
“¡Creyentes! ¡No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Dios no guía al pueblo impío” (C. 5, 51).
Todo esto, que cabe decirlo en general de todas las gentes de la Escritura, tanto cristianos como judíos, lo dice el Corán también, concretándolo para los cristianos. De boca del mismo Dios, hemos de tomar estas palabras:
“Esto último [el monacato] fue instaurado por ellos [los cristianos] - no se lo prescribimos. Nosotros - sólo por deseo de satisfacer a Dios, pero no lo observaron como debían. Remuneramos a quienes de ellos creyeron, pero muchos de ellos fueron unos perversos”. (C. 57, 27).
Y también éstas:
“Concertamos un pacto con quienes decían: ‘Somos cristianos’. Pero olvidaron parte de lo que se les recordó y por eso, provocamos entre ellos enemistad y odio hasta el día de la Resurrección. Pero ya les informará Dios de lo que hacían”. (C. 5, 14).
Todo esto por lo que se refiere al aspecto, digamos, sentimental de la cuestión. Queda por determinar cuál ha de ser, a efectos prácticos, la plasmación social y jurídica de la convivencia en los pasajes del Corán. Pero de ello, amigo lector, hablaremos mañana, por lo que, como tantas otras veces le he dicho, por aquí espero verle de nuevo. Para mí será un placer.
DEL CORÁN Y LOS CRISTIANOS: LA DHIMMA Y LA YIZIA “II”
Siguiendo con el tema que iniciamos ayer, el tratamiento que el Corán reserva al cristianismo y a sus seguidores, quedó por tratar las aleyas que, a efectos prácticos, se muestran clave para determinar lo que debe constituir -y de hecho a lo largo de la historia ha venido constituyendo-, el comportamiento de los musulmanes respecto de sus predecesores en el monoteísmo en aquellos lugares donde les ha tocado cohabitar (la España de la Reconquista, Califato Otomano, etc.) y constituyen la fuerza predominante. La primera es la siguiente:
“Si sois judíos o cristianos, estáis en la vía recta” (C. 2, 135).
Y en la misma línea, ésta:
“Los creyentes, los judíos, los sabeos y los cristianos - quienes creen en Dios y en el último día y obran bien - no tienen que temer y no estarán tristes”. (C. 5, 69).
Pues bien, de estas aleyas cabe extraer una de las grandes instituciones musulmanas en lo relativo a la convivencia de la que hablamos: la llamada “dhimma”, o protección, o simplemente tolerancia, que las religiones de la Escritura, esto es, judaísmo y cristianismo, reciben en tierra de musulmanes. Una protección que convierte a sus beneficiarios en “dimmíes”. En la España medieval, esta tolerancia solió consistir en la autorización a la comunidad cristiana española para realizar el culto en las iglesias preexistentes a la conquista musulmana, pero eso sí, dentro de la discreción y sin posibilidad de erigir nuevas iglesias.
La tercera aleya clave en lo relativo a regular la convivencia terrenal entre los musulmanes y las comunidades del Libro (las Ahl ul-Kitab), es la que reza:
“¡Combatid contra quienes habiendo recibido la Escritura no creen en Dios ni en el último día, ni prohíben lo que Dios y Su enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera, hasta que humillados, paguen el tributo directamente!” (C. 9, 29).
Aleya que normalmente se cita como base jurídica para el establecimiento de la “dchizya” o “yizya”, que de las dos maneras lo encontrarán Uds. transcrito, impuesto que, para acogerse a la “dhimma”, han de pagar sus beneficiarios, esto es, los practicantes de las religiones de la Escritura, judíos y cristianos. Se trata de un impuesto personal en cuanto a su imputación, con tres o cuatro tramos en función del patrimonio del sujeto pasivo, pero recaudado generalmente, por razones de mera eficacia fiscal, a la comunidad “dimmí” en su conjunto. Junto a esta “capitatio” se aplicaba también un impuesto sobre la tierra, el “jaray”, a los “dimmíes” propietarios.
La “dchizya” o “yizia” fue pagada en los reinos hispano musulmanes y se ha estado pagando hasta el Califato otomano, pero es improbable que hoy día se pague en algún estado musulmán.
Luis Antequera
1 comentario:
Hermano, para leer el coran hay que conoce su exegseis, y el porque de cada aleya, y cuando fue descendida.
A diferencia de los otros libros, escriots, resecritos, traducidos, manipulados, usted si lo desea puede enocntrar su exegesis original segun diversas escuelas escritos hace 1200 años... sin cambiar un apice.
Pero le dejo algo que quizas le ilustre, si quiere ilustrarse.
https://covenantsoftheprophet.wordpress.com/lospactosdelprofeta/pactopersia/
Quizas comprenda un poco mejor el "impuesto" y esas barabridades que suted dice.
Por cierto, 1400 años de paz tuvieron los judios en las tierras del Islam, ...
La paz se con usted.
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