Al recibir esta mañana a los miembros de la
Federación Internacional de Universidades Católicas (FIUC) que participan en
una conferencia en Roma, el Papa Francisco afirmó que “la Iglesia no teme al
conocimiento sino que lo purifica”.
Así lo indicó el Santo Padre en su discurso a los
participantes de la conferencia que se realiza este 4 y 5 de noviembre en el
Centro de Congresos Augustinianum con el tema "Nuevas fronteras para los
líderes universitarios: El futuro de la salud y el ecosistema de las
universidades".
“Hoy el sistema universitario se enfrenta a retos
inesperados derivados del desarrollo de la ciencia, la evolución de las nuevas
tecnologías y las necesidades de la sociedad, que requieren de las
instituciones académicas respuestas adecuadas y actualizadas”, dijo Francisco en su discurso.
Tras señalar la importancia de trabajar por el bien común, el Santo
Padre resaltó que “la universidad tiene una
conciencia, pero también una fuerza intelectual y moral cuya responsabilidad va
más allá de la persona a educar y se extiende a las necesidades de toda la
humanidad”.
En ese sentido, “la FIUC está llamada a
asumir el imperativo moral de trabajar para lograr una comunidad académica
internacional más unida, por un lado, hundiendo con mayor convicción sus raíces
en el contexto cristiano en el que se originaron las universidades y, por otro,
consolidando la red entre las universidades de origen antiguo y las de las
generaciones más jóvenes, a fin de desarrollar un espíritu universalista
orientado a mejorar la calidad de vida cultural de las personas y de los
pueblos”.
“El ecosistema de las universidades se construye si
cada universitario cultiva una sensibilidad particular, esa que procede de su
atención al hombre, a todo el hombre, al contexto en que vive y crece y a todo
lo que contribuye a su promoción”, indicó.
El Pontífice explicó también la importancia de formar líderes que
combinen los conocimientos científicos con “la
sensibilidad del erudito e investigador para que los frutos del estudio no se
adquieran en un sentido autorreferencial, sino que se proyecten en un sentido
relacional y social”.
“Así como todo científico y todo hombre de cultura
tiene la obligación de servir más, porque sabe más, así también la comunidad universitaria,
especialmente si es de inspiración cristiana, y el ecosistema de las
instituciones académicas deben responder juntos a la misma obligación”, prosiguió.
Asimismo, resaltó las palabras del recién canonizado Cardenal John Henry
Newman, patrón de la FIUC, quien decía que “la
Iglesia no teme al conocimiento, sino que lo purifica todo, no ahoga ningún
elemento de nuestra naturaleza, sino que cultiva todo”.
Francisco indicó que en toda enseñanza es importante cuestionarse el
“por qué” de las cosas, “es decir, requiere una
reflexión sobre los fundamentos y los fines de cada disciplina”.
“Es necesario superar el legado de la Ilustración.
Educar, en general, pero sobre todo en las universidades, no es solo llenar la
cabeza de conceptos. Se necesitan los tres idiomas. Es necesario que entren en
juego los tres lenguajes: el lenguaje de la mente, el lenguaje del corazón y el
lenguaje de las manos, para que se piense en armonía con lo que se siente y
se hace; se sienta en armonía con lo que se piensa y se hace, se haga en
armonía con lo que se siente y se piensa. Una armonía general, no separada de
la totalidad”, dijo el Papa.
El Pontífice resaltó también la importancia de la ética en la educación.
“Se trata de su carácter típicamente epistemológico,
que afecta a toda la gama del saber, y no solo a los conocimientos humanistas,
sino también a los naturales, científicos y tecnológicos”, refirió.
Redacción ACI Prensa
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