En EE. UU. el 40 % a
intentado suicidarse en algún momento de su vida.
Por: n/a | Fuente: Actuall.com
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La
transexualidad se ha convertido en un tema de primer nivel en la agenda
política y social. En el ámbito político, en la Comunidad de
Madrid todos los partidos se pelean por ver quién es el que más derechos les da
sobre el resto de ciudadanos mediante una ley destinado exclusivamente a este
colectivo. Como ejemplo el gobierno madrileño presidido por Cristina Cifuentes
incluso ha decidido discriminar a la práctica totalidad de la ciudadanía
regalando pases de metro gratuitos para transexuales.
En el ámbito del cine en 2016 se nominó a los
Oscar la película La chica danesa, que relata la historia de un
transexual en los años 20.
La trama ya fue desmontada con su propia experiencia de vida por un
extransexual mostrando el lado oscuro que no aparece en el filme.
Los transexuales tienen ahora más visibilidad
que nunca y el lobby gay está promocionando su agenda en parlamentos y medios
de comunicación. Pero, ¿no hay ningún aspecto negativo de la transexualidad?
¿No hay nada detrás del cambio de sexo que no sea tan bonito como se vende?
LOS CONTUNDENTES DATOS DE LOS ESTUDIOS CIENTÍFICOS
Los
estudios científicos contradicen, y mucho, los argumentos del lobby gay en el
que vende que el cambio de sexo es la liberación de la persona que lo realiza.
En un artículo, Michael Cook, director de MercatorNet, recoge las conclusiones de distintos informes
que muestran la otra cara de la transexualidad.
En este caso, un estudio publicado en el Journal of Adolescent Health realizado en Boston en 2015 comparó los
historiales clínicos de 180 jovenes transexuales con otro grupo de jóvenes no transexuales.
Las conclusiones son abrumadoras. Los transexuales tenían una probabilidad de
dos a tres veces mayor de sufrir trastornos mentales, depresión,
ansiedad, pensamientos suicidas e intentos de suicidio y también autolesiones.
Un estudio revela que “después del cambio de sexo, las personas con
transexualismo tienen riesgos notablemente más altos de mortalidad, conducta
suicida.
Los propios autores del artículo admitían que “un porcentaje notablemente superior de pacientes
adolescentes y jovenes transexuales sufrían
problemas de salud mental en comparación con los jovenes cisgéneros
(personas que se sienten bien con su sexo)”.
Michael Cook cita otro estudio que se publicó en
2011 en PLoS One con una muestra de 300 personas que se habían sometido a un
cambio de sexo en Suecia. Las conclusiones son similares al del otro informe.
UN NIVEL “EXTRAORDINARIAMENTE ALTO DE COMPORTAMIENTOS
SUICIDAS
En este caso, los investigadores aseguran que “después del cambio de sexo, las personas con transexualismo tienen riesgos notablemente más altos de
mortalidad, conducta suicida, patología psiquiátrica que el conjunto de
la población”.
Además, añaden que “nuestros resultados indican que el cambio de sexo,
aunque alivia la disforia de género, puede ser un tratamiento insuficiente para
el transexualismo, y deberían llevar a mejorar la atención psiquiátrica y
médica a este grupo de pacientes tras el cambio de sexo”.
Incluso organizaciones favorables al lobby gay
llegan a este tipo de conclusiones. El Instituto Williams asegura en un informe
que publicó en 2014 que había “un nivel extraordinariamente alto de
comportamientos suicidas” entre los transexuales adultos.
Además, citaban el alarmante dato de que los intentos de suicidio entre las personas
transgénero se situaba en el 41%, un dato mucho más alto que el 4,6% del
conjunto de la poblacion de Estados Unidos. Entre la población gay el porcentaje se situaba entre el 10 y el 20%.
EL 40 % DE TRANSEXUALES ESTADOUNIDENSES INTENTARON SUICIDARSE
EN ALGÚN MOMENTO DE SU VIDA
Según un informe de U.S. Transgender Survey, asociación
dirigida a defender el derecho de los transexuales, el 39% de las personas
trans padecen grave malestar psicológico en el mes primero a la entrevista
llevada a cabo para obtener estos datos, en comparación con el 5% de la
población estadounidense. El 40 % intentaron suicidarse en algún momento de su
vida. Este índice para la población estadounidense es del 4.6 %. El 7 % intentaron
suicidarse el último año. Este índice para la población estadounidense fue del
0.6% (dato publicado por el Observatorio de Bioética el 3 de abril de 2017).
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