«En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra» (Génesis 1.1). De esta forma inicia la historia de la creación. Dios tuvo a bien crear el cielo y la tierra antes que todo, para que los seres humanos pudiéramos habitar.
«…y Dios vio que
todo lo que había hecho estaba muy bien» (Génesis 1.31). La creación habla de la belleza de su Creador. Y así
todo fue creado de forma perfecta.
A la fecha, esa creación
divina está sufriendo las consecuencias de la acción humana a lo largo de los
años. Nos encontramos frente al mayor desafío actual en materia ambiental: el cambio climático.
Lo cierto es que no podemos
ser indiferentes a los efectos de este fenómeno ambiental, pues de alguna
manera todos somos responsables de esta situación. A la vez, todos podemos
intervenir para corregir nuestras malas prácticas con el planeta.
Como
cristianos, también estamos llamados a ser ciudadanos responsables, y esto
incluye el respeto y cuidado del
medioambiente. ¡Nuestro
compromiso con la creación también es una forma de alabar y honrar a nuestro
Creador!
¿QUÉ PODEMOS HACER POR ESTA CASA COMÚN?
Es
sumamente importante que pidamos por el bien del planeta y de la humanidad,
pero al mismo tiempo no olvidemos tomar acción: tener hábitos
de consumo responsables, promover un estilo de vida más amigable con el medio
ambiente, practicar la economía circular, ahorrar el agua y la energía son
pequeñas acciones que tienen grandes impactos positivos.
La próxima vez que oremos por nuestros
alimentos, no olvidemos que la existencia de esos alimentos y de nuestra
condición de vida a futuro depende de nuestras acciones del presente ¡No podemos dejar para mañana el medioambiente que podemos salvar hoy!
TODO Y TODOS SOMOS CREACIÓN DIVINA
A veces podemos dar por hecho
la existencia de los mares, las montañas, las flores, la fauna y todos los
recursos naturales que existen. Pero hoy es buen momento para recordar que el
Rey de Reyes creó todo esto, y también nos creó a nosotros para cuidar su
creación, nuestra Casa Común.
Procuremos
que nuestra relación con Dios se traduzca en un compromiso integral para estar
en armonía con nuestro prójimo y también con la naturaleza. Recordemos
que compartimos un mismo planeta y que debemos cuidar nuestro entorno, pues la
buena o mala condición del mismo también afectará nuestra calidad de vida.
«Alabado seas,
mi Señor, de nuestra hermana Madre Tierra, que nos sostiene y gobierna, y
produce diversos frutos con flores y hierbas de colores» (San Francisco De
Asís)
Y tú, ¿qué harás hoy
por el planeta?
Artículo escrito por: Ana Carmen Castillo
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