La
existencia del demonio es uno de los temas que menos se tocan, o de los que se
habla con poca seriedad. Esto ha hecho que
muchos duden de su existencia, atribuyendo el mal a situaciones puramente
psicológicas o de orden natural. Sin embargo, la Sagrada Escritura es clarísima
en afirmar la existencia de este ser espiritual que busca por todos los medios
destruir la felicidad del hombre.
Recordemos
lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «Satanás
primero fue un ángel bueno, creado por Dios. El diablo y los otros demonios
fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí
mismos malos. El demonio no es un ser eterno, es una criatura creada por Dios,
por lo que en su origen fue bueno. La Escritura nos dice que su nombre era
Luzbel, es decir «luz bella»».
Diferentes comentaristas de
todos los siglos lo identifican como el ángel más bello, el cual debido a esa
extraordinaria belleza se llenó de soberbia y se reveló contra Dios, siendo así
arrojado de su presencia para siempre.
Podemos decir que en la lucha
espiritual que se desarrolla desde el Génesis hasta el Apocalipsis, se
encuentra implicado el demonio, como un auténtico adversario. ¡Aquí tienes
algunos consejos prácticos para vencer!
1. NO DEJES QUE ENTRE LA TRISTEZA
Cada uno de nosotros ha
atravesado días tristes, días en los cuales no se logra superar una cierta
pesadez interior que contamina el ánimo y dificulta las relaciones con los
demás. Hay que saber plantarle cara y no dejar que ese desánimo se arraigue.
Recordemos
que la tristeza es aliada del enemigo. Satanás sabe utilizar muy bien
esos momentos malos para llevarnos por la senda del pecado. Por lo cual, cada
uno deberá buscar trucos para superar el
malhumor y recuperar poco a poco la sonrisa.
Una buena forma de salir de
este atolladero es recordar que Dios es tu Padre y,
por más duras que sean las pruebas y los problemas, nunca te dejará solo.
2. ACUDE A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
Es un poderoso aliado, según
el libro del Apocalipsis es el encargado de frustrar a Lucifer o Satanás por
ser el arcángel de los ángeles caídos. Por eso, en el arte se le representa
como un ángel con armadura de general romano, amenazando con una lanza o espada
a un demonio o dragón.
Se cuenta que el papa León
XIII experimentó, durante la celebración de la misa, una visión en
la cual vio a Satanás y a sus demonios desafiando a Dios. Vio entonces
aparecer a Miguel y lanzar a Satanás y sus legiones en el abismo del Infierno. Escribió una oración que debería ser recitada
después de cada misa:
«San Miguel
Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y
las acechanzas del diablo. Que Dios manifieste sobre él su poder, esa es
nuestra humilde súplica. Y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, con la fuerza
que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus
malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén».
3. UTILIZA AGUA BENDITA
Santa Teresa de Ávila tuvo que
lidiar varias veces contra el demonio, en el libro de su vida admitió que en
una ocasión el combate fue especialmente intenso, y solo encontró alivio
después de pedir agua bendita y arrojarla al lugar donde vio a un demonio
cerca.
En sus obras nos dejó recogido
este consejo: «Tras muchas ocasiones, tengo la
experiencia de que no hay nada como el agua bendita para hacer huir a los
demonios y evitar que regresen. Debe ser grande la virtud del agua bendita».
4. NO DIALOGUES CON EL DEMONIO
Le concedemos fuerza al
demonio cuando vivimos apartados de Dios, para no caer en ese estado debemos
fomentar en nuestras almas un verdadero horror al pecado. Repítelo con corazón
dolorido ¡Señor, que no te ofenda más!
Otro consejo de un santo nos
puede dar más claridad en este sentido, san Josemaría nos recomienda: «No dialogues con la tentación. Déjame que te lo repita:
ten la valentía de huir; y la reciedumbre de no manosear tu debilidad, pensando
hasta dónde podrías llegar. ¡Corta, sin concesiones!».
5. LLEVA UN CRUCIFIJO
Quizás no lo habíamos pensado,
pero llevar un pequeño crucifijo en el bolsillo puede ser la mejor medicina
para afrontar el día. También lo puedes llevar puesto en una cadena, nos
ayudará a tener más presencia de Dios.
Agarrarlo en las manos en
momentos complicados del día o simplemente verla en el bolso o cartera puede
hacernos recordar que no estamos solos. El Señor nos acompaña en cada
paso que damos.
Recuerda que el demonio está
vencido. No tengas miedo y confía en la victoria, no en la tuya pues eres
débil, sino en la de Cristo. No en la de tus débiles fuerzas, sino en la del
amor. Mantén siempre en tu corazón la palabra del apóstol Santiago: «Resistan al Diablo, y él se apartará de ustedes».
Escrito por Padre Juan Carlos Vásconez
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