Pocas, muy pocas son las personas que tienen las ideas claras sobre este tema.
Es indudable que nadie se va a quedar aquí abajo, por muchos intentos que se hagan y se siguen haciendo, en la historia de la humanidad, nadie absolutamente nadie ha logrado quedarse para siempre aquí abajo. Y sin embargo, la mayoría se comporta de espaldas a esta realidad inexorable. ¡Dios mío! Que fuerza tiene en el ser humano el apego a este mundo. Comprendo y entiendo esta postura en el que no es creyente e inclusive en el que auto titulándose y teniéndose por creyente se comporta como un agnóstico. Pero me resulta incomprensible la postura del católico creyente y practicante que se apega desesperadamente a esta vida, cuando ciertamente sabe, o al menos debe de saber, que lo que le espera es mucho, muchísimo mejor, que lo que aquí abajo tiene, aunque no tenga ninguna queja, cosa que dudo, pues es imposible alcanzar en esta vida una perfecta felicidad. Estamos hechos para otra clase de felicidad, que no conocemos y que sin saberlo la anhelamos.
¡Pero bueno creemos o no creemos! En qué quedamos, porque si de verdad creemos, entonces hay que preguntarse: ¿Qué es lo que ocurre? Pues sencillamente, que nuestra fe no vale ni una perra gorda de euro. Más de uno cuando lea esto, me replicará: Bueno yo creo firmemente, lo que ocurre es que nadie ha vuelto y el miedo a lo desconocido es muy fuerte como actúa en el ser humano. Pues eso que me dices, hasta cierto punto no es verdad, pues el Señor que conoce perfectamente nuestras debilidades desde muy antiguo ha permitido que tengamos ciertos atisbos de lo que nos espera. Es lo que modernamente se denomina por el acróstico inglés NDE, y sobre este tema vamos a tratar más adelante.
Pero continuando diré que, el miedo es totalmente vencible, y el medio de vencerlo, es tan sencillo como aumentar nuestra fe, lo cual se consigue amando más al Señor, porque fe y amor aumentan y disminuyen al unísono. Cuanto más amor le tengamos al Señor, más fe tendremos y menos miedo a los que nos espera. Llegará un momento en que la muerte la miraremos no como algo terrible, sino como algo gozoso pues significa la apertura de la puerta donde al otro lado nos espera nuestro amante Padre. Alguien escribió: ”No existe, ningún tipo de muerte cruel o dolorosa, si se la acepta poniendo los ojos en el amor que el Señor nos tiene”.
Como desde siempre, este tema del miedo a la muerte, me ha interesado mucho, y también desde siempre he tenido y practicado la política de “coger el toro por los cuernos”. Aquí comprendí desde hace tiempo, que el cuerno principal, el miedo a la muerte, se encontraba y se encuentra en relación con nuestro nivel de vida espiritual, porque si este es elevado, también será elevada nuestra fe y nuestro amor al Señor. Pero hay una segunda circunstancia en relación a este tema muy interesante, un algo que se escapa de los estudios escatológicos y sin embargo es una realidad digna de examinarse. Me estoy refiriendo a las NDE (Near dead experience) en español “Experiencias alrededor de la muerte”, tema este al que desde hace tiempo, le he dedicado bastantes horas de lectura. Las NDE son los casos de las personas que después de haber sido dadas por muertas clínicamente, han vuelto a la vida y han contado sus experiencias. En este tema, hay que desbrozar la mucha hojarasca que se puede encontrar y separarla de bastantes realidades comprobadas y que en nada contradicen ni atentan a las verdades reveladas por nuestro Señor, que son la base de nuestra religión.
Llama rápidamente la atención, en el estudio de este tema, la gran cantidad de elementos comunes, coincidentes, similares, coherentes, repetitivos, que constantemente aparecen en las descripciones de las NDE y en las de los textos bíblicos. Algunos ejemplos de este tipo de elementos son: el Amor incondicional de Dios por los humanos, la Luz de Dios, ya que en casi todas las NDE se describe una luz tremendamente brillante... “como el sol”, al igual que sucede en la Biblia, los ángeles, el cielo y el infierno, visiones y apariciones de seres espirituales, transferencia de información entre unos y otros, los espíritus impuros, los demonios, el bien y el mal, el contraste entre luz y oscuridad, etc… Existen pasajes que incluso en el N.T. que nos hacen meditar, tal cual es por ejemplo el texto de San Pablo en el que hace la descripción siguiente: “Conozco a un hombre que cree en Cristo y que hace catorce años fue llevado al tercer cielo. No sé si fue llevado en cuerpo o espíritu; Dios lo sabe. Pero sé que ese hombre (si en cuerpo o en espíritu, no lo sé, sólo Dios lo sabe) fue llevado al paraíso, donde oyó palabras tan secretas que a ningún hombre se le permite pronunciarlas”. (2Cor 12,2). También, tenemos la descripción que San Esteban hace ante el Sanedrín que le condenó, de su visión sobre el cielo. Y otras varias bíblicas y de santos como las que tuvo Santo Tomás de Aquino antes de su muerte, y las de otros varios santos.
Hace unos días recibí una presentación en power point acerca de un caso de NDE, en el que la titular era una mujer de unos 34 años, llamada Karin Fischer, que estando en el quirófano en plena operación para cambiarle unas válvulas en el corazón, algo falló y la paciente fue dada por muerta clínicamente. El caso es que en el quirófano se encontraba un fotógrafo, cosa que suele ser corriente pues hay cirujanos que quieren tener fotografías de las operaciones con fines docentes o labores de divulgación científica. Pues bien este fotógrafo, cuando reveló las fotografías, en una de ellas se encontró con la sorpresa de que la cámara había recogido el alma de la difunta, saliendo de su cuerpo.
Si uno entra en internet, encontrará muchas fotos de espíritus, fantasmas y demás… Especialistas en esta materia de la parasicología, los hay de ferias, cuentistas que se dedican a tomar el pelo a los demás y que incluso aparecen en la T.V. y también los hay serios y creyentes como es el jesuita P. Pilón. Desde luego que lo primero que uno piensa, a la vista de la fotografía es que esta está trucada y puede ser que lo sea, no soy experto en esta materia y no puedo poner la mano en el fuego. Pero si partimos de la hipótesis de que sea real la foto, esta veracidad nos llevaría o nos lleva a examinar, o a tener en cuenta una serie de reflexiones que voy a tratar de hacer.
-A la vista de la fotografía, lo primero que llama la atención es la posición de los brazos en cruz, y cualquiera pensaría que ello es debido a una manifestación de religiosidad, y sin negar que así pueda ser, quiero señalar, que por experiencia propia, pues también a mí me han hecho, como a esta mujer una operación a corazón abierto, para cambiarme las válvulas, la aorta superior y un par de cosillas más, es que cuando uno entra en el quirófano lo colocan sobre la mesa de operaciones en esa posición.
-Lo segundo, llama la atención, es el halo de luz que emana del cuerpo que asciende. Los quirófanos son locales magníficamente iluminados. Obsérvense los dos grande proyectores, cuya luz es más pobre, que la que emana de la parta alta del cuerpo que asciende.
-En la explicación que se acompaña a la foto se menciona que al fondo se ve la pantalla del monitor en el momento en que la paciente expiraba, coincidiendo con el momento en que el espíritu salía de su cuerpo. Mientras tanto los cirujanos seguían trabajando sobre el cuerpo.
-Desde luego que la muerte real sucede en un instante, que es aquel en el que el alma se separa del cuerpo, lo demás, muerte clínica, encefalograma plano, etc, son consideraciones científicas. La separación es en un instante, en el cual el alma entra en la eternidad.
-Pero aquí el tema más importante es el encontrar las razones humanas, por las cuales se ha obtenido esta fotografía. Hace unos meses me refería en una glosa, a los sentidos del alma, porque nuestra alma al igual que nuestro cuerpo tiene unos sentidos sensoriales.
-Los sentidos sensoriales del cuerpo lo empleamos para relacionarnos con nuestros semejantes corporales, y los sentidos de nuestra alma los empleamos para relacionarnos con nuestros semejantes espirituales, esencialmente con el Señor. Aquí el problema básico radica en que no nos preocupamos de desarrollar los ojos de nuestra alma, y no vemos lo que deberíamos de ver. De todos es sabida la existencia de santos y santas, que han tenido visiones de carácter espiritual, y estas visiones no las captaban con los ojos de su cara sino con las de su alma.
Nuestro sentidos sensoriales, en contra de lo que podamos pensar y nuestra soberbia nos hace creer que nosotros somos, el no va más de la creación, son muy pobres. Comparemos por ejemplo el olfato de un perro con el nuestro, el del perro está a años luz de perfección sobre el nuestro y si vamos al oído, existen sonidos que muchos animales captan perfectamente y ningún se humana es capaz de captar. Al igual sucede con la vista, cualquier águila nos sobrepasa en visión diurna, y si se trata de visión nocturna, cientos de animales nos sobrepasan. Ignoro si existe una explicación técnica por la que esta cámara captó la foto que captó o si no hay explicación técnica humana, y hemos de acudir a lo sobrenatural.
Otra consideración que me ha hecho reflexionar, al contemplar esta foto, es ver la determinación, yo diría que la alegría, con la que el alma de esta mujer abandona su cuerpo, no se agacha para tratar de entrar en el cuerpo, es como si la hubiesen librado a esta alma de una cárcel, ya que en definitiva esto es lo que es para todos, nuestro cuerpo.
Por último, si alguien desea recibir la presentación de esta foto con su correspondiente texto, y otras presentaciones que habitualmente me envían, con mucho gusto le incluiré en la lista de reenvío de estas presentaciones.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Juan del Carmelo
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