miércoles, 5 de octubre de 2016

20 COSAS QUE TESTIMONIAMOS CUANDO HACEMOS LA SEÑAL DE LA CRUZ


Feligreses católicos, ortodoxos y algunas denominaciones protestantes usan la “señal de la cruz”.
Lo hacen antes de las oraciones personales, al entrar en una iglesia, en varios puntos durante el culto, y en otros momentos.
Los sacerdotes hacen la señal no sólo durante los sacramentos, sino que la utilizan para impartir bendiciones a las personas u objetos.
Por no hablar de los atletas supersticiosos, que aunque no son cristianos, se hacen la señal de la cruz antes de tiros libres o penales, o de competiciones atléticas.
En los últimos tiempos los comunistas en China han atacado a cientos de iglesias demoliendo sus cruces exteriores consideradas demasiado prominentes, lo que demuestra lo poderoso que es el símbolo.
Hasta el nacimiento del cristianismo, la cruz era un recordatorio aterrador del poder imperial de Roma y de la humillación y la degradación que esperaba a los alborotadores.
Como vemos en el Nuevo Testamento, los cristianos la transformaron inmediatamente en el emblema de la caridad y de sacrificio de Jesucristo para la salvación y el triunfo espiritual.
20 COSAS QUE SIGNIFICAMOS CUANDO HACEMOS LA SEÑAL DE LA CRUZ

1 Es una Oración.
Se debe empezar y terminar nuestras oraciones con la Señal de la Cruz.
Tal vez sin darnos cuenta que el signo es en sí mismo es una oración.
No es un gesto vacío. El signo de la cruz es una potente oración.

2 Nos abre a la gracia.
Como un sacramental, la señal de la cruz nos prepara para recibir la bendición de Dios y nos dispone a cooperar con su gracia.

3 Santifica el día.
Como un acto repetido a través de momentos clave de cada día, la señal de la cruz santifica nuestro día.

4 Nos Compromete todo el ser con Cristo.
Nuestra mano en movimiento desde la frente a nuestro corazón y luego a ambos hombros, está pidiendo la bendición de Dios para nuestra mente, nuestras pasiones y deseos, nuestros propios cuerpos.
En otras palabras, con la señal de la cruz, el cuerpo y el alma, la mente y el corazón, se encomienda a Cristo.

5 Recordamos la Encarnación.
Nuestro movimiento es hacia abajo, desde la frente a nuestro pecho “porque Cristo descendió de los cielos a la tierra” escribió el Papa Inocencio III en sus instrucciones para hacer la Señal de la Cruz.
Juntando dos dedos, ya sea el dedo pulgar con el dedo anular o con el dedo índice, también se representa las dos naturalezas de Cristo.
6 Recuerda la Pasión de Nuestro Señor.
Fundamentalmente, al trazar los contornos de una cruz en nosotros mismos, estamos recordando la crucifixión de Cristo.
Este recuerdo se profundiza si mantenemos nuestra mano derecha abierta, con los cinco dedos para recordar las cinco llagas de Cristo.

7 Afirma la Trinidad.
Al invocar el nombre de Dios: al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, estamos afirmando nuestra creencia en un Dios trino.
Esto también se ve reforzada por el uso de tres dedos para hacer la señal, de acuerdo con el Papa Inocencio III.

8 Centra nuestra oración en Dios.
Una de las tentaciones en la oración es que se dirija a Dios tal como lo concebimos a Él, el hombre de arriba, nuestro amigo, una especie de genio cósmico, etc.
Cuando esto sucede, nuestra oración se hace más sobre nosotros que sobre un encuentro con el Dios vivo.
La señal de la cruz nos centra inmediatamente en el verdadero Dios.
Cuando invocamos a la Trinidad, fijamos nuestra atención en el Dios que nos hizo, y no en el Dios que hemos tomado.
Arroja nuestras imágenes a un lado y dirige nuestras oraciones a Dios como él mismo ha revelado ser: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

9 Afirma la procedencia del Hijo y del Espíritu.
En primer lugar, al levantar nuestra mano a la frente recordamos que el Padre es la primera persona de la Trinidad.
Al bajar la mano expresamos que el Hijo procede del Padre.
Y al terminar con el Espíritu Santo a los lados, queremos decir que el Espíritu procede del Padre y del Hijo, según Francisco de Sales.

10 Confiesa nuestra fe.
Al afirmar nuestra creencia en la encarnación, la crucifixión y la Trinidad, estamos haciendo una especie de mini-confesión de fe en palabras y gestos, proclamando las verdades fundamentales de la religión.
11 Invoca el poder del nombre de Dios.
En la Escritura, el nombre de Dios tiene poder.
En Filipenses 2:10, San Pablo nos dice que “en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de lo que están en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra.”
Y, en Juan 14: 13-14, Jesús mismo dijo: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré. “

12 Somos Discípulos de Cristo.
El que quiera seguir a Cristo “debe negarse a sí mismo” y “tomar su cruz”, como Jesús dijo a los discípulos en Mateo 16:24.
“He sido crucificado con Cristo” escribe San Pablo en Gálatas 2:19.
Al proclamar el signo de la cruz proclamamos nuestro sí a esta condición del discipulado.

13 Pedimos apoyo en nuestro sufrimiento.
Cruzando los hombros pedimos a Dios que nos lleve en hombros en nuestro sufrimiento.

14 Reafirmamos nuestro bautismo.
Usando las mismas palabras con las que fuimos bautizados, la señal de la cruz es un “resumen y re-aceptación de nuestro bautismo” de acuerdo con el entonces cardenal Joseph Ratzinger.

15 Invierte la maldición.
La señal de la cruz recuerda el perdón de los pecados y la reversión de la caída, al pasar “de la parte izquierda de la maldición a la derecha de la bendición”, según de Sales.
El movimiento de izquierda a derecha también significa nuestro paso futuro de la actual miseria a la gloria futura, así como Cristo “ha pasado de la muerte a la vida y del Hades al Paraíso”, escribió el Papa Inocencio II.
16 Nos rehacemos a nosotros mismos a la imagen de Cristo.
En Colosenses 3, San Pablo utiliza la imagen de la ropa para describir cómo nuestra naturaleza pecaminosa se transforma en Cristo.
Los Padres de la Iglesia vieron una conexión entre este verso y el despojo de Cristo en la cruz, enseñando que despojarse de la vieja naturaleza en el bautismo nos pone en una nueva era de participación con Cristo en su crucifixión.
Por lo tanto, al hacer la señal de la cruz, nos estamos identificando radicalmente a nosotros mismos con la totalidad de la crucifixión.

17 Nos marca para Cristo.
Por ejemplo, un pastor marca a sus ovejas como su propiedad.
Al hacer la señal de la cruz nos marcamos nosotros mismos como pertenecientes a Cristo, nuestro verdadero pastor.

18 Nos Aleja del diablo.
La señal de la cruz es una de las mismas armas que utilizamos en la batalla con el diablo.
Como un predicador medieval llamado Aelfrico declaró:
“Un hombre puede mover maravillosamente las manos sin crear ninguna bendición a menos que haga la señal de la cruz. Pero, si lo hace, el demonio estará pronto lleno miedo a causa del signo victorioso“.

19 Nos Sella en el Espíritu.
En 2 Corintios 1:22, San Pablo escribe “y el que nos marcó con su sello y nos dio en arras el Espíritu en nuestros corazones”.
Al hacer la señal de la cruz, estamos una vez más sellándonos en el Espíritu, invocando Su intervención poderosa en nuestras vidas.

20 Somos Testigo ante otros.
Como gesto en público, la señal de la cruz es una forma sencilla para testimoniar nuestra fe a otros.
“No nos avergoncemos luego de confesar al Crucificado.
Sea la Cruz nuestro sello, hecho con denuedo con nuestros dedos sobre nuestra frente, y sobre todo.
Sobre el pan que comemos, y las copas que bebemos; en nuestras idas y venidas; antes de nuestro sueño, cuando nos acostamos y cuando nos levantamos; cuando estamos en el camino, y cuando estamos en casa”, escribió San Cirilo de Jerusalén.
DIFERENCIA ENTRE CATOLICOS Y ORTODOXOS
Los católicos hacen la señal tocando la frente, el pecho, el hombro izquierdo y hombro derecho. Los anglicanos y protestantes que observan esta costumbre hacen lo mismo.
En la ortodoxa oriental, y también en las jurisdicciones de “rito oriental” dentro del catolicismo, se tocan el hombro derecho antes del izquierdo.
Los cristianos se estuvieron haciendo la “pequeña cruz” con un pulgar o el dedo en la frente por lo menos desde el siglo segundo.
La acción de derecha a izquierda, que todavía se utiliza en la ortodoxia, era “universal para toda la Iglesia hasta el siglo XII”, escribe el cura católico William Saunders.
Pero al día de hoy, los sacerdotes y feligreses católicos siempre hacen la señal con la mano derecha, incluso si son zurdos.
Una explicación para esta preferencia es que Jesús representó la separación de buena ovejas a la derecha de las malas a la izquierda en el Juicio Final (Mateo 25:33).
El siglo XIII el Papa Inocencio III indica que un cambio comenzaba a producirse.
Dijo derecha a izquierda significaba que la fe se extendía desde los Judíos (derecha) a los gentiles (izquierda).
Sin embargo, continuó, otros invierten el orden, porque un cristiano se mueve de la “miseria” (izquierda) hacia la “gloria” (derecha).
“Así como Cristo ha pasado de la muerte a la vida“.
Una explicación bajomedieval decía que Jesús sufrió por nosotros (izquierda) y luego ascendió al cielo (derecha).
Hay muchas versiones.
Otro aspecto de esta tradición es la forma en que se pone la mano.
Los ortodoxos colocan el pulgar y los dos primeros dedos juntos para formar un punto, mientras que los dos dedos restantes se colocan contra la palma.
El tres representa que el único Dios existe en las tres personas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Los creyentes suelen invocar estos nombres de la Trinidad, ya sea de forma audible o mentalmente, cuando hacen el signo.
Para los ortodoxos, los dos dedos representan las dos naturalezas en Jesucristo, divina y humana.
En Occidente, por alguna razón, en gran medida ha cambiado con el uso de la mano completa.
Hay quienes argumentan que es la forma de recordar las cinco llagas de Cristo.
COMO EXPLICAR LA SEÑAL DE LA CRUZ A LOS PROTESTANTES O NO RELIGIOSO QUE NO LA USAN
Cuando se habla de esto con un no católico se debe ser breve y convincente.
Los protestantes prefieren la “sola Escritura” pero se pueden llevar por citas de los Padres de la Iglesia.
Por lo tanto una argumentación puede ser:
Los Apóstoles colocaban la señal de la cruz en la frente de las personas recién bautizados según las visiones proféticas que se encuentran en Ezequiel y el Apocalipsis.
Después del bautismo, los cristianos siguieron haciendo de la señal de la cruz en la frente, y vemos evidencia en la Biblia y en los Padres de la Iglesia.
Cuando el cristianismo se convirtió en legal, comenzó a ser utilizado el signo mayor de la cruz hecha desde la cabeza hasta el estómago.
Pero la forma original, se hacía con el pulgar en la frente.
Ezequiel habla de la “marca de una tau” administrada por el “hombre vestido de lino” en la cabeza de los fieles:
Ezequiel 9,3-6: “Yahvéh llamó entonces al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura, y le dijo:
“Recorre la ciudad, Jerusalén, y marca una tau en la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que se cometen en ella“.
Y a los otros oí que les dijo:
“Recorred la ciudad detrás de él y herid.
No tengáis piedad, no perdonéis; matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta que no quede uno.
Pero no toquéis a quien lleve la tau en la frente. Empezad por mi santuario””.
El “hombre vestido de lino” en los cielos es la segunda persona de la Trinidad. El Apocalipsis describe a Jesucristo como el hombre vestido de lino.
El libro de del Apocalipsis continúa la descripción de la colocación del sello en la frente.
Apocalipsis 7,2-4: “Luego vi a otro ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo.
Y gritó con fuerte voz a los cuatro ángeles a quienes se había encomendado causar daño a la tierra y al mar:
“No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios“.
Y oí el número de los marcados con el sello: 144.000 sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel”
Escribiendo en torno al año 204, Tertuliano explicó que los cristianos marcaban la frente con el signo de la cruz.
Fuentes:

Foros de la Virgen María

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