Pasa casi el mismo tiempo en la
parroquia que entrenando.
El
delantero internacional del Málaga participa activamente en la parroquia,
enseña la Biblia a sus hijos y tiene una fundación para niños.
Roque
Santa Cruz es uno de los delanteros
referentes del fútbol europeo y estrella de su país, Paraguay. Este futbolista
de 31 años ha pasado por algunos de los equipos más importantes y ha conseguido
numerosos títulos. Tras su llegada a Europa jugó durante siete años en el
Bayern de Múnich. Más tarde fichó por el Blackburn Rovers inglés y de ahí pasó
al Manchester City. El año pasado jugó en el Betis y esta temporada está
prestando sus servicios en el Málaga.
INTEGRADOS
TOTALMENTE EN SU PARROQUIA
Mucho se conocen las aptitudes de
este futbolista pero no otras facetas en las que destaca y de las que está
totalmente enamorado: su familia y Dios.
En un mundo tan mediático, en el que se mueve tanto dinero y en el que
generalmente Dios aparece totalmente apartado el caso de Roque Santa Cruz es
una excepción, agradable y ejemplar para compañeros y para los jóvenes que
siguen este deporte.
El futbolista y su familia apenas
llevan unos meses en Málaga, concretamente en Marbella, pero esto no ha sido
impedimento para que se hayan integrado
a la perfección en la parroquia del Santo Cristo del Calvario de la
localidad malagueña. A ella acuden varias veces por semana.
ÉL Y SU
MUJER, ADORADORES
A la iglesia van todos los fines
de semana a misa y otros dos días para la catequesis de los niños, que incluso
hacen de monaguillos en las eucaristías dominicales. Sin embargo, hay un dato
más que refleja la profundidad y fe de Roque Santa Cruz y su esposa. En una
entrevista realizada a la televisión parroquial afirmaba que todos los domingos
y lunes “hacemos una hora de adoración
delante del Santísimo” pues además la parroquia tiene adoración
perpetua. El delantero del Málaga es ni más ni menos que adorador. De manera
coloquial decía que estar delante del Sagrario le sirve para “cargar pilas”.
En su opinión, los domingos,
siempre que se lo permita su profesión, “son días en los que actuamos en
familia y son un pilar de nuestra vida
familiar”. Además, los miércoles y jueves “tenemos catequesis y luego
los niños hacen de monaguillos”. De este modo, el delantero internacional
paraguayo está casi tanto tiempo en la parroquia como en los campos de
entrenamiento.
LA
TRANSMISIÓN DE LA FE A SUS HIJOS
Roque tiene 31 años y está casado
con Giselle Tavarelli desde hace nueve años. Fruto de este matrimonio estable
la pareja tiene tres niños. La transmisión de la fe a sus hijos se ha
convertido en parte fundamental para ellos. “Los estamos criando en la fe y les enseñamos a Jesús”, afirma y
recuerda que todas las noches leen con ellos la Biblia.
De este modo, añade que “dentro
de las gracias que tenemos la mayor es
que tanto mi mujer como yo somos creyentes y practicantes; felices
sabiendo que Él elige el camino de nuestras vidas. Ahora estamos en Málaga y
siempre en la confianza de que Dios es el que marca el camino”.
CONSEJOS
A LOS JÓVENES
Santa Cruz es muy consciente de
su responsabilidad y del ejemplo que los futbolistas son para los niños. Por
ello, siempre que puede dice a los jóvenes que quieren ser futbolistas que no
deben descuidar su vida interior. “Amad
la profesión pero hacedlo sin descuidar la vida espiritual que es lo que
les va a dejar enfocados en una vida sana porque la vida cristiana te
reconforta y te ayuda”.
Esta vida espiritual es
justamente la que le ha llevado a ayudar a los más necesitados durante los
últimos años. Para ello, creo una fundación. “La idea nació desde el primer
momento en que me hice profesional pues en mi país conocí siempre la necesidad
que hay en otras partes de la sociedad. Y
viendo eso es imposible quedarse con los brazos cruzados”.
UNA
FUNDACIÓN PARA LOS NIÑOS
Fue a raíz de llegar a Europa
cuando la idea tomó por fin forma, “una fundación para ayudar a los niños
queríamos enfocarla en ellos y mejorar un poco su vida a través de nuestro
trabajo”. La educación y la salud serían los pilares en los que giraría. Años
más tarde ayudan a cientos de niños y a oras fundaciones que llevan comedores
para los pequeños. “Además nosotros
arreglamos escuelas”.
El fin de esta fundación es algo más que una ayuda material a los niños. Según cuenta el propio Roque Santa Cruz, queremos demostrar a los niños que hay gente que se preocupa por ellos. A través del amor, que les queremos y que hay gente dispuesta a darles la mano. Esto es lo que necesitan, cariño, atención y saberse que no están solos. Es un trabajo que nos llena”.
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