Como
acto de desagravio
El P. Hugo
Valdemar, canónigo penitenciario de la Archidiócesis Primada de México, quemó
réplicas de papel de la polémica imagen de la «Pachamama», que acompañó
diversas actividades en torno al reciente Sínodo para la Amazonia.
(ACI
Prensa) El pasado
domingo el sacerdote realizó lo que considera un
acto de desagravio, en el que participaron un grupo de fieles del
templo a su cargo en el centro de Ciudad de México.
En diálogo con ACI Prensa, el
P. Valdemar, que fue director de Comunicación de la Archidiócesis de
México por 15 años, durante el gobierno pastoral del Cardenal
Norberto Rivera, señaló que la ceremonia de desagravio la presidió «en la Rectoría de Nuestra Señora de Guadalupe Reina de
la Paz, una pequeña iglesia del centro histórico de la Ciudad de México donde,
por cierto, vivió el beato y mártir mexicano Miguel Agustín Pro».
La razón para esta ceremonia,
explicó, fue que «durante las semanas anteriores en
las que se llevó a cabo el Sínodo del Amazonas, muchas personas estaban
escandalizadas, enojadas y heridas por los sacrilegios
cometidos en Roma».
«Me pedían
que hiciéramos algo, que no podíamos estar indiferentes, que el agravio a Dios y a su Madre Santísima eran
intolerables», dijo.
«Y leyendo
la estupenda carta del gran y valiente
obispo (Athanasius) Schneider, decidí tomar
la oración de desagravio que propuso y además añadir 10 deprecaciones para
pedir perdón a Dios por iguales ofensas hechas a la santidad divina con la
adoración blasfema de las Pachamamas».
El P. Valdemar precisó que si
las estatuas de la Pachamama hubieran sido llevadas al Vaticano para «una
exposición o un museo, nadie se hubiera quejado. Pero no, lo que hicieron fueron varios actos idolátricos de adoración, profanaron la tumba de San Pedro y la iglesia Santa María
en Traspontina, y eso los católicos no lo podemos tolerar».
Tolerar
estos actos, añadió, «sería pecado grave y una cobardía inadmisible».
«Si los
partidarios de la teología india quieren respeto, pues muy bien, que empiecen
respetando la fe católica, los templos sagrados, dejen de hacer sincretismos
diabólicos y dejaremos en paz sus ídolos», señaló.
Para el P. Valdemar, «al que pide respeto igual se le exige respeto. Ahora
bien, si quieren hacer una iglesia diversa pues entonces que hagan sus templos
y entronicen a la Pachamama, pero no en nuestros templos porque eso es
abominable».
«Y para ser más
claro aún: al demonio y sus ídolos no se les respeta».
En la oración que se rezó al
quemar las imágenes en Ciudad de México se hizo mención a una oración publicada
por la Fondazione Missio, de la Conferencia Episcopal Italiana, dedicada a la
Pachamama, pidiéndole que coma y beba «de esta
ofrenda» y sea una «buena madre».
También se hace referencia a
un canto realizado en la Catedral de Lima (Perú) dedicado a la «madre tierra, Pachamama».
El sacerdote mexicano explicó
que el acto de desagravio se realizó «en dos
partes. Primero, al interior del templo se hizo la oración de desagravio y
después fuimos en procesión penitencialmente afuera del templo».
Una vez fuera de la iglesia,
dijo, «hicimos diez peticiones de perdón, una por
cada ofensa hecha a la santidad de Dios, al principio, en medio y al final de la oración se hizo
la quema del anticristo que es la Pachamama, la arrojamos al fuego que es signo
del infierno que es el lugar a donde pertenece».
No hay comentarios:
Publicar un comentario