El P. Samuel Bonilla, conocido en redes sociales
como el Padre Sam, reflexionó en esta Solemnidad de la Santísima Trinidad sobre
la ausencia de la palabra “Trinidad” en las Sagradas Escrituras, lo que lleva a
que algunos, erróneamente, digan que no existe.
En un video, el Padre Sam subrayó que pensar que no existe la Santísima
Trinidad porque no aparece mencionada explícitamente en la Biblia “no es una postura, un pensamiento correcto. De hecho a
esa actitud se le conoce como biblismo: querer justificar todo a la luz de la
Biblia”.
“Fue Juan, el discípulo amado, el que condena
precisamente esta postura. Fíjense lo que dice en el último capítulo y en el
último versículo de su Evangelio, Juan, 21-25: ‘hay además muchas cosas que
hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría
para escribir los libros que se escribieran’”.
“Es decir –continuó
el sacerdote– no necesita estar todo en la Sagrada
Escritura para ser verdad, para ser condenado”.
“Por ejemplo, no aparece en la Sagrada Escritura
una condena directa hacia el aborto y sin embargo es un acto intrínsecamente
malo. No aparece, por ejemplo, una condena al terrorismo, pero eso no significa
que el terrorismo sea bueno”, señaló.
El Padre Sam subrayó que “lo mismo sucede
pues con la Trinidad. No aparece la palabra en sí, pero por supuesto que
aparece la doctrina en toda la Sagrada Escritura. A saber, la persona del
Padre, del Hijo y del Espíritu y que las tres no son dioses distintos sino que
son un solo Dios”.
El sacerdote señaló que la “Iglesia que
recibió en Pentecostés al Espíritu Santo junto a María” y que “se reunió en el año 50 en su primer Concilio en
Jerusalén para profundizar la doctrina” se ha “seguido
reuniendo para avanzar en la comprensión de la Sagrada Escritura. Y por eso
después la Iglesia proclama el dogma de la Santísima Trinidad”.
El primer Concilio que aborda el tema, indicó, es el de Nicea, en el año
325 d.C. “Ahí se dice el Padre y el Hijo son
consustanciales. Es decir, son de la misma sustancia”. Sin embargo,
señaló, “en ese Concilio no se habló del Espíritu
Santo”.
Después de muchas reflexiones, en el Concilio de Constantinopla, en el
381, fue “en donde se afirma lo siguiente respecto
al Espíritu Santo: Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo. Que
con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los
profetas”.
“De hecho, al Credo largo que conocemos se le
conoce como Credo niceno-constantinopolitano, porque es el fruto de estos dos
concilios”, dijo.
Pero a pesar de no mencionar explícitamente la palabra “Trinidad”, continuó el Padre Sam, sí que hay
menciones claras a ella.
En Mateo 28, indicó, “Jesús dice ‘vayan y
bauticen a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo’. No
dice en los nombres, dice en el nombre. Ahí está distinguiendo Jesús
precisamente que es un solo nombre, un solo Dios, pero tres personas
distintas”.
Además, “en el bautismo de Jesús en el
Jordán aparece clarísima la Trinidad”.
En el Evangelio de Juan, apuntó, “les dice
Jesús a sus discípulos ‘muchas cosas me quedan por decirles, pero no pueden
cargar con ellas por ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad les guiará
hasta la Verdad plena. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío, por eso os he dicho que tomará
de lo mío y os lo anunciará’”.
Redacción ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario