Los familiares de los que partieron a la Gloria de Dios
empezaron a llegar muy apenados, mirando para aquí y para allá, buscando a los
parientes que se habían acordado de sus muertitos.
El
coro se preparaba para entonar esas lindas canciones al Señor y a su Santa
Madre a que nos tienen acostumbrados, aunque por el frío, el coro estaba ralito
pero con ganas de cantar. Entró el sacerdote puntual como siempre, y empezó el partido,
perdón, quise decir la Misa.
Acostumbro
a sentarme adelante, no para que me vea el cura, sino para yo poder verlo bien
y escuchar sus enseñanzas sin que nadie me perturbe, es por eso que siempre
trato de llegar antes de que salga el sacerdote, como todos deberíamos hacer, así
poder escoger el sitio adecuado sin molestar ni pasar por los que llegaran
antes.
Todo
iba bien hasta que junto a mí y en la banca de atrás se sentaron dos familias
con cuatro niños. Una señora muy joven – nueve días de viuda – madre de un niño
de cinco años, se arrodilló y soltó unas lágrimas mientras rezaba en silencio.
Junto
a mí, se acomodaban y no terminaban de acomodarse tres señoras de negro con
tres niños de más o menos seis, cuatro y dos años que se pasaban de un sitio a
otro como pelotas de futbol, tratando de adivinar en que sitio los pondrían sentar
sin que molesten… unos lloraban, otros peleaban, otros jugaban y reían y se
intercambiaban estas acciones unos a otros como entrenados especialmente para
molestar.
El
Directorio para las Misas con Niños de 1971, habla sobre la conveniencia de que
los padres asistan con sus hijos pequeños a Misa, para que reciban la Referencia Cristiana que en casa no reciben, ¿pero qué pasa? La Misa no ha sido estructurada
para niños, menos el lenguaje que en ella se usa, que inclusive está preparado
para gente con un cierto grado de instrucción. Hay adultos que no saben que
significan ciertas palabras que se usan durante la Misa, a pesar de que las han
escuchado infinidad de veces, pero… como no preguntan para no pecar de ignorantes,
se quedan en la ignorancia. ¿Catequesis para
adultos?... si hay.
Comentar
sobre los celulares en niños o adultos es urgente… algunos sacerdotes los prohíben
durante la Misa… hay que apagarlos. A la Misa se viene a hablar con Dios… no
con el vecino. Algunos son médicos que esperan llamadas de emergencia… pueden
poner su celular en vibración.
El
sacerdote llamó la atención a las familias sobre la educación pedagógica que deberían
recibir los niños referente a la compostura que deben adoptar durante las
celebraciones. La Iglesia es un lugar sagrado donde esta Dios y se merece
respeto. No se trata de masacrar a sus niños, sino que reciban una educación según
su edad. Es importante no forzarlos a ir, eso sería antipedagógico, porque agarrarían
antipatía. En el Señor todo se hace de corazón… no obligado.
Actualmente
hay colegios que están dejando de lado la Educación Religiosa… hasta ese apoyo
que tenían antes los padres de familia está faltando, ahora para que aprendan
algo, solo el hogar y la iglesia.
EL QUE DE PEQUEÑO APRENDE A RESPETAR A DIOS, SABRÁ DEFENDERLO CUANDO
CREZCA
Los
padres deben recordar que cuando se unieron en matrimonio, prometieron educar
cristianamente a sus hijos. Algunos se olvidan por dejadez de los sacramentos.
Al momento de la Palabra o de la Consagración, muchos niños lloran. Pregunten si están
bautizados… yo lo he comprobado y la realidad es que no… ¿serán alérgicos a la Misa?
El Directorio dice: ES CIERTO QUE EN LA VIDA DIARIA LOS NIÑOS NO COMPRENDEN SIEMPRE
TODO LO QUE SE REALIZA EN COMPAÑÍA DE LOS ADULTOS SIN QUE ELLOS LO ENCUENTREN
ABURRIDO. DEL MISMO MODO, NO PODEMOS COMPRENDER QUE TODAS Y CADA UNA DE LAS
COSAS DE LA LITURGIA DEBAN SER INTELIGIBLES PARA ELLOS.
Debemos
ir a Misa con nuestros hijos, pero para gozar de la presencia de Dios Nuestro Señor
todos unidos en familia, y no para preocuparnos tanto por ellos, que al final
nos perdemos el Evangelio “Pan del Alma” y
su homilía, que con tanta devoción prepara cada sacerdote antes de la celebración
de la Eucaristía.
José Miguel Pajares Clausen.
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