Dice que no es una cuestión de teología moral
El nuevo
cardenal Leonardo Ulrich Steiner, O.F.M., obispo auxiliar de Brasilia, ha
vuelto a defender las uniones civiles para los homosexuales, afirmando que es
meramente una cuestión de seguridad financiera, no de teología moral, añadiendo
que los cristianos no pueden imponer su moralidad a los no cristianos. La
doctrina católica enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no
puede en modo alguno llevar a aprobar la legalización de las uniones
homosexuales.
(LifeNews/InfoCatólica) Las palabras del secretario
general de la Confederación Nacional de Obispos de Brasil, arzobispo de Manaos
y obispo auxiliar de Brasilia, la capital del país, se produjeron durante una
entrevista con LifeSiteNews en el Vaticano con motivo de la reciente elevación
del prelado al Colegio Cardenalicio por parte del Papa Francisco.
«En 2014, Su
Eminencia abogó por el reconocimiento de las uniones civiles homosexuales. Así
que mi pregunta es, dado que la enseñanza de la Iglesia sobre la pecaminosidad
de los actos homosexuales es parte del depósito de la fe, ¿cómo justifica el
reconocimiento legal de tales uniones?» le preguntó a Steiner LifeSiteNews.
Invocando el apoyo del Papa
Francisco en el tema, Steiner respondió que se trata de obtener seguridad
económica para los homosexuales. «Muchos de ellos
viven juntos hasta el final de sus vidas sin seguridad», dijo el cardenal. «No
tienen asistencia de los servicios sanitarios. Esto es muy grave. He visto a
personas que van hacia el final (de sus vidas) sin dinero. Así, se puede ver
que el Papa Francisco ha hablado muchas veces de esto».
A continuación, afirmó que la
teología moral no tenía nada que ver con la cuestión, e insistió: «No se trata de una cuestión fundamentalmente moral. Se
trata de una vida. Se trata de una cuestión sobre un hijo de Dios».
El cardenal fue entonces
interpelado sobre su aceptación de la enseñanza de la Iglesia. «¿Acepta usted
la pecaminosidad de los actos homosexuales?», se le preguntó. En respuesta,
Steiner dijo que los cristianos no pueden declarar que los actos homosexuales
son pecado para quienes no tienen fe: «¿Cómo
podemos decir si es un pecado si no viven la fe cristiana?».
Steiner ha apoyado
anteriormente las uniones civiles homosexuales. «Tiene que haber un diálogo
sobre los derechos de la vida compartida entre personas del mismo sexo que
deciden vivir juntas. Necesitan el apoyo legal de la sociedad», dijo el
cardenal en una entrevista de 2014 con la revista O Globo.
El ministerio pro-LGBT New
Ways también informó en 2014 sobre los comentarios de Steiner, en los que
justificó las uniones civiles invocando la «aceptación», el «respeto», la
«compasión» y la «sensibilidad».
«Se podría
decir», declaró Steiner, «que el Papa se hace eco de lo que dice el Catecismo
de la Iglesia Católica sobre los homosexuales: 'Deben ser aceptados con
respeto, compasión y sensibilidad'. Debe evitarse todo signo de discriminación
injusta con respecto a ellos». Se entiende que aceptarlos con respeto,
compasión y sensibilidad significa caminar y estar con la persona homosexual y
ayudarla a comprender, profundizar y orientar su condición de hijo o hija de
Dios...
DOCTRINA CATÓLICA
Esta es la doctrina católica
sobre la cuestión del reconocimiento legal de las uniones homosexuales,
expuesta en el documento «Consideraciones acerca de los
proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales».
El texto empezaba así:
«Recientemente,
el Santo Padre Juan Pablo II y los Dicasterios competentes de la Santa Sede han
tratado en distintas ocasiones cuestiones concernientes a la homosexualidad. Se
trata, en efecto, de un fenómeno moral y social inquietante,
incluso en aquellos Países donde no es relevante desde el punto de vista del
ordenamiento jurídico. Pero se hace más preocupante en los Países en los que ya se ha concedido o se tiene
la intención de conceder reconocimiento legal a las uniones homosexuales, que, en algunos casos, incluye también
la habilitación para la adopción de hijos».
CONTINUA ASÍ:
No existe ningún
fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las
uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia.
El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales
contrastan con la ley moral natural. Los
actos homosexuales, en efecto, «cierran el acto
sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad
afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso»
ADVIERTE QUE:…
«Ante el
reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la
equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del
mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de
cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y
asimismo, en cuanto sea posible, de la
cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual
puede reivindicar el derecho a la objeción de
conciencia».
Y CONCLUYE ASÍ
«La Iglesia
enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar
a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las
uniones homosexuales.
El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión
matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer
legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio,
significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y
convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también
ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la
humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de
los hombres y de toda la sociedad».
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