VATICANO, 15 Nov. 16 / 06:32 am (ACI).- A pocos días de concluir el
Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco quiso saludar a un grupo de
peregrinos de los Países Bajos que celebraron el final de su viaje a Roma con
una Misa
en la Basílica de San Pedro.
El Papa Francisco llegó al final de la celebración y les dedicó unas
palabras. Explicó que gracias a la misericordia “nosotros
experimentamos la bondad salvífica de Dios en de modo particular en el
sacramento de la Penitencia y la Reconciliación”.
“La confesión es –continuó–
el lugar en el que se recibe como don el perdón y
la misericordia de Dios”. Aquí “ha iniciado
la transformación de cada uno de nosotros y la reforma de la vida de la Iglesia”.
“El Año Santo nos hace entrar todavía más en la
relación con Jesucristo, rostro de la misericordia del Padre” y recordó que “los hombres y las mujeres de
hoy tienen sed de Dios y tienen sed de su bondad y de su amor”, añadió.
Francisco manifestó que “no llegamos nunca a
entender este gran misterio del amor de Dios”. Es la fuente de nuestra
salvación: todo el mundo, todos nosotros tenemos
necesidad de la misericordia divina. Ella nos salva, nos da la vida, nos recrea
como verdaderos hijos e hijas de Dios”.
Por último, les animó a abrir “los
corazones” y a dejarse “plasmar por la
misericordia de Dios” e invitó a dejarse abrazar “por el Padre misericordioso que nos ofrece siempre su perdón".
Así “seréis capaces de testimoniar su amor en la
vida de cada día”.
Por Álvaro de Juana
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