Un niño halló un frasco de nueces en la mesa.
§ “Me apetecería comer nueces – pensó - sin duda mi madre me las daría si estuviera aquí. Tomaré un buen puñado”
Así que metió la mano en el frasco y tomó tantas como pudo. Pero cuando intentó sacar la mano, descubrió que el cuello del frasco era muy pequeño. Tenía la mano atorada (atascada), pero no quería soltar las nueces. Lo intentó una y otra vez, pero no podía sacar todo el puñado. Al fin rompió a llorar.
En ese momento su madre entró en el cuarto.
-“¿Qué te sucede?” - preguntó.
-“No puedo sacar este puñado de nueces del frasco” - sollozó el niño.
-“Bien, no seas tan codicioso - dijo su madre - toma un par, y no tendrás problemas para sacar la mano”
-“Qué fácil fue - dijo el niño al alejarse de la mesa - yo mismo pude haber pensado en ello”
Fábula de Esopo
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