martes, 24 de febrero de 2009

HOY... ESTOY CONSCIENTE QUE RECIBO LO QUE DOY


No puedo olvidar la ley de la siembra que opera en todos los aspectos de la vida. Lo que el agricultor siembra eso es realmente lo que cosecha y esta ley opera en la vida espiritual, emocional y física.

Les Brown trabajaba como animador de un programa de discos en Columbus, Ohio y solía visitar el Hospital camino a su casa. Recorría los pasillos y entraba en las habitaciones de diferentes personas y les leía la Biblia o charlaba con ellas. Era una manera de olvidar sus problemas y de agradecer a Dios por su salud. Esto cambiaba las vidas de las personas que visitaba y, en una ocasión, materialmente le salvó la vida.

Les Brown era muy polémico. Había ofendido a alguien en un editorial que hizo sobre un promotor que llevaría algunos artistas a la ciudad, quienes no eran los miembros originales de un grupo particular. La persona herida por el editorial le puso precio a la cabeza de Les.

Una noche Les regresaba a casa alrededor de las dos de la mañana. Acababa de terminar de trabajar en un centro nocturno donde era maestro de ceremonias.
Cuando empezó a abrir la puerta, un hombre salió de atrás del costado de la casa.
-“¿Es usted Les Brown?”
-Así es - respondió.
El hombre le dijo.
-“Necesito hablar con usted. Me enviaron para matarlo. Al saber que la persona a quién me encomendaron matar es usted, no pude hacerlo, porque mi madre estuvo en el hospital y me escribió para contarme que un día usted la visitó, se sentó, habló con ella y le leyó la Biblia. Ella se impresionó mucho que usted, como animador que no la conocía se tomó la molestia de visitarla. Me escribió cuando yo estaba en la cárcel y me contó de usted y eso me impresionó mucho y siempre quise conocerlo, cuando escuche en la calle que lo querían matar acepte el contrato solo para decirle que haré posible para decirles que lo dejen en paz

Reflexión: Sí, todo en la vida tiene su recompensa. Lo que sembramos a la larga lo recibimos y hoy quiero sembrar semillas de comprensión y amor, porque un día necesitaré de eso también.

Señor. Gracias por que de ti he recibido la mejor comprensión y amor que un hombre anhela recibir. Hoy quiero sembrar esas semillas porque sé que un día la cosecha será recogida con gozo. Amén.

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