"Después de
esto, Jesús entró en el templo y comenzó a expulsar a los que allí estaban
vendiendo. Les dijo:
– En las Escrituras
se dice: ‘Mi casa será casa de oración’, pero vosotros la habéis
convertido en una cueva de ladrones.
Todos los días
enseñaba Jesús en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros
de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo. Pero
no encontraban la manera de hacerlo, porque toda la gente estaba pendiente de
sus labios."
Hoy se celebra la Dedicación de las basílicas de San pedro y San Pablo y volvemos a escuchar el evangelio de la expulsión de los mercaderes del Templo.
Hoy se celebra la Dedicación de las basílicas de San pedro y San Pablo y volvemos a escuchar el evangelio de la expulsión de los mercaderes del Templo.
Nos fijaremos en las últimas líneas. Los jefes y los sacerdotes buscan cómo matarlo, pero no se atreven, porque el pueblo le escuchaba con atención, estaba pendiente de sus labios.
¿Por qué querían matarlo? Jesús quiere eliminar todo lo que sea aprovecharse de la religión, todo lo que no es espiritualidad, todo el abuso que hacían, en su provecho, jefes y sacerdotes. Pero no querían ponerse en contra al pueblo.
Hoy también necesitamos purificar la religión. Debemos volver al Evangelio, debemos estar pendientes de los labios de Jesús, de su Palabra. A lo largo de los siglos hemos ido desvirtuando su Palabra y la hemos substituido por ritos, por poder y dominio de unos sobre otros. Hoy más que nunca necesitamos volver a la Palabra.
Enviat per Joan Josep
Tamburini
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