REDACCIÓN CENTRAL, 12 Dic. 14 / 08:07 pm (ACI).- Diversos medios
de prensa en el mundo han publicado casi al unísono la “noticia”
de que el Papa Francisco, cambiando la existente doctrina católica,
habría afirmado que los animales van al Cielo al igual que los
seres humanos. Pero, ¿realmente dijo eso el Papa Francisco?
El diario
italiano Corriere della Sera fue el que inició el aluvión mediático con una
nota publicada el 27 de noviembre –sobre la audiencia general del
Santo Padre del día 26– titulada “El Papa y los
animales ‘El Paraíso está abierto a todas las criaturas’”. El titular
del periodista Vecchi Gian Guido utiliza
una palabra que el Pontífice nunca usó: animales.
El mismo 27 de
noviembre el diario inglés The Guardian publicó una noticia en la
que se señala, citando al Corriere della Sera, que “los
animales también van al cielo. Esa es, al menos, una interpretación de lo dicho
por el Papa Francisco en su audiencia general en el Vaticano”.
Días después, el 11 de
diciembre fue Rick Gladstone de The New York Times de Estados Unidos,
quien siguió con la narrativa pero ahora desde otro ángulo. Según este diario
el Papa se habría encontrado “en una aparición
pública en San Pedro” con un pequeño niño que perdió a su perro a quien habría
dicho que “el Paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios”.
Es posible que el origen de la nota haya sido un dato más que publicó el
Corriere della Sera el día 27 de noviembre. El texto en italiano señala que “se cuenta que Pablo VI consoló a un niño que lloraba por
la muerte de su perro diciéndole ‘un día volveremos a ver a nuestros animales
en la eternidad de Cristo’”.
The New York Times señala asimismo en la nota del 11 de diciembre que “aunque no es claro si lo dicho por el Papa ayudó a
consolar al niño, sí fue bien recibido por grupos como” la Humane
Society of the United States and People for the Ethical Treatment of Animals, “quienes lo acogieron como un repudio de la teología
conservadora católica que dice que los animales no van al cielo porque no
tienen alma”.
Tras la publicación de estas notas, medios como El Universal de México, Caracol de
Colombia, Terra
Argentina, entre muchos otros, publicaron diversas noticias
señalando que el Papa Francisco ha dicho que los animales van al cielo.
LO QUE SÍ DIJO EL PAPA
FRANCISCO EN LA CATEQUESIS
DEL 26 DE NOVIEMBRE
El Santo Padre dedicó su
catequesis de la audiencia general del 26 de noviembre a explicar qué es el
Cielo. El Pontífice resaltó que antes que un “lugar” es un “estado” en el
que las personas podrán contemplar a Dios.
Y sobre el tema en cuestión dijo: “La
Sagrada Escritura nos enseña que el cumplimiento de este diseño maravilloso no
puede no interesar también todo aquello que nos rodea, y que ha salido del
pensamiento y del corazón de Dios. El apóstol Pablo lo afirma explícitamente,
cuando dice que también ‘la creación será liberada de la esclavitud de la
corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios’. Otros
textos utilizan la imagen del ‘cielo nuevo’ y la ‘tierra nueva’, en el sentido
de que todo el universo será renovado y liberado de una vez para siempre de
todos los rastros del mal y de la misma muerte”.
UNA RESPUESTA A LO
DICHO POR LOS MEDIOS
El reconocido
apologeta norteamericano Mark Shea, respondió a los medios que hicieron
eco de estas afirmaciones señalando no
solo que no existe ni una sola cita donde el Papa Francisco diga lo que se le
atribuye; sino que “es bastante flojo decir
que los animales son ‘salvados’ ya que estos no son capaces de pecar. La
salvación salva del pecado. Las criaturas no racionales no pueden ser
‘salvadas’ ya que no tienen un pecado del cual ser salvadas”.
“Esto no quiere decir que el resto de la creación
no tiene lugar en el esquema de la redención. Todo el asunto es hablar sobre un
nuevo cielo y una nueva tierra es decir que lo hay. Pero decir que los ‘animales van al cielo’ en el
sentido de disfrutar la salvación como los seres humanos, pues no tiene sentido”.
Shea afirma también que “tu perro es capaz
de disfrutar de muchas cosas y puede ser capaz de disfrutar de una nueva
tierra, pero nunca será capaz de contemplar el rostro de Dios de la forma en la
que un ángel o un humano redimido podrá”.
“El Catecismo no discute el
destino de los animales porque la Biblia no es el gran libro
de todo. Simplemente no tenemos idea de lo que Dios tiene para el resto de la
creación. La Revelación se da para salvar a nuestra raza desesperadamente
depravada (…) Tenemos información suficiente como ‘no seas cruel con los
animales’ y ‘está bien usarlos para alimento, vestido y medicinas’. Pero no se
nos ha dicho nada sobre lo que Dios tiene para ellos más allá de eso”, subraya el apologeta.
Ironizando sobre la manera como la prensa secular informa sobre palabras
y gestos papales, Shea dice luego que “recuerdo una
vez cuando Benedicto dio una homilía sobre nuestra responsabilidad por la
creación hace algunos años y la prensa dijo que usó una vestidura verde como
signo de su compromiso con el ambientalismo. Ese es el calibre de la conciencia
teológica con la que lidiamos cuando la prensa reporta sobre la Iglesia”.
LO QUE DIJO SAN JUAN PABLO II SOBRE LOS ANIMALES EN 1990
Para intentar sustentar lo afirmado en su nota del 27 de noviembre, el
Corriere della Sera también incluyó algunas afirmaciones de San Juan Pablo
II de la audiencia general del 10 de enero de 1990, en la que habla sobre “La
acción creadora del Espíritu divino”.
En aquella oportunidad lo que dijo en realidad el Papa polaco fue que
algunos textos señalan que “también los animales
tienen un aliento o soplo vital, y que lo recibieron de Dios. Bajo este aspecto
el hombre, salido de las manos de Dios, aparece solidario con todos los seres
vivientes. Así el salmo 103/104 no establece distinción entre los hombres y los
animales cuando dice, dirigiéndose a Dios Creador: ‘Todos ellos de ti están
esperando que les des a su tiempo su alimento; tú se lo das y ellos lo toman’.
Luego, el salmista añade: ‘Les retiras su soplo, y expiran, y a su polvo
retornan. Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra’. Por
consiguiente, la existencia de las creaturas depende de la acción del soplo-espíritu
de Dios, que no sólo crea, sino que también conserva y renueva continuamente la
faz de la tierra”.
Juan Pablo II no habla del destino final de los animales, sino que
explica que Dios los creó y que su existencia depende de Él. Además, no son el
tema de la audiencia en donde lo principal es la acción creadora del Señor que
infunde su espíritu en el hombre y envía a su Hijo Jesús para salvarlo.
LO QUE DICE EL
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
Aunque hay otros numerales en los que son mencionados los animales, el Catecismo de
la Iglesia Católica se ocupa de ellos en los numerales del 2415 al 2418 bajo el
título “El respeto de la integridad de la creación”.
2415 El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la
creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están
naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura
(cf Gn 1, 28-31).
El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no
puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido
por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es
absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las
generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la
creación (cf CA 37-38).
2416 Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud
providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan
gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con
qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri.
2417 Dios confió los animales a la administración del que fue creado por
él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4). Por tanto, es legítimo servirse de los
animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar
para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos
médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se
mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas.
2418 Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los
animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en
ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede
amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente
a los seres humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario