VATICANO, 07 Ago. 16 / 05:53 am (ACI).- En sus palabras previas al
rezo del Ángelus, frente a una Plaza de San Pedro colmada de fieles y peregrinos,
el Papa Francisco alentó a prepararnos para el encuentro final con el Señor
sirviendo a los demás y rechazando las injusticias.
Para poder participar en “el día luminoso de
la eternidad”, dijo el Santo Padre, es necesario “estar preparados, despiertos y comprometidos en el servicio a los
demás”.
Reflexionando sobre el Evangelio de hoy, Francisco indicó que “Jesús habla a sus discípulos del comportamiento a seguir
en vista al encuentro final con Él, y explica cómo la espera de este encuentro
debe impulsar a una vida
rica de obras buenas”.
“Es una invitación a dar valor a la limosna como
obra de misericordia, a no poner confianza en los bienes efímeros, a usar las
cosas sin apego al egoísmo, pero según la lógica de Dios, la lógica de la
atención a los demás, la lógica del amor”.
El Señor, dijo el Papa, “se ha hace presente
cada día, llama a la puerta de nuestro corazón. Y será beato quien le abra,
porque tendrá una gran recompensa: es más el Señor mismo se hará siervo de sus
siervos”.
Peregrinos de Perú, Chile, Ecuador y Guatemala asisten al #Ángelus
en la Plaza de San Pedro via @MaryaXimena
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— ACI Prensa
(@aciprensa) 7 de agosto de
2016
“Esto sucede hoy, cada vez que encontramos al Señor
en la oración, o también sirviendo a los pobres y sobre todo en la Eucaristía,
donde Él prepara un banquete para nutrirnos de su Palabra y de su Cuerpo”.
El Santo Padre subrayó que “el discípulo es
aquel que espera al Señor y a su Reino”, y alentó a rechazar “tantas
injusticias, violencias y maldades cotidianas que nacen de la idea de
comportarse como señores en la vida de los demás”.
“Jesús nos recuerda hoy que la espera de la bienaventuranza
eterna no nos dispensa del compromiso de hacer más justo y más habitable el
mundo”, subrayó.
Jóvenes de Venezuela y Cuba oran por nosotros y nos piden oraciones.
Paraguay y México también presentes en #Ángelus
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— ACI Prensa (@aciprensa) 7 de agosto de
2016
“Es más, justamente nuestra esperanza de poseer el
Reino en la eternidad nos empuja a trabajar para mejorar las condiciones de la
vida terrena, especialmente de los hermanos más débiles”.
Al finalizar, Francisco pidió la intercesión de la Virgen María para que
“nos ayude a ser personas y comunidades no
conformistas con el presente, o peor aún nostálgicas del pasado, sino dirigidas
hacia el futuro de Dios, hacia el encuentro con Él, nuestra vida y nuestra
esperanza”.
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