"Habiendo
dicho estas cosas, Jesús, profundamente conmovido, añadió con toda claridad:
– Os aseguro que
uno de vosotros me va a traicionar.
Los discípulos
comenzaron a mirarse unos a otros, sin saber a quién se refería. Uno de sus
discípulos, al que Jesús quería mucho, estaba cenando junto a él, y Simón
Pedro le hizo señas para que le preguntara a quién se refería. Él,
acercándose más a Jesús, le preguntó:
– Señor, ¿quién
es?
– Voy a mojar un
trozo de pan –le contestó Jesús–, y a quien se lo dé, ese es.
En seguida mojó
un trozo de pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Tan pronto como
Judas tomó el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo:
– Lo que vas a
hacer, hazlo pronto.
Pero ninguno de
los que estaban cenando a la mesa entendió por qué se lo había dicho. Como
Judas era el encargado de la bolsa del dinero, algunos pensaron que Jesús le
decía que comprara algo para la fiesta o que diera algo a los pobres.
Judas tomó aquel
trozo de pan y salió en seguida. Ya era de noche.
Después de haber
salido Judas, Jesús dijo:
– Ahora se
manifiesta la gloria del Hijo del hombre, y la gloria de Dios se manifiesta
en él. Y si él manifiesta la gloria de Dios, también Dios manifestará la
gloria del Hijo del hombre. Y lo hará pronto. Hijitos míos, ya no estaré
mucho tiempo con vosotros. Me buscaréis, pero lo mismo que dije a los judíos
os digo ahora a vosotros: No podréis ir a donde yo voy.
|
Simón Pedro
preguntó a Jesús:
– Señor, ¿a
dónde vas?
– A donde yo voy
–le contestó Jesús– no puedes seguirme ahora, pero me seguirás después.
Pedro le dijo:
– Señor, ¿por
qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!
Jesús le
respondió:
– ¿De veras
estás dispuesto a dar tu vida por mí? Pues te aseguro que antes que cante el
gallo me negarás tres veces."
El evangelio de
hoy nos muestra un traidor y un cobarde. Judas ya ha vendido a Jesús y este
lo sabe. El fervor de Judas se ha ido apagando. Posiblemente el creía en un
movimiento violento que expulsaría a los romanos de Israel y se ha encontrado
con un Jesús que habla de perdón y misericordia.
Pedro, aunque
ahora le jura fidelidad hasta la muerte, lo abandonará aquella misma noche
cuando vengan prenderlo y luego lo negará tres veces.
El primero
acabará suicidándose. El segundo llorando amargamente.
Nosotros también
somos Judas y Pedros. Somos Judas, cuando tergiversamos el evangelio y lo
transformamos en una herramienta de dominio y de poder, en vez de un camino
de amor, misericordia y perdón. Somos Pedro, cuando lo negamos cobardemente y
no nos atrevemos a confesarlo públicamente.
¿Somos capaces
de reconocer nuestro error y anunciar con nuestra vida, sin miedo alguno, el
camino de perdón, amor y misericordia, que es el camino de Jesús?
|
martes, 26 de marzo de 2013
TRAIDORES Y COBARDES
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario