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SergeCatolicismo,
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Signos de estos
Tiempos, SIGNOS DE ESTOS
TIEMPOS, mayo 22, 2015
Impresionante testimonio que
muestra que se puede dejar de ser gay.
De niño comenzó con la
pornografía y el deseo de placer y de paz interior le llevaba a buscar
sensaciones cada vez más morbosas.
“La pornografía es adictiva, y
es progresiva”, explica con lucidez Joseph Sciambra. “Esto puede ser comparado a la
droga. Cuando comienzas a tomarla, empiezas con lo más suave como el alcohol o
la marihuana. Entonces se pierde el sentido de lo que estás haciendo y entras a
drogas más duras. Lo mismo con el porno”.
Un día se encontró en el
hospital luego de una orgía, y sintió al demonio que lo venía a buscar. Y el
rosario de su madre y el encuentro con Jesús, le hizo cambiar de vida. Cuenta
cosas impresionantes de lo que vivió dentro del mundo gay. Y sugiere la forma
de tratar a los gays para sanar sus heridas.
Joseph Sciambra, de 45 años,
ex actor porno gay, ha descrito su propio viaje hacia el núcleo más oscuro del
infierno gay en el distrito Castro de San Francisco a principios de los años 90
en siendo “Tragado por
Satanás“, que es el título de su libro, en el que relata sus
experiencias.
Joseph, que abandonó la escena gay hace 14 años después de una dramática
reconversión a la fe católica, dice que su
búsqueda de amor y aceptación a través del sexo comenzó con la pornografía.
A la edad de ocho años, un día él ingenuamente hojeó una revista porno dejada
por un hermano mayor. Esto fue seguido por revistas porno más gráficas. Luego
vino la masturbación y la necesidad de actuar con los demás lo que veía en las
revistas.
Joseph dice que lo que él
ansiaba experimentar un nirvana sexual profundo y satisfactorio. Amplió sus
aventuras sexuales. Nuevas experiencias sexuales con nuevas parejas fue
el único estímulo que parecía ofrecer emoción, que buscaba desesperadamente.
Los burdeles y prostitutas se convirtieron en parte de su rutina sexual.
Joseph se
aburrió del porno femenino y se trasladó a la pornografía gay. Entonces se dio cuenta de
que debía estar con los hombres gays para satisfacer sus crecientes deseos
sexuales.
Hombres gay mayores iniciaron a Joseph de 19 años en el sexo gay en el
ambiente gay de Castro. Él comenzó a visitar las casas de baños y salas de
juego de vídeo para adultos de sexo gay anónimo. En su búsqueda de amor y
compañía Joseph se sumergió profundamente en la escena gay. Lo que tan desesperadamente buscada
constantemente se le escapaba.
Las llamadas
“cabinas gloria” (un lugar para el sexo oral anónimo) ofrecieron la siguiente forma de
excitación. Fue en uno de esos lugares que Joseph dice que se entregó sexualmente
a satanás, quien se presentó en forma de una boca abierta con una larga lengua.
A partir de ese momento en adelante
Joseph comenzó a escuchar voces dentro de su cabeza.
Buscando nuevas estimulaciones, Joseph se convirtió en un actor porno
amateur.
Joseph finalmente se encontró
viajando hacia abajo en la oscuridad del sadomasoquismo. Allí infligió y
recibió dolor y tortura sexualizada. Esto incluye prácticas horrendas demasiado
gráficas para describir aquí. La mayor parte de esto fue filmado para la
industria del porno gay. El nirvana
sexual de Joseph podía ahora sólo obtenerse con la violencia, la dominación y
la agresión.
Ahora, a sus más de 40 años, Joseph dice que lo único que experimentó en
su interior fue odio: odio por otros hombres, odio por su vida, y odio por el
mundo. A esas alturas ya había experimentado el sexo con más de 1.000 hombres.
Abrazó todo lo que era sexualmente espantoso y horrible.
Una orgía
diabólica muy violenta puso a Joseph en el hospital. Allí tuvo una experiencia
de la muerte y de su alma desciendo a una boca abierta y salivante, que él dice
que supo que era el infierno.
Pero la madre católica de Joseph estuvo al lado de su cama, rezando
fervientemente. El miedo se apoderó del corazón de Joseph. No quería entrar en
la boca eterna que se había abierto para recibirlo a causa de escoger el pecado
para su vida. Dice que pidió la ayuda de Dios y la liberación. En ese momento,
sintió que lo trajo de vuelta a su cuerpo.
Joseph
redescubrió su fe católica que había abandonado en su infancia. Él experimentó el perdón de
Dios por sus años de pecado sexual en el sacramento de la confesión. Los demonios fueron echados de él en un
exorcismo realizado por un sacerdote católico.
Él dice que encontró la fuerza para continuar su camino de fe con la
recepción de la Eucaristía en la Misa, y encontró ayuda y el consuelo de María,
la Madre de Dios.
Joseph admite que todavía lucha con la atracción hacia otros hombres y
con la tentación de masturbarse, pero él dice que ha llegado a saber que el
amor, la aceptación y la paz que tan ardientemente buscaba al tener sexo con
otros hombres, Jesús se la da ahora en abundancia a través de una vida
espiritual.
Para Joseph,
la atracción entre personas del mismo sexo es una cruz que Dios ha pedido
soportar a algunas personas por la redención del mundo. Ahora lleva adelante una
tienda religiosa católica en Napa, California; Joseph dice que existe un
auténtico gozo en llevar la cruz. Al unir sus sufrimientos a los de Jesús
sufriente, Joseph cree que está ayudando a salvar a sus amigos gay de una
suerte endiablada de la que apenas escapó.
Según
Joseph, muchos hombres gay han llegado a él, diciéndole de su infelicidad y sus
propias experiencias similares en el estilo de vida gay.
Joseph dice
que habla en primer lugar de su amor por ellos. Luego habla de cómo su
encuentro y aceptación del amor de Dios lo salvó de ser “tragado por
satanás.” Él les dice que el éxtasis sexual gay es momentáneo e ilusorio,
pero el amor de Dios es duradero, satisfactorio y real.
Sciambra
explica en su libro la carrera hacia sensaciones más fuertes que tienen los
gay, la búsqueda permanente de liberarse de ese mundo que los persigue y
adelanta forma en que se pueden liberar y cómo se los puede ayudar.
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