Es que la paternidad es la actividad más creativa, más apasionante y más dinámica que existe.
Por: Andrés D Angelo | Fuente:
http://catholic-link.com
¡Amé este video! ¡Todos
somos especialistas en cómo se deben criar los hijos… ajenos! Cuando
tenemos los propios, la perspectiva cambia "ligeramente".
La frase de cabecera de los que no tienen hijos es: "cuando yo tenga hijos… "
Cuando me casé con Mariana, yo ya tenía
alrededor de cuarenta sobrinos. Siendo el menor de mis doce hermanos, fui casi
obligadamente el baby sitter de mis sobrinos desde muy pequeño. Así que
experiencia no me faltaba. Lo que me hacía falta, era tener un hijo propio,
para entender que la paternidad es, como dice Ed Asner, "parte alegría, y parte guerra de guerrillas".
La primera noche como "padres
oficiales", al volver con nuestro hijo recién nacido de la clínica,
la vida nos enseñó la primera lección: yo creía que
era capaz de dormir a cualquier niño en cualquier circunstancia. A mis
14 años había logrado hacer dormir a un sobrino de 6 meses en el estrépito de
una fiesta de casamiento familiar, y me jactaba de ello. Después de escuchar a
Tomás llorar durante casi tres horas, me di cuenta de que no sabía NADA. Hoy, después de 15 años sé perfectamente qué
le pasaba: casa nueva, olores nuevos, padres
nerviosos, el niño necesitaba que nos relajáramos nosotros para poder sentirse
cómodo. Pero esa noche prometí que nunca más me iba a poner a "pontificar" sobre la paternidad.
Es que la paternidad es la actividad más
creativa, más apasionante y más dinámica que existe. No sirven los manuales, no
sirve la experiencia, cada hijo es un universo diferente y debemos adaptarnos a
su realidad y su forma de ser, y por haber criado un hijo, no nos convertimos en
expertos. Incluso por haber criado varios hijos, no podemos ser jueces de
quienes hacen su mejor esfuerzo por criar los propios. Los consejos prácticos
sobre cómo dormir, o cómo enseñar a comer, o cómo ayudar a tus hijos con las
cosas cotidianas son absolutamente inútiles: lo que
funciona con un hijo, no funciona con otro, y no es lo mismo el primer hijo,
(con el que habitualmente somos obsesivo-compulsivos) que el último (con el que
generalmente estamos demasiado relajados).
Pero más allá de estos consejos prácticos, hay
algunas cosas que nunca deben faltar en una familia para criar hijos sanos y
felices, dando por sentado, naturalmente, el amor de los esposos entre si y el
amor de los padres por los hijos y el de los hijos por los padres:
1. Un papá y una mamá: Puede
sonar redundante. Pero el niño obtiene de ambos padres el equilibrio de una
educación integral. Cada padre aporta sus dones en la educación de sus hijos,
generalmente la madre aporta el cariño y la ternura, el padre la autoridad y la
seguridad. No quiere decir que una (heroica) madre soltera no pueda criar un
hijo por su cuenta, pero ciertamente le costará muchísimo más que a un papá y a
una mamá juntos. Tampoco quiere decir que el padre esté eximido de mostrar
ternura o la madre mostrar autoridad. Ambos padres son claves en la
conformación de la personalidad de los niños.
2. El ejemplo: No
importa cuántas veces le digas a un niño cómo comportarse. Nuestros hijos nos
escuchan el 10% del tiempo, pero nos observan el 90% del tiempo. Si yo le digo
a mi hijo, "te dije un millón de veces que no
seas exagerado", voy a estar enviando un mensaje contradictorio. ¿Queremos hijos generosos? ¡seamos generosos!, ¿queremos
hijos cariñosos? ¡seamos cariñosos!, ¿queremos hijos ordenados? ¡seamos
ordenados! ¡Buen predicador es don ejemplo!
3. La oración: En la
Oración la familia se encuentra. Tenemos que dar también ejemplo en ser Padres
Orantes. Rezar CON ellos,
y rezar POR ellos.
Especialmente a sus ángeles de la guarda y a sus santos patronos. La
oración es el cemento que une a las familias sólidas y nos da hijos felices y
seguros. En Santa Mónica tenemos un gran ejemplo de perseverancia en la
oración maternal efectiva: la prueba es su hijo San
Agustín.
4. Los ritos: La
educación de nuestros hijos debe ser un ritual. La hora de la cena, sagrada
(nada de celulares o televisión). El fin de semana, obligatorio. La repetición
de actos buenos forma las virtudes, y esos ritos aportan a los niños la
seguridad que necesitan para crecer felices. Pero hay dos ritos que no deben
faltar NUNCA en la vida de la familia: la Santa Misa, como mínimo la dominical, y la bendición
paterna al finalizar el día, luego de las oraciones en conjunto. Los padres tenemos
la gracia propia de nuestro estado, que hace que este sacramental, (propio del
sacerdocio de todos los padres bautizados, y lamentablemente olvidado en muchos
países), tenga efecto real sobre nuestros hijos.
5. Darles
responsabilidades: "Si quieres que tus
hijos tengan los pies sobre la tierra, ponles alguna responsabilidad sobre sus
hombros". Desde bien pequeños, los niños pueden y deben
ser responsables de algunas tareas dentro del hogar. A los dos años, pueden
levantar sus juguetes al terminar de jugar, y a partir de allí, a medida que
crecen, ir incorporándoles responsabilidades de acuerdo a su edad y
habilidades.
6. El juego: La
eutrapelia, la virtud olvidada del cristiano. Es que vivimos en un siglo donde
la "diversión" es casi
obligatoria. Y cultivar una virtud para "divertirnos"
puede resultar, paradójicamente, aburrido. Pero el aprender a jugar en
familia, el aprender a compartir, hacer deportes juntos, jugar juegos de mesa,
ver películas juntos, etc. no solo ayuda a formar a nuestros hijos: también ayuda a que los hijos vean el hogar como un
lugar al que quieren volver: si nuestros hijos saben encontrar momentos para
compartir y disfrutar de los sencillos placeres de la vida en la casa familiar,
nunca tendrán reparo en volver e invitar a sus amigos a compartir la alegría de
la familia.
¡Hay muchas otras cosas
importantes en una familia cristiana, pero si están esas seis, podremos estar
seguros que vamos por buen camino! El papa Francisco dijo recientemente:
"La
familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y
el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al
mundo con su amor".
Y la Madre Teresa, decía: "¿Qué puedes hacer para
promover la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia".
Andrés D' Angelo
Andrés es argentino. Junto con su esposa Mariana es miembro
del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Tienen cuatro hijos. Escribió el
libro "Matrimonio Fácil para tiempos
difíciles". Actualmente dirige un programa de Radio.
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