El
Padre Thomas Aquinas Yasuda es considerado como la máxima autoridad del mundo
en cuanto al Mensaje y a las apariciones aprobadas por la Iglesia de Nuestra
Señora de Akita, Japón. El Padre Yasuda ha sido el director espiritual de la
visionaria, Sor Agnes Sasagawa de Nuestra Señora, la cual es cálidamente
conocida como la “Fátima del Oriente”. El siguiente artículo fue leído en la
Conferencia Internacional de Vox Populi Mariae Mediatrici, en Roma, Mayo 31,
1997…
En Abril 22, 1984, el Obispo John Shojiro Ito, el ordinario local de una
diócesis donde ocurrieron las apariciones Marianas, emitió una carta pastoral
en la cual autorizaba la veneración de la Santa Madre de Akita. En la carta
pastoral, el Obispo Ito declaró la autenticidad sobrenatural de tres mensajes
Marianos a una monja Japonesa, o sea los mensajes de un ángel y otros eventos
misteriosos desde 1973 en un convento en Akita, al norte de Japón. Akita
pertenece a su diócesis.
Su sucesor ordinario local, el Obispo Francisco K. Sato, ha continuado
la autorización de su predecesor en cuanto a la veneración de la Santa Madre de
Akita. Gracias a la autorización de estos dos obispos diocesanos para la
veneración de la Santa Madre de Akita, peregrinos de todas partes -algunos 50
países- han llegado hasta el convento de las apariciones en los últimos 13
años. Las peregrinaciones continúan hasta el día de hoy.
Aquí, me gustaría llamar su atención al hecho de que Akita, Fátima y
Lourdes tienen un decisivo desarrollo Providencial —un ordinario local declaró
en una carta pastoral la verdad sobrenatural de la aparición Mariana. En
Lourdes, el Obispo Bertrand Laurence lo hizo el 18 de Enero de 1862; en Fátima,
el Obispo José de Silva emitió su carta pastoral el 13 de Octubre de 1930; y en
Akita, el Obispo Ito hizo lo mismo en 1984.
Los misteriosos eventos en Akita se centran principalmente en una
estatua de madera de la Santísima Virgen María en el convento de las Doncellas
de la Santa Eucaristía. La estatua está de pie sobre un globo con una cruz
parada detrás de su cuerpo. La estatua extiende ambas manos ligeramente hacia
abajo. La estatua fue tallada por un escultor Budista Japonés, Saburo Wakasa,
quién usó una pequeña tarjeta de la imagen de “La Señora de Todos los Pueblos”
de Amsterdam como su modelo.
La talló hace unos 30 años y agregó las características faciales de una
típica mujer Japonesa a la imagen de la Señora de Todas las Naciones.
La estatua derramó lágrimas por primera vez el 4 de Enero de 1975. Era
un Sábado en la mañana. La segunda y tercera ocasiones de lágrimas ocurrieron
en la tarde y en la noche del mismo día. La última lacrimación, la número 101,
ocurrió el 15 de Septiembre de 1981, o sea en la festividad de los Siete
Dolores de la Santísima Madre María.
El número “ciento uno” de los 101 episodios de lacrimaciones, tiene un
profundo significado que explicaré después.
Soy un sacerdote católico que he presenciado con mis propios ojos, casi
todos los 101 episodios de lacrimaciones de la estatua, exceptuando tres de
esos ellos. El Obispo John Ito me nombró director espiritual de este convento
en 1974 —un año antes de que comenzaran las lacrimaciones-.
Cada vez que la estatua lloraba, alguien me notificaba y me llamaban
para ir a la escena. En todas las ocasiones de mis encuentros con estos
incidentes, les pedí a los testigos que rezaran cinco décadas de los Misterios
Dolorosos del Rosario en frente de la estatua que lloraba. En todas las
ocasiones en que quedaban lágrimas en la estatua después de haber terminado el
rezo conjunto del rosario, yo juntaba las lágrimas con cotonetes. Estos
cotonetes, junto con etiquetas indicando la fecha de cada lacrimación, han sido
conservados como una preciosa evidencia sólida, y se guardan dentro de un
recipiente de madera con una tapa de vidrio.
El porqué la estatua derramaba lágrimas, había permanecido como una
pregunta sin respuesta durante varios años. Algunas personas interpretaron las
lacrimaciones como la advertencia de la Santísima Madre en contra de los
pecados de los hombres modernos. Desde el inicio de esa serie de lacrimaciones,
yo había pensado que pudiera haber una profunda relación entre las lágrimas de
la estatua y el hecho histórico de que la Santísima Virgen María había llorado
en el Calvario, cuando vio a su Divino Hijo Jesucristo redimir a la humanidad
por medio de Su sangriento sacrificio en la Cruz.
En 1981, un misterioso evento me enseñó que Dios hizo que la estatua
llorara para enseñarle a la Iglesia Católica Romana la verdad de la
Corredención por la Santísima Virgen María llamando la atención de la Iglesia a
los sufrimientos y lágrimas de María al pie de la Cruz. Me ha sido dada esta
comprensión después de que un ángel explicara el profundo significado de las 101
lacrimaciones de la estatua a sor Agnes Katsuko Sasagawa, una de las monjas en
el convento. Sor Agnes inmediatamente corrió a mi oficina para contarme el
mensaje angélico después de la aparición.
El mensaje y las lágrimas constituyen revelaciones privadas. Aquellos
que recibieron el mensaje y fueron testigos de los misteriosos eventos no
tienen la tarea de definir o promulgar una doctrina o dogma de la fe. Sin
embargo, no significa que el mensaje y las lágrimas puedan ser ignoradas. Este
mensaje relacionado con la Corredención y las lágrimas de la estatua de la
Santísima Virgen María tienen el mismo profundo significado que las apariciones
Marianas en Lourdes en 1858.
Cuando el Papa defina y promulgue al mundo la Corredención de la
Santísima Virgen María como un dogma de fe, entonces los verdaderos creyentes
Católicos de todo el mundo, aceptarán estas revelaciones privadas en Akita como
eventos invaluables por medio de los cuales Dios explicó la verdad de la
Corredención, igual como han aceptado las apariciones Marianas en Lourdes.
En Lourdes, Bernadette Soubirous fue testigo de como la Santísima Virgen
María emitió una luz esplendorosa de su majestuosa figura en la gruta de
Massabielle, un total de dieciocho veces. Dios le enseño a la Iglesia Católica
Romana, a través de las experiencias de Bernadette, que esta esplendorosa
figura de la Santísima Virgen en sí misma significa su Inmaculada Concepción,
además de las mismas palabras de la Santísima Madre: “Yo soy la Inmaculada
Concepción.”
No obstante que el dogma de la Inmaculada Concepción había sido
promulgado al mundo por el Papa Pío IX cuatro años antes de las apariciones, el
contenido del dogma permaneció como un tema difícil de entender y aceptar en
los corazones de los laicos Católicos ordinarios. Como resultado de esto, el
dogma no podía entrar en los corazones de los Católicos creyentes del mundo,
aún después de varios años de su promulgación ex-cátedra.
Entonces, Dios envió a la Santísima Virgen María a Lourdes como un gran
regalo divino para todos los creyentes Católicos. Hoy, sabemos que muchas
estatuas con la imagen de la Santísima Virgen María en Lourdes han sido
colocadas en muchas iglesias Católicas en todo el mundo para festejar la divina
intervención en 1858.
Estos desarrollos sugieren que el Dogma de la Inmaculada Concepción no
hubiera podido ejercer su efecto favorable de reforzar la fe de los laicos
ordinarios si las apariciones Marianas en Lourdes no hubiesen ocurrido y por lo
tanto no hubiesen influido profundamente en esos laicos. Estas apariciones les
han ayudado a los laicos ordinarios a entender este dogma, y la fe de cada
creyente se ha incrementado por su mayor entendimiento del dogma.
En términos generales, aun si un dogma es promulgado como una verdad de
fe por un Papa, la verdad sigue siendo difícil de entender desde el punto de
vista de los creyentes Católicos ordinarios. El Apóstol Pablo dijo en su carta
a los Romanos (12:6), “Nuestros dones difieren de acuerdo a la gracia que se
nos ha dado. Si tu don es la profecía, entonces úsalo de conformidad con las
enseñanzas de la fe.”
Aquí San Pablo le enseña a la Iglesia Católica que la verdad del
contenido de una profecía o mensajes de una supuesta aparición, pueden y deben
ser juzgados al examinarlos para ver si corresponden con los dogmas y las
doctrinas Católicas. Esto es porque las expresiones de los dogmas son
enunciados por los seres humanos bajo la inspiración del Espíritu Santo.
Lo que San Pablo dijo aquí se aplica a Lourdes, donde Dios hizo los
arreglos para que el dogma de la Inmaculada Concepción fuera explicado de una
manera que pudiera ser entendido por los creyentes Católicos ordinarios al
relacionar el difícil dogma a esas apariciones Marianas.
Como todos Ustedes ya saben, nuestro Santo Padre, el Papa Juan Paulo II,
en varias ocasiones ha hecho alusión a la Corredención de la Santísima Virgen
María a través de su encíclica Redemptoris Mater y de las explicaciones en sus
audiencias generales, aun cuando todavía no lo define y promulga como dogma.
Si los creyentes Católicos de todo el mundo llegasen a entender que los
101 episodios de lacrimaciones de la estatua de la Santísima Virgen María en
Akita significan su Corredención, entonces podrían entender y aceptar el
próximo dogma de la Corredención en sus corazones con más facilidad, igual como
las apariciones Marianas en Lourdes les ayudaron a los creyentes a entender el
dogma de la Inmaculada Concepción.
La verdad de la Corredención contiene un sutil detalle teológico. Por lo
tanto, es difícil que los Católicos ordinarios entiendan la verdad.
Es realmente sorprendente que Dios haya revelado ésta difícil verdad en
Akita en una forma fácilmente entendible para los creyentes ordinarios
Católicos, o sea, al hacer que la estatua derramara lágrimas que simbolizan sus
sufrimientos maternos en el Calvario, los cuales ofreció al Padre Celestial
como Corredentora al dar su total consentimiento a la inmolación de su Divino
hijo Jesús en la Cruz.
La voluntad de Dios era que María sufriera junto con Jesús de conformidad
con Su eterno plan de Salvación. Fue aun más doloroso para María el consentir a
la inmolación de su Hijo que su muerte física. Ella ofreció sus sufrimientos a
Dios, por lo tanto actuando de conformidad con el plan de Dios para la
salvación de la humanidad.
Claro está, nadie debe interpretar que la Redención de Jesús y la
Corredención de María están al mismo nivel de valor. San Pablo dice en su
Primera Carta a Timoteo (2:5-6), “Porque hay un solo Dios, y hay un solo
mediador entre Dios y la humanidad, El mismo un hombre, Jesucristo, quién se
sacrificó a sí mismo para pagar el rescate de todos los hombres.”
Se deben entender las diferencias esenciales entre la Redención de
Jesucristo y la Corredención de María, teniendo presente las diferencias
ontológicas entre las personas de Jesús y de María. La Divina Persona de
Jesucristo, quién asumió una naturaleza humana, ofreció Su cuerpo al Padre
Celestial como el Sacrificio y sufrió en Su carne humana y alma para redimir a
la humanidad.
En ese momento, María, observando el sacrificio de su hijo desde el pie
de la Cruz, dio el pleno consentimiento a la inmolación y ofreció a su amado
hijo al Padre Celestial, en base a la persona humana de María. En verdad, María
padeció dolores espirituales muy agudos cuya intensidad está más allá de la
imaginación de cualquier ser humano. Dios llamó nuestra atención a los
sufrimientos de María al hacer que la estatua en Akita derramara lágrimas.
Ninguna sabiduría humana podrá llegar a comprender la profundidad del
abandono de María en el amor de Dios, que hizo que mostrara una profunda
obediencia al Padre Celestial como Su doncella, desde el momento de la
Anunciación hasta el momento de la Redención por su hijo Jesús en la Cruz.
Su primera acción pública como especial cooperadora del Redentor
registrada en las Escrituras, fue la presentación del niño Jesús a Dios en el
Templo, en el cuadragésimo día después del nacimiento del Redentor de acuerdo
con la Ley del Señor. Entonces, ofreció al niño Jesús a Dios y en silencio,
expresó su voluntad para consentir a la futura inmolación de su hijo, desde el
punto de vista de Su madre.
Entonces, el justo y anciano profeta Simeón, le profetizó el misterio de
su misión como Corredentora: “Éste, está puesto para caída y elevación de
muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada
te atravesará tu alma!”. (Lc 2:35).
Foros
de la Virgen María
No hay comentarios:
Publicar un comentario