Hoy que celebramos
Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, me gustaría deciros algo más profundo que
lo habitual. A las 11:00 nos vamos a reunir todos los sacerdotes de la
diócesis.
Nota
para los sacerdotes de mi diócesis,
con los que hoy estaré: No podré concelebrar en la misa
con el obispo, porque, como bien sabéis, los días de diario solo podemos
concelebrar en dos misas. La prohibición incluye una tercera concelebración en
una reunión con el obispo, así lo declaró la Congregación para el Culto Divino.
Como tengo misa en el hospital y en el convento, no podré.
¿QUÉ DECIR EN ESTE AÑO
EN QUE VOY A CUMPLIR 25 AÑOS DE ORDENACIÓN SACERDOTAL?
-Estoy muy feliz de
ser sacerdote. No me veo ejerciendo cualquier otro trabajo que no sea el
sacerdotal. No me veo a mí mismo, a mi persona, a mi yo, más que como sacerdote
y solo como sacerdote.
-No siento ni la
más mínima melancolía por no haber fundado una familia, o por haber ejercido
cualquier otro trabajo, por prestigioso que fuera.
-Nunca me imaginé
que la misa sería el centro de mi vida hasta el punto que lo es ahora.
En mi vida, Dios ha puesto a
varias personas, siempre mujeres, a las que debo mucho, pues han sido un apoyo
espiritual muy grande. Pero, en los últimos años, el Señor ha puesto a mi lado
a un verdadero ángel con el que tengo una deuda que nunca podré pagar.
La presencia de este ángel humano
es escudo y brisa refrescante. Algún día espero poder compensar un poco toda su
labor y trabajos. Aunque todo lo que pueda hacer por esta mujer humilde y
fuerte siempre será menos que lo que ella ha hecho por mí.
P. FORTEA
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