lunes, 5 de septiembre de 2016

SALVAR AL HOMBRE


 "Sucedió que otro sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había en ella un hombre que tenía la mano derecha tullida; y los maestros de la ley y los fariseos espiaban a Jesús, por ver si lo sanaría en sábado y tener así algún pretexto para acusarle. Pero él, sabiendo lo que estaban pensando, dijo al hombre de la mano tullida:
– Levántate y ponte ahí en medio.
El hombre se levantó y se puso de pie, y Jesús dijo a los demás:
– Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla?
Luego miró a todos los que le rodeaban y dijo a aquel hombre:
– Extiende la mano.
El hombre la extendió y su mano quedó sana. Pero los demás se llenaron de ira y comenzaron a discutir lo que podrían hacer contra Jesús."

Volvemos al tema del sábado pasado. ¿Qué es más importante, los ritos o el bien del hombre? Los fariseos estaban alerta. En la sinagoga había un tullido. Ellos sabían que Jesús no se quedaba indiferente ante el dolor de los demás. Pero era sábado y hasta los pasos estaban contados. Jesús, aunque sabe que va a provocar la ira de los fariseos, no duda. Cura a aquel tullido y les da la lección de que en el sábado está para salvar al hombre. 
Hoy deberíamos hacernos esta pregunta. ¿La religión sirve para salvar al hombre o para destruirlo? No hace falta mirar hacia el pasado. Basta con mirar el presente y veremos cada día ejemplos de la religión utilizada para destruir al hombre.
Jesús lo tenía claro y, nosotros, como discípulos suyos, deberíamos tenerlo también: la religión tiene como finalidad salvar al hombre. Ritos y ceremonias no sirven para nada si dejan al hermano con el brazo tullido, muriendo de hambre, ciego...El día que comprendamos esto, seremos auténticos discípulos de Jesús.


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