En el final de los tiempos, la "última batalla entre el
bien y el mal es una batalla entre dos bestias míticas: Arnion, el dócil
Corderito, y Therion, el terrible dragón: ¿Cómo derrumbar y vencer la
inclinación al mal o concupiscencia que combate dentro de nosotros? El demonio
ama el poder, pero hay una cosa que él odia y por sí misma puede derribar su
poder; la humilde debilidad. La “debilidad” del Calvario es en realidad
fortaleza. El Maligno, por otro lado, es verdaderamente débil aun cuando mucha
gente lo busca para darle poder en este mundo.
En
algunas ocasiones, cuando vemos grandes males en el mundo sentimos que tenemos
que dar “ojo por ojo y diente por diente” y
usar las mismas tácticas del enemigo; empezamos a creer que si somos lo
suficientemente “poderosos”, podemos
derrotar al demonio.
Sin
embargo, si vemos nuestras batallas diarias a través de este lente seremos
sobre poderosos y el maligno aprovechará nuestra búsqueda de poder para su
beneficio.
Satanás
ama el poder, así que utilizará nuestro deseo de poder en contra de nosotros.
Pero hay una cosa que él odia y
por sí misma puede derribar su poder: la humilde debilidad. Puede que eso suene raro pero es
completamente bíblico y completamente cierto.
El Calvario aniquiló al mal
El
ejemplo más supremo de aparente debilidad que pudo sobrevenir el mal fue la
crucifixión de Cristo en la cruz. Ahí tenemos al Rey de Reyes desnudo en la
madera de la cruz y en suprema agonía. Sus manos y pies atravesados con clavos,
dejándolo enteramente vulnerable. Sus captores pueden hacer lo que quieran con
Él y Él no puede hacer nada para protegerse.
Sin
embargo, este acto de “debilidad” fue en
realidad una obra de extraordinario amor y sacrificio propio. El poder del amor que contuvo rompió los
lazos de la muerte y abrió las puertas del Cielo. El ejemplo de Cristo
derramando Su sangre nos proveería del supremo ejemplo de vida Cristiana.
Numerosos
hombres y mujeres a lo largo de toda la historia serían inspirados a seguir Sus
pasos y así, emporios malignos fueron destruidos y sistemas políticos corruptos
fueron demolidos. La debilidad seguirá salvando el día por el resto de la
historia.
Incluso
al final de los tiempos, la "última batalla
entre el bien y el mal es una batalla entre dos bestias míticas: Arnion, el
dócil Corderito, y Therion, el terrible dragón. Y el Cordero sobreviene a la
Bestia con un arma secreta: su propia sangre" (Peter Kreeft,
La filosofía de Tolkien, 184-185).
La “debilidad” del Calvario es en realidad
fortaleza. El Maligno, por
otro lado, es verdaderamente débil aun cuando mucha gente lo busca para darle
poder en este mundo.
LA DEBILIDAD DEL MAL
Peter Kreeft explica esta verdad de manera más elocuente: "La debilidad del mal es que no
puede conquistar a la debilidad. No importa cuánto poder tenga el mal, siempre
es vencido por la renuncia libre y amorosa del poder. Puede ser vencido en la
tierra a como lo fue en el Calvario: por medio del martirio” (énfasis
añadido, Kreeft, 184).
El demonio aborrece la debilidad ya que él se extasía en la búsqueda de poder terrenal. Mientras
más luchemos por ser “fuertes” e “influyentes” en el mundo, más lugar le cedemos
a Satanás y más puede
trabajar sobre nosotros.
Simplemente
pensemos en la Madre Teresa. Ella trabajó con los más pobres entre los pobres y
en los ojos del mundo fue una pequeña, débil y delicada anciana.
De acuerdo al mundo, ella fue
débil. Sin embargo, en verdad ella
fue una de las mujeres más fuertes que jamás han vivido y que se
han opuesto a Satanás. Él nunca pudo conquistarla o al buen trabajo que ella
realizó.
LA ILUSIÓN DE PODER
Debemos
estar adicionalmente alertas en estos tiempos modernos en cuanto al poder se
refiere. La búsqueda del poder ha
tomado nuevas formas, especialmente en el campo de la tecnología.
Pensamos
que podemos controlarlo todo con sólo tocar un botón. Satanás crece en fuerza con esta
constante búsqueda de poder y solamente le añade combustible.
Mientras
más pensamos que la tecnología nos empodera, menos poderosos somos en realidad.
Como
dice Peter Kreeft: “Temblamos ante un apagón eléctrico a
nivel nacional o un virus de computadoras global. Solamente vaqueros y
exploradores sobrevivirían una guerra nuclear. En nuestro anhelo de poder, nos
hemos engañado a nosotros mismos a pensar que nos hemos convertido en más
poderosos pero en realidad hemos perdido poder. Somos miserables Nietzsches
soñando que somos súper hombres. Buscando ganar el mundo nos hemos perdido a
nosotros mismos. (Kreeft, 188)
O
a como J. R. R. Tolkien dice:
“No puedes luchar contra el Enemigo
con su propio Anillo sin convertirte en el Enemigo; pero desafortunadamente la
sabiduría de Gandalf parece haber pasado ya hace mucho tiempo junto con él
hacia el Verdadero Oeste” (Letters, n° 81, p. 84)
No busquemos el poder terrenal sino el
celestial. El único camino hacia el Cielo es
el de la humildad y la debilidad. En la “debilidad”
nos hacemos fuertes.
Adaptación y traducción al español por María Vanegas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado
en: PhilipKosloski.com, autor: Philip Kosloski
Publicado por Unción Católica y Profética
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