CRACOVIA, 29 Jul. 16 / 05:51 am (ACI).- Este viernes el Papa
Francisco tuvo un breve
encuentro con representantes de personas reconocidas como “Justos entre las naciones”, los no judíos y
extranjeros que no dudaron en arriesgar sus vidas para salvar a los judíos del
exterminio nazi. Historias de heroísmo y sacrificio entre las que destacan el
testimonio de una congregación religiosa y un matrimonio mártir en
proceso de beatificación.
Francisco tuvo este encuentro en Birkenau (conocido como Auschwitz II),
luego de haber rezado en silencio frente al “muro de la
muerte” y la celda
donde murió San Maximiliano Kolbe; en Auschwitz I.
En el sector de Birkenau los nazis instalaron 4 crematorios con cámaras
de gas que podían recibir hasta 2.500 presos por turno.
HEROÍSMO DE LAS
RELIGIOSAS FRANCISCANAS
Entre las personas a las que el Pontífice pudo saludar está la hermana
Janina Kierstan, Madre General de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María, en
representación de su congregación que salvó en Polonia a cerca de 500 niños
judíos, muchos de ellos gracias a la acción de la Madre Matylda Getter.
La historia cuenta que en 1942, Malgosia Mirska y su hermana menor Irena
llegaron al convento en Varsovia para encontrar refugio. “A medida que cruzaba la puerta, era consciente de mi
dilema: era una cuestión de vida
o muerte”, recordó. “La Madre Superiora,
Matylda Getter, nos miró y dijo: ‘sí’. Ella nos recibió. Tuve la impresión de
que los cielos se abrían ante mí”.
Eran miles los niños judíos que enfrentaban el mismo dilema, y las
religiosas espontáneamente trabajaron para salvarlos, siempre bajo la dirección
de la Superiora General, Ludwiga Lisówna (1874-1944) en Lviv, y la Madre
Matylda (1870-1968) —conocida como “Mamá”—, en Varsovia. Irena Sendlerowa
cuenta que la Madre Getter le aseguró que cada niño rescatado del gueto sería
aceptado.
También hubo jóvenes rescatadas por la religiosa. Una chica de nombre
Mary contó que llegó al convento en 1943. “La
policía estaba tras mis pasos y no podía regresar a mi apartamento, era una
judía y no sabía a dónde ir (…). Las hermanas me encontraron un trabajo y he
visto con mis ojos que muchos judíos llegaron al convento, especialmente un
gran número de niños”.
Las religiosas trabajaron junto con sacerdotes, consulados, laicos y
otras congregaciones religiosas en toda Polonia. Solo esta congregación salvó
más de 500 niños y jóvenes y cerca de 250 ancianos.
En 1985 la Madre Getter fue reconocida como “Justa
entre las naciones”.
UN MATRIMONIO CAMINO A
LOS ALTARES
Otra de las personas que encontró Francisco fueron el Rabino de Polonia,
Michael Schudrich y el P. Stanislaw Ruszala. El sacerdote asistió en recuerdo
de los esposos Józef y Wiktoria Ulma, así como sus siete pequeños hijos
asesinados por los nazis por haber salvado a los judíos.
Józef y Wiktoria Ulma vivían en el pueblo de Markowa, junto a otros
4.500 habitantes. Durante la ocupación alemana, muy probablemente a finales de
1942, pese a la pobreza y el riesgo, los esposos refugiaron a ocho judíos: Saul
Goldman y sus cuatro hijos; así como a dos hijas y una nieta de Chaim Goldman
de Markowa.
Sin embargo, probablemente fueron denunciados por esconder judíos y el
24 de marzo de 1944, por la mañana, cinco gendarmes alemanes y otros policías
comandados por el teniente Eilert Dieken llegaron a la casa del matrimonio.
Primero dispararon a los judíos y luego a Józef y Wiktoria (que estaba
en el séptimo mes de embarazo). Después Dieken mató a los niños. En pocos
minutos murieron diecisiete personas, incluyendo el bebé que Wiktoria comenzó a
dar a luz en el momento de la ejecución.
En 1995, Wiktoria y Józef Ulma fueron reconocidos "Justo entre las Naciones". En 2003 se
inició su proceso de beatificación y actualmente se encuentra en el Vaticano.
Así como estos dos casos, muchos otros
se dieron durante los años de ocupación nazi, protagonizados por
congregaciones, obispos, sacerdotes, laicos, usando diversos medios, incluyendo
la expedición de “certificados de bautizo” para
ocultar la condición judía de los perseguidos.
Por Eduardo Berdejo
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