Matrimonio Gay, peligros y
oportunidades. Odas de Salomón.
Llevamos una racha de aparentes
victorias de quienes defienden el matrimonio homosexual como una forma de
igualdad de derechos. El referéndum de Irlanda, la nueva legislación de México
y hace pocos días el fallo de la corte suprema de los EEUU de América. Parece
que la agenda de asimilación de la ideología de género va ganando batallas con
cierta facilidad.
Me ha parecido curiosa la iniciativa de Facebook de colorear de arco
iris la foto del perfil de aquellos que lo solicitan, con el objeto de solidarizarse
con el aparente logro. No cabe duda que de esta forma sabemos de qué pié
cojeamos cada uno de nosotros y entenderemos las reacciones que unas y otras
amistades virtuales tienen. De todos mis amigos y seguidores en esta red, menos
del 0,5% han puesto su perfil con los colores arco iris. Pocos realmente, pero
no por ello dejan de ser dignos de todo respeto y consideración.
Fui asentado sobre la roca de la Verdad, donde Él me ha situado, Y las
Aguas que hablan tocaron mis labios abundantemente desde la fuente del Amo, Y
bebí y me embriagué con el agua viviente que no muere, Y mi embriaguez no fue
una embriaguez sin Conocimiento, pero sí me hizo olvidar la fatuidad y me volví
al Altísimo mi Dios. Y fui enriquecido generosamente, y dejé de lado la
falsedad que se expande sobre la tierra, me despojé de ella y la lancé lejos de
mí, Y el Amo me renovó con Su Vestidura, y me poseyó con su Luz, y desde arriba
me concedió el reposo incorruptible. Y llegué a ser como la tierra que florece
y se regocija en sus frutos. (Oda de Salomón, Nº 11, 5-11)
Hace unos días conversaba con un defensor de los derechos civiles de los
homosexuales. Curiosamente se sorprendía de que mi postura sobre el tema no
estuviera sustentada en un prejuicio irracional impuesto por mis creencias. De
hecho, para los defensores de estos derechos tenemos una mente neandertal,
fosilizada, llena de odio. Cuando le explicaba que el problema de la aceptación
de los matrimonios gay no estaba en el hecho del estado aceptara darles un
estatuto civil que reconociera derechos y obligaciones civiles mutuas, terminó
por sentirse fuera de juego. Porque el matrimonio entendido como un contrato de
convivencia entre dos personas, no deja de ser un estatuto civil que cada
estado puede ofertar a quien lo pudiera reclamar. Me preguntó incrédulo cuales
eran las razones entonces.
La razón por la que muchos nos oponemos está en la aceptación por el
estado de la ideología de género y el visto bueno que supone incorporarla como
ideología moral oficial. Las pseudo bodas homosexuales no dejan de ser la punta
del iceberg que nos quieren hacer comer. Una vez aceptada la ideología de
género se nos impondrían una serie de obligaciones que no estamos dispuestos a
aceptar sin luchar. Por ejemplo, que se enseñe a nuestros hijos que la
identidad sexual es algo que se elije, puede cambiar y que es conveniente
probar diferentes opciones antes de decidirse. Que se nos obligue a colaborar
con los festejos que estas personas desean realizar. Que se señale que la
heterosexualidad es una más, entre decenas de opciones sexuales equivalentes,
entre ellas la zoofilia o la pederastia. Que nos veamos obligados a no ser
considerados padres o madres de nuestros hijos, sino simples progenitores A ó
B.
Cuando terminé de indicarle mis objeciones, pareció darse cuenta del
poder que la legislación les daba y que su nueva posición moral sería hegemónica
y tiránica. Me comentó que es evidente que la tortilla se ha dado la vuelta,
ahora “os toca” doblegaros ante la igualdad de derechos y las obligaciones que
se derivan de ello.
La verdad es que no comprendo la postura de tantas personas que se alegran
de este aparente logro. Seguro de pocas se dan cuenta de lo que están realmente
defendiendo y donde llegarán las consecuencias. Pero aunque tenemos que
preocuparnos y mucho, por la tormenta que avecina, también es cierto que cuando
las tormentas pasan, somos realmente conscientes de las consecuencias de
nuestras acciones. Cuando alguien clama por el dolor que es consecuencia de sus
actos, los cristianos podremos señalar, con caridad y cuidado, cuales son las
razones de tanto vacío, sinsentido y sufrimiento. Hemos cambiado la Verdad, que
es Cristo, por realidades personales que dicen ser equivalentes e igual de
valiosas.
Hemos olvidado la ley natural que nos protege y se nos entrega como
primicia de la Gracia. Las leyes naturales se auto protegen de forma asombrosa.
Cuando despreciamos la ley de la gravedad, seguramente acabemos con algún hueso
roto. Ese es el momento en que Newton puede sacar su fórmula y señalar la razón
natural del sufrimiento. Despreciar la ley natural nos deja a merced de cuantos
quieran engañarnos con leyes a medida de nuestras limitaciones y heridas. Leyes
que nos venden muy caras como panaceas y que son sólo buscan hacernos
dependientes y esclavos de quienes mueven los hilos del poder.
Quien crea la pobreza, controla a quienes
necesitan del alimento que necesitan para sobrevivir. Quien impone la ideología
de género, controla a aquellos que necesitan de sus planteamientos para
sentirse dentro de la sociedad.
Gracias a Dios, Cristo es Camino, Verdad y Vida. Nadie llega al Padre si no es a través de Cristo. Quien rechaza a Cristo vive en las tinieblas y la ignorancia. La Iglesia, como hospital de campaña, tendrá que auxiliar a muchas personas damnificadas de las leyes humanas que contradicen la ley natural. Ese es el momento ideal donde la evangelización cobra su máximo sentido: la misericordia y la justicia unidas e inseparables.
Gracias a Dios, Cristo es Camino, Verdad y Vida. Nadie llega al Padre si no es a través de Cristo. Quien rechaza a Cristo vive en las tinieblas y la ignorancia. La Iglesia, como hospital de campaña, tendrá que auxiliar a muchas personas damnificadas de las leyes humanas que contradicen la ley natural. Ese es el momento ideal donde la evangelización cobra su máximo sentido: la misericordia y la justicia unidas e inseparables.
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