Respuesta a crítica
de un creyente fundamentalista.
Por: Dante A. Urbina | Fuente: DanteAUrbina.com
El día 23 de agosto de 2015 concedí una
entrevista en Guadalajara (España) a los apologistas Jesús Rodríguez y Yasmin
Oré del canal “Convertidos Católicos” sobre
cómo responder a los ateos. El video completo de la entrevista lo podrán ver al
final de este artículo.
Pues bien, habiendo estado también disponible en
el canal de YouTube de ellos, un comentarista, creyente, curiosamente, realizó
una crítica respecto de mi exposición y enfoque en la entrevista. A
continuación, el comentario crítico: “La
existencia de Dios no se demuestra con
pensamiento humano, todo depende de si la persona cree o no. Por
reflexión humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas
existenciales. Además, en la Biblia no se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé
por qué Dante trae a colación su enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia.
Para eso están los profetas y los personajes de la Escritura que cuando uno lee
se va convenciendo. Dante, tú no puedes demostrar la existencia de Dios
mediante cuestiones de filosofía, se demuestra la existencia de Dios con el
cumplimiento de los 10 mandamientos”.
No es mi costumbre responder directamente por
medios web a críticos particulares (de hecho, tengo la regla de no hacerlo),
pero hice una excepción en ese contexto, no porque el comentario sea pertinente
(en realidad resulta bastante impertinente, como pasaré a mostrar) sino por
deferencia a Jesús y Yasmin, un extraordinario matrimonio católico que con su
fe y amor son verdadera “luz del mundo” (cfr.
Mateo 5:14-16) por medio de su apostolado. En todo caso, creo que la respuesta
que di puede ayudar a muchas personas a comprender mejor el correcto contexto
de la apologética (defensa de la fe por medio de la razón).
A continuación, mi respuesta punto por punto
(respecto de la cual en su momento hice la anotación de que sería mi única
intervención ya que no entraría al juego de “réplicas
y dúplicas” si es que se diere por el simple hecho de que, como ya he
anotado, no debato por Internet con
comentaristas particulares):
1) “La existencia
de Dios no se demuestra con pensamiento humano, todo depende de si la persona
cree o no”: Empezamos mal. El
comentarista pretende ampararse en la Biblia ¡pero
comienza su crítica contradiciendo una clara enseñanza bíblica! En
efecto, es una verdad bíblica que el hombre, desde
su sola razón natural, puede
llegar al conocimiento básico de la existencia de Dios. ¿Qué dónde dice eso? Simple, lo dice el apóstol Pablo en su
Carta a los Romanos: “Lo que se puede
conocer de Dios, ellos lo conocen muy bien, porque Él mismo se los ha mostrado; pues lo invisible de Dios se puede llegar a
conocer si se reflexiona sobre las cosas visibles que Él ha hecho” (Romanos
1:19-20). Aquí es muy importante entender, visto el contexto del pasaje, que
Pablo no está hablando de los judíos que han recibido la revelación directa y
específica de Dios por medio de la ley de Moisés, sino de los paganos que no
han recibido ello sino solo la revelación indirecta y general de la creación.
Lo que está diciendo Pablo es que basta con que estos paganos reflexionen, es
decir piensen, sobre la creación (“las cosas
visibles”) para que puedan inferir la existencia del Creador (“invisible”).
Justamente porque todo hombre puede al menos conocer la existencia de
Dios por la razón natural es que Pablo dice que los que lo rechazan “no tienen
excusa” (Romanos 1:20). De ahí
que Pablo no crea que el problema es que sea imposible conocer la existencia de
Dios por medio del pensamiento humano sino que los paganos “aunque han conocido a Dios, no lo han honrado
como a Dios ni le han dado gracias” (Romanos 1:21). O sea, el rechazo a Dios no es tanto un problema de la razón
sino del corazón. Ya luego, el
corazón que rechaza a Dios afectará a la razón y por eso el apóstol continúa el
versículo diciendo que esos paganos “han terminado
pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras”
(Romanos 1:21). Pero el punto es que de partida todos ellos tenían la perfecta
posibilidad de reconocer a Dios por medio de la
razón. Por tanto, es claro que el comentarista cae en una falacia de falso dilema: opone “pensar” a “creer” cuando lo que nos enseña aquí la Biblia es
que el pensamiento (“reflexión sobre las cosas visibles”) puede llevarnos a la
fe (“creer en el Dios invisible”), de modo que son aspectos complementarios
antes que contradictorios.
2) “Por reflexión
humana lo único que se logra es generar más preguntas y problemas existenciales”: Lamento informarle al comentarista que, quiéralo o no, los
seres humanos somos seres racionales (y le recomendaría no molestarse mucho con
eso porque quien nos hizo seres racionales ¡fue Dios mismo!). ¿Quiere ver seres
que no se hagan ningún tipo de preguntas existenciales? ¡Pues fíjese en las
piedras o los animales! El que los seres humanos podamos formularnos
preguntas existenciales no es una “maldición”, como pareciera pensar
el comentarista; más bien se trata de un don que nos ha dado Dios precisamente
para buscarlo. Jesús dijo claramente: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan
14:6). Si el hombre se formula preguntas existenciales
eso está muy bien ¡porque la respuesta es Cristo! Si el hombre no se
formulara nunca esas preguntas y solo viviera como un animal, no tendría esa “sed de Dios” que en última instancia, por gracia,
lo conduce… a Dios. El comentarista puede hallarse ofuscado al ver
tantos sistemas filosóficos anticristianos como el marxismo, el liberalismo, el
ateísmo, el positivismo, etc. Pero la solución que debemos dar los cristianos a
eso no es decirles a los filósofos de esas corrientes: “Oigan,
tiren sus cerebros a la basura y dejen de hacerse preguntas existenciales”. No.
La solución cristiana es mostrarles que Cristo es la respuesta correcta a todas
sus preguntas. Un gran ejemplo de esto es C. S. Lewis, profesor de la
Universidad de Oxford y extraordinario escritor cristiano pero que comenzó
siendo ateo. ¿Y cómo fue que dejó de ser ateo? Simple:
reflexionó profundamente sobre las preguntas
existenciales que tenía ¡y al final tuvo que aceptar que Dios era la única respuesta
coherente a todas esas preguntas!(1).
Así que dejemos esa actitud de pretender prohibir o censurar el que la gente
pueda hacerse preguntas existenciales, ¡más bien
hay que aprovechar ello para mostrar a Cristo! Él mismo ha dicho “Yo soy la Luz del mundo” (Juan 8:12). ¡Dejemos que ilumine nuestros pensamientos entonces! (no
parece muy atractiva ni razonable la “solución” de
tirar nuestro cerebro a la basura).
3) “En la Biblia no
se habla de Santo Tomás de Aquino. No sé por qué Dante trae a colación su
enseñanza si Dios no habla de él en la Biblia. Para eso están los profetas y
los personajes de la Escritura”: Una clara falacia de premisa falsa o indemostrada. Esta
crítica presupone que absolutamente todo lo que se puede citar en un diálogo
con un ateo tiene que estar en la Biblia. Pero, ¿dónde
está el versículo bíblico que explícitamente diga que absolutamente todo
lo que se puede citar en un diálogo con un ateo debe estar en la Biblia? No
existe. Así que esa idea se refuta a sí misma. De otro lado, al parecer el
comentarista me increpa el que cite a Santo Tomás de Aquino (filósofo católico
del siglo XIII) y no solo a profetas y personajes de la Biblia. Si es así, ¡pues que comience increpándole al apóstol Pablo! Hubo
una ocasión en que Pablo tenía que predicar el mensaje cristiano en el Areópago
de Atenas. Y el auditorio ante el que estaba no era cualquiera: se trataba del centro cultural de los griegos donde se
encontraban varios filósofos, inclusive epicúreos y estoicos como
explícitamente nos dice Hechos 17:18. ¿Y qué hizo Pablo en ese momento?, ¿se
ciñó a los parámetros del comentarista, limitándose a citar única y
exclusivamente a profetas y personajes del Antiguo Testamento (que era la
“Biblia” de su tiempo)? De ningún modo. Pablo explícitamente citó a
pensadores griegos: “Porque en Dios vivimos, nos
movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron:
´Somos descendientes de Dios´” (Hechos 17:28). ¡Pero
esos poetas (pensadores) griegos no son personajes bíblicos! Luego,
tenemos un claro ejemplo bíblico de
que es errada la idea de que única y exclusivamente podemos citar a personajes
bíblicos. Pablo introdujo citas de pensadores griegos en su
discurso y si bien, como sucede siempre y como pasó hasta con el
mismo Jesús, hubo varios que no le creyeron… también hubo quienes sí se
convirtieron, ¡incluido un relevante miembro de
este centro cultural y político! ¿Qué de dónde saco eso? Pues de Hechos
17:34: “Pero algunos lo siguieron y creyeron.
Entre ellos estaba Dionisio, que era uno de los miembros del Areópago”. Así
que si puedo ayudar aunque fuere a una sola conversión introduciendo citas de
Santo Tomás de Aquino u otro filósofo teísta, lo seguiré haciendo. Mi prioridad
es ayudar a las almas, no ceñirme a los prejuicios del comentarista. He visto
que comenzando con el lenguaje filosófico se puede abrir la mente de muchas
personas hacia el mensaje del Evangelio, así que me sirvo de eso así como en su
tiempo hicieron Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Al ascender al cielo Jesús
dijo que quería que su mensaje llegara a “todas las
naciones” por “todos los días hasta el fin
del mundo” (cfr. Mateo 28:19-20). En ese contexto no solo es
perfectamente factible sino necesario que Jesús suscite santos y pensadores
para su Iglesia más allá de la época de los apóstoles, de forma que conocerlos
y citarlos no es de ningún modo “pecado” (que
es prácticamente lo que pareciera pensar el comentarista).
4) “Dante, tú no
puedes demostrar la existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía, se
demuestra la existencia de Dios con el cumplimiento de los 10 mandamientos”: Si yo salto en frente de alguien y esta persona me dice
“Dante, tú no puedes saltar”, ¡lo mínimo que tiene que hacer es demostrar que
no he saltado! El comentarista dice que no puedo demostrar la
existencia de Dios mediante cuestiones de filosofía. Si va a afirmar eso ¡lo
mínimo que tiene que hacer es refutar punto por punto las demostraciones que he
desarrollado! Pero no ha hecho nada de eso. Simplemente se basa en la idea de
que demostrar la existencia de Dios por el razonamiento es algo antibíblico ¡pero ya demostramos que es más bien esa idea la que es
antibíblica pues Pablo dice que todos los hombres pueden inferir la
existencia del Dios invisible a partir de la reflexión sobre las cosas
visibles! No sé si el comentarista estará informado pero la filosofía es
primariamente ¡una reflexión sobre las
cosas! Y no solo eso: las demostraciones que he dado de la existencia de
Dios con base en las cinco vías de Santo Tomás de Aquino siguen precisamente el
método recomendado por el apóstol Pablo. En efecto: se
parte de ciertos aspectos de la creación visible (movimiento, causalidad,
contingencia, grados de perfección, orden) y por reflexión filosófica se llega
a la existencia del Creador invisible. Pero nuevamente el comentarista
cae en una falacia de falso dilema y pone esto como si fuera excluido por los 10
mandamientos. Nada más errado. Uno puede mostrar a Dios tanto por su palabra
como por sus obras: lo uno no quita lo otro. Es más, miren lo que dice el
primer mandamiento: “Amarás al Señor con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Así
que el punto no es descartar nuestra mente y racionalidad, sino ponerlas al
servicio del Señor. Dice el apóstol Pablo: “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo para que lo sirva a
Él” (2 Corintios 10:5). ¡Que se
lea bien por favor! Pablo no dice “Prohibimos todo
pensamiento humano…”. No nos dice que dejemos de pensar, nos dice que
pongamos nuestro pensamiento al servicio de Cristo, tal como hizo Santo Tomás
de Aquino y tal como busco hacer yo (con todas mis limitaciones e
imperfecciones, claro está). Prefiero tener un pensamiento para que pueda
servir a Cristo. Si el comentarista prefiere dejar de tener cerebro y
racionalidad ya es problema de él… pero se pierde la oportunidad de servir a
Cristo con la sana filosofía. Parece que él parte del prejuicio de que toda
filosofía es enferma por el solo hecho de ser filosofía, pero Pablo nos muestra
que es posible una recta filosofía en servicio a Cristo.
En suma, no he sido yo quien ha respondido a
este comentarista supuestamente “bíblico”: ¡han
sido Pablo y la Biblia quienes le han respondido!
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