jueves, 15 de julio de 2010

CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL CARMEN


¡Oh, María, Reina y Madre del Carmelo!

Hoy vengo a consagrarme a ti, pues toda mi vida es, como he recibido de Dios a través de tus manos.

Y porque tú miras con ojos de benevolencia a los que visten tu Escapulario, te ruego que me sostengas con tu fortaleza, ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente, y aumente en mí, la fe, esperanza y caridad, para que cada día pueda rendirte el tributo de mi humilde homenaje.

Yo te ruego, que el Santo Escapulario atraiga sobre mí, tu mirada de misericordia, protegiéndome en las luchas de cada día, y constantemente me recuerde el deber de pensar en ti, revistiéndome de tus virtudes.

De hoy en adelante me esforzaré por vivir en suave unión con tu espíritu, ofrecerlo todo a Jesús por tu medio y convertir mi vida en imagen de humildad, paciencia, mansedumbre y espíritu de oración.

¡Oh, Madre querida!
Sostenme con tu amor para que yo pueda llevar en mi pecho tu Santo Escapulario, signo de mi consagración a tu inmaculado corazón; entregarme sin reservas a tu persona, dedicarme con generosidad a tu servicio con inquebrantable amor.

¡Quiero vivir en ti, por ti, contigo y para ti!

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