GRACE SE ARREPINTIÓ AL COMENZAR SU TRANSFORMACIÓN TRANS Y ALERTA DE CONSECUENCIAS IRREVERSIBLES
La transexual
arrepentida Grace Lidinsky-Smith cuestiona que se recomiende el cambio de sexo
en lugar de atender los verdaderos problemas de quienes sufren disforia.
Cada vez son más las personas transexuales que se arrepienten de someterse a procesos de
cambios de sexo. En muchos casos,
fueron alentados por las propias autoridades sanitarias, que se resguardan a su
vez en legislaciones estatales que desoyen las advertencias
de los especialistas sobre las consecuencias irreversibles.
"SOLO SI ES
SI" SI SE CONOCEN LAS CONSECUENCIAS
Keira Bell es uno de los casos más
representativos. Cuando esta mujer británica tenía tan solo 14 años, afirmó no
sentirse cómoda con su cuerpo. Tres consultas fueron la única
atención que
mereció la adolescente antes de que le recomendasen recibir
bloqueadores de la pubertad. Con 16 y 17 años la sometieron a tratamientos de hormonas de sexo
cruzado y con 20, a una mastectomía.
Casi 10 años después de comenzar
el proceso, explica que su tratamiento no resolvió nada. Continuó con su
disforia y demandó a la clínica por recomendarle seguir estos
tratamientos antes de descartar las causas de su problema, como el odio o la
confusión que sentía durante la adolescencia.
En diciembre de 2020, Kiera obtuvo la victoria ante la clínica y la justicia británica dictaminó que “los menores no pueden dar su consentimiento
sin conocimiento de las consecuencias” de estos tratamientos.
LE NEGARON LO QUE MÁS
NECESITABA: UNA SOLUCIÓN A SUS PROBLEMAS
Grace Lidinsky-Smith es el
ejemplo más reciente. Cuando tenía 20 años y sufría una fuerte
depresión, le diagnosticaron disforia de género tras años de obsesión por cuestiones de
identidad. Como muchos otros en su situación, comenzó un tratamiento de cambio
de género con consecuencias nefastas de las que nadie le advirtió. Ahora
preside una organización, GCCAN,
dedicada a alertar sobre los peligros de estos procesos.
“Tuve el entorno más propicio para la transición”,
afirmó Grace entrevistada en CBS News: “Fácil
acceso a hormonas, una comunidad que me reafirmaba y un seguro que me
proporcionaba cobertura". Lo que nunca tuvo, recoge National Catholic Register, es un terapeuta que pudiera ayudarle con sus
problemas antes de tomar decisiones médicas.
Problemas que, como afirman la mayoría de los que se arrepienten tras
comenzar los tratamientos, suelen coincidir: “Crisis
vitales importantes, traumas de abuso sexual, autismo no diagnosticado o
problemas de salud mental no tratados”, enumera.
DE LAS HORMONAS Y
MASTECTOMÍAS A LLORAR DE ARREPENTIMIENTO
“En mi propia
odisea médica, no recibí la mayor parte de la exploración terapéutica
recomendada. En lugar de ello, me dejaron a mí la tarea de diagnosticarme y mi
médico me dio luz verde para comenzar la transición en la primera visita”.
Sin orientación ni apoyo, Grace
tomó la decisión: la transformación total para vivir como un hombre. “Comencé con inyecciones de hormonas de sexo cruzado.
Cuatro meses después me extirparon los senos. Un año
después, estaba acurrucada en mi cama, apretando las cicatrices de la doble
mastectomía y llorando de arrepentimiento”.
Lo lamentó toda su vida. “Para muchos, el arrepentimiento y el dolor han sido
intensos, como lo fue para mí. En muchos sentidos, no hay vuelta atrás. Mis
pechos nunca volverán. Fue peor de lo que nunca habría imaginado. Fue
el peor error que he cometido en mi vida”, destacó en una entrevista.
Grace Lidinsky-Smith
narra su arrepentimiento tras comenzar el tratamiento transgénero.
Voz grave, bello facial,
musculosa... efectos sin vuelta atrás
Cuenta, además, que durante todo
el tiempo que ha dedicado a investigar su propio caso ha conocido a multitud de
personas que, como ella, se arrepienten de haber comenzado la transición. “Muchos de nosotros nos preguntamos por qué
nuestro terapeuta no nos ayudó a resolver nuestros problemas. Puede que los activistas –transgénero– no quieran admitirlo, pero no estoy sola en mi
pesar”.
“Sentí que mi
vida se arruinó completamente durante años. Todavía siento dolor y
me arrepiento cada día”.
Entre otros efectos secundarios,
Grace explica cómo le ha cambiado la voz,
que tiene mucho más bello corporal y facial e incluso ve su cara mucho más angulosa,
la testosterona le hizo más delgada y musculosa y cambió la forma de su cuerpo. Algunos de estos
efectos, cuenta, no tienen vuelta atrás.
CONSECUENCIAS
IRREVERSIBLES EN LA INFANCIA
El profesor de psiquiatría de la
Universidad Johns Hopkins Paul McHugh ha alertado en numerosas ocasiones sobre los riesgos que supone para los niños y
jóvenes el uso de estas terapias: “Los niños
alentados a vivir como el sexo opuesto pueden ser cada vez más incapaces de vivir
de acuerdo con su propio sexo, debido a como las acciones
repetitivas afectan al cerebro”.
Algunos niños que de otro modo
podrían superar la disforia de género no puedan hacerlo, y por ello, Grace
anima a mostrar una mayor preocupación “por las personas
heridas por el tratamiento médico
transgénero, que se administra cada vez más a pacientes en la adolescencia”.
También alerta sobre el efecto nocivo que pueden tener las comunidades online para quienes tienen dudas sobre su propio género.
Afirma que en su mayoría, estas comunidades son unilaterales en
sus juicios y tienden a afirmar
que las personas que buscan respuestas son transgénero.
EL CAMBIO DE SEXO EN
NIÑOS, CONSOLIDADO EN ESPAÑA
Seis meses después de que la
justicia británica cuestionara los cambios de sexo en menores, el Consejo de Ministros ha aprobado en España la conocida como “ley trans”. Si ya se
permitían los tratamientos de reasignación de género desde los 16 años, la
nueva ley otorga también la libre determinación de la identidad
de género en el Registro Civil
desde esta edad. De esta forma, elude tanto la sentencia británica como decenas
de casos de personas que, mal informadas durante su infancia, comenzaron sus
operaciones de transición y lo lamentaron de por vida.
Entre otras medidas de la
ley, las personas trans dejarán de ser
consideradas enfermas legalmente,
da acceso a las mujeres lesbianas y bisexuales a técnicas de reproducción
asistida
y prohíbe las terapias de
conversión a la tendencia natural, con independencia de que
el solicitante haya dado su consentimiento
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