Primer momento: Un sacerdote hace una afirmación que resulta inaceptable, herética, a los oídos de un oyente.
Segundo
momento:
El sacerdote le explica con calma
en qué sentido es verdadera la afirmación.
Tercer
momento:
El oyente replica: “Con esos matices claro que es verdadera; pero con los míos,
no”.
Cuarto
momento:
El sacerdote le pregunta si acaso
no podía él sospechar en qué sentido la frase es verdadera.
Momentos
de felicidad, también etapas de felicidad, también vidas felices:
El niño inca que, una
generación antes del descubrimiento de América, juega con cuatro amigos
persiguiendo ranitas en una laguna y espantando aves.
El joven camboyano que hace
diez siglos da el primer beso tierno a su joven esposa y un año después abraza
a su primer hijo.
El africano que para
la gloria de Alá tomó la iniciativa de embellecer la mezquita de su pueblo, y
sintió en su interior el agradecimiento del Dios invisible.
El anciano chino que,
durante la dinastía Han, se detiene un momento, en una cena, a mirar feliz, en
silencio, a las cuatro generaciones que hay alrededor de los cuencos de comida.
♣ ♣ ♣
Qué
encantadora la entrevista cuyo link puse ayer. El entrevistador no se
entrevista a sí mismo. Ni se le pasa por la cabeza que haya necesidad de
ofender al invitado para hacer una buena entrevista. El entrevistado saca lo
mejor del entrevistado. Ese periodista construye, no destruye.
P. FORTEA
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