REDACCIÓN CENTRAL, 10 Ago. 17 / 12:03 am (ACI).- “La Iglesia
de Roma nos invita hoy a celebrar el triunfo de San Lorenzo, que superó las
amenazas y seducciones del mundo, venciendo así la persecución diabólica”, dijo
una vez el Obispo San Agustín en uno de sus sermones.
San Lorenzo era uno de los diáconos que ayudaba al Papa San Sixtus II,
quien fue asesinado por la policía del emperador mientras estaba celebrando Misa en un cementerio de
Roma.
La antigua tradición cuenta que San Lorenzo, al ver que iban a matar al
Pontífice, le dijo: “Padre mío, ¿te vas sin
llevarte a tu diácono?” y el Santo Padre le respondió: “Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás”.
San Lorenzo se alegró muchísimo de saber que iría pronto al cielo y, viendo el peligro
que se aproximaba, recogió todos los bienes que la Iglesia tenía en Roma, los
vendió y repartió el dinero a los más necesitados.
El alcalde de la ciudad, que era pagano y apegado al dinero, llamó
a San Lorenzo y le mandó que le lleve los tesoros de la Iglesia para costear
una guerra que el emperador iba a empezar. El Santo le pidió unos días de plazo
para reunirlos.
El diácono entonces juntó a los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos,
viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con las limosnas.
Mandó llamar al alcalde y le dijo que ellos eran los tesoros más preciados de
la Iglesia de Cristo.
El alcalde, lleno de rabia, lo mandó matar lentamente, prendieron una
parrilla de hierro y ahí acostaron a San Lorenzo. Los fieles vieron el rostro
del mártir rodeado de un esplendor muy hermoso y sintieron un aroma
agradable, mientras que los paganos no percibían nada de eso.
Tras un rato de estarse quemando por un lado en la parrilla, el valiente
mártir le dijo al juez que le dieran la vuelta para quedar completamente
quemado. Cuando ya se acercaba su hora y con una tranquilidad impresionante,
pidió a Dios por la difusión del cristianismo en el mundo y partió a la Casa
del Padre el 10 de agosto del 258.
Se dice que este martirio significó el declive de la idolatría romana y
que la Basílica de San Lorenzo en Roma es considerada la quinta en importancia.
La devoción a este gran Santo se ha expandido por todo el mundo y muchos
pueblos y ciudades llevan su nombre.
Incluso el nombre del equipo de fútbol favorito del Papa Francisco, el
Club Atlético San Lorenzo de Almagro, es en honor al diácono mártir. Tal
como fue el deseo del salesiano P. Lorenzo Massa, en los inicios de fundación
del equipo.
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