REDACCIÓN CENTRAL, 15 Ago. 17 / 12:35 pm (ACI).- Hoy los
católicos de todo el mundo celebran la Solemnidad de la Asunción de María,
conmemorando su subida gloriosa a los cielos. Sin embargo, si bien el día de la
celebración es relativamente nuevo, su historia tiene raíces en los primeros
siglos de la iglesia.
El Código de Derecho Canónico, en el numeral 1246, indica que esta
fiesta es de precepto, es decir, una solemnidad en la que el católico tiene la
obligación de participar de la Misa.
No obstante, en el mismo numeral se señala que “la
Conferencia Episcopal, previa aprobación de la Sede Apostólica, puede suprimir o trasladar a domingo algunas
de las fiestas de precepto”. Por tal motivo, en algunos países no es
obligatorio.
Dr. Matthew Bunson, colaborador principal de EWTN, señaló recientemente que “a medida que la vida terrena de la Virgen María llega a su
fin, la Asunción nos ayuda a entender más plenamente no solo su vida, sino que nos ayuda a enfocar siempre nuestra mirada a
la eternidad”.
“Vemos en María la lógica de la Asunción como la
culminación de su vida. Un requisito eucarístico para ese día es muy
apropiado”, continuó.
El dogma de la Asunción de María, también llamada “Dormición de María” en las iglesias orientales,
tiene sus raíces en los primeros siglos de la Iglesia. La Iglesia Católica
enseña que cuando María terminó su vida terrenal, Dios la elevó en cuerpo y
alma al cielo.
Esta creencia remonta sus raíces a los primeros años de la Iglesia.
Mientras que un sitio fuera de Jerusalén fue reconocido como la tumba de María,
los primeros cristianos sostuvieron que “no había
nadie allí”, afirmó Bunson.
Según San Juan de Damasco, en el siglo V, en el Concilio de Calcedonia
del 451 d.C., el emperador romano Marciano solicitó el cuerpo de María, Madre
de Dios. San Juvenal, que era Obispo de Jerusalén, respondió “que María murió en presencia de todos los apóstoles,
pero que su tumba, cuando se abrió a petición de Santo Tomás, fue hallada
vacía; de donde los apóstoles concluyeron que el cuerpo fue llevado al cielo”,
relató el santo.
En el siglo VIII, alrededor de la época del Papa Adriano, la Iglesia
comenzó a cambiar su terminología, renombrando la fiesta del “Memorial de María” a la “Asunción
de María”, anotó Bunson.
La creencia en la Asunción de María fue una tradición muy extendida y
una frecuente meditación en los escritos de los santos a través de los siglos.
Sin embargo, no se definió oficialmente hasta el siglo pasado.
En 1950, el Papa Pío XII hizo una declaración infalible “ex-cathedra” en la Constitución Apostólica
Munificentissimus Deus, oficialmente definiendo el dogma de la Asunción.
“Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de
los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos,
declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre
de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue
asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”, escribió
el Papa.
En el decreto, que fue aprobado de antemano por las diócesis de todo el
mundo, el Papa Pío XII examinó siglos de pensamiento cristiano y los escritos
de varios santos sobre la Asunción de María.
“Tenemos a lo largo de la historia de la Iglesia un
testimonio casi universal de esto. Tenemos este hilo que recorre toda la
historia de la Iglesia en apoyo del dogma. Eso es significativo porque apoya la
tradición de la Iglesia, pero también apoya una comprensión más profunda de las
enseñanzas de la Iglesia de cómo confiamos en las reflexiones de algunas de las
más grandes mentes de la misma”, comentó
Bunson.
Lo que también es notable sobre el dogma, agregó, es que “usa el tiempo pasivo”, enfatizando que María no
subió al cielo por su propio poder, como lo hizo Cristo, sino que fue elevada
al cielo por la gracia de Dios.
Hoy, la fiesta de la Asunción está marcada como un gran día de fiesta y
de precepto en varios países, incluyendo a los Estados Unidos.
El Dr. Bunson explicó que en festividades importantes, es necesario
señalar el significado real de la celebración, enfatizando la necesidad de
celebrar la Eucaristía ese día.
“¿Habría algo más apropiado que en la fiesta de la
Asunción de la Santísima Madre, una vez más, centrarse en su Hijo, en la
Eucaristía?”, reflexionó.
Traducido y adaptado por Diego López
Marina. Publicado originalmente en CNA.
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