viernes, 2 de octubre de 2015

LAS PRESIONES A CRISTIANOS PARA CONVERTIRSE AL ISLAM EN EL EJERCITO EGIPCIO PROVOCA «SUICIDIOS»


Asesinatos apenas encubiertos que Egipto tapa.

Egipto tiene 80 millones de habitantes y un diez por ciento es cristiano... en su ejército hay extrañas muertes que no parecen suicidios.

El ejército egipcio está en primera línea en la lucha contra las milicias yihadistas, en el Sinaí y en la frontera con Libia.

Sin embargo, ha vuelto a ser noticia en las crónicas de todo el mundo también por haber matado, por error, a doce turistas mexicanos que hacían un tour en el este de Egipto en coches 4x4 (y por este motivo han sido confundidos con yihadistas).

Pero dentro del ejército y lejos de las cámaras de televisión, los soldados cristianos son asesinados por sus oficiales y conmilitones si se niegan a convertirse al islam.

Esta parte oscura del ejército árabe más poderoso y numeroso de Oriente Medio ha sido revelado por Raymond Ibrahim tras una reciente investigación.

Raymond Ibrahim, autor de Crucified Again: Exposing Islam’s New War on Christians, parte de un caso de homicidio en las fuerzas armadas egipcias acaecido el 23 de agosto pasado.

Baha Saeed Karam, de 22 años, cristiano copto, fue asesinado con cuatro tiros en la sede del comando de su batallón, en Marsa Matruh. Testigos que lo conocían, entre ellos su hermano Cirilo, narran que estaba siendo presionado por sus compañeros de armas por motivos religiosos. Había recibido amenazas de muerte, antes de su asesinato, porque no quería convertirse al Islam.

¿DOS DISPAROS PARA SUICIDARSE?
Ibrahim se remonta apenas al 24 de junio pasado para encontrar un caso de “suicidio” -oficialmente declarado tal por las autoridades-, de otro soldado cristiano, Bahaa Gamal Mikhail Silvanus, de 23 años, hallado muerto con dos tiros en la cabeza. Es difícil que un suicida se dispare dos veces en la cabeza.

Y quien lo conocía, como el padre Mikhail Shenouda, lo describe como una persona serena, amante de la vida y deseoso de entrar en la vida monástica después de su servicio militar.

También en este caso amigos de la víctima testimonian que había sido presionado para que se convirtiera al Islam, hasta recibir amenazas explícitas de muerte.

OTROS TRES CASOS EN EL EJÉRCITO
Ibrahim recuerda otro caso de “suicidio” del 31 de agosto de 2013, cuando Abu al-Khair Atta fue hallado muerto en su base. Sin embargo, la víctima le había contado a su padre las presiones recibidas por uno de sus oficiales, que quería que se convirtiera a toda costa al islam.

Y otro más: Guirgus Rizq Yusif al-Maqar, de 20 años, oficialmente muerto por causas naturales el 18 de septiembre de 2006, pero con el cuerpo lleno de contusiones resultado de haber sido golpeado repetidamente.

También en su caso, uno de sus compañeros de armas relata que el militar copto era “sistemáticamente” insultado, humillado, pegado -también en los testículos-, simplemente por ser cristiano.

Un mes antes fue hallado en el Nilo el cuerpo sin vida de otro soldado cristiano copto, Hani Seraphim. Antes de morir le había dicho a su familia que había sido presionado y recibido amenazas explícitas de su comandante de unidad porque no quería convertirse [al Islam].

CUANDO COINCIDEN VARIOS CASOS...
Los casos recordados por Raymond Ibrahim son sorprendentes por dos motivos. Ante todo, porque son copia de homicidios cercanos entre ellos, pero distribuidos en un arco de tiempo muy amplio (dal 2006 al 2015), lo que sugiera que podrían ser muchos más. Se habla de muerte misteriosa, sobre todo, si ha habido un caso similar pocas semanas o pocos meses antes; en caso contrario, pasa inobservado.
Por consiguiente, se ha hablado de Guirgus Rizq Yusif al-Maqar porque dos semanas antes había sido hallado el cuerpo de Seraphim. Este mes se habla de Baha Saeed Karam porque hace solo dos meses hubo otro caso de copto “suicidado”.

Pero, ¿cuántos Baha Saeed Karam han sido asesinados en los meses y años anteriores, en el secreto de un cuartel y con el silencio de las autoridades?

El problema es que el relato de los familiares o amigos de las víctimas parece sugerir un cierto método en el intento de convertir, por las buenas o por las malas, a los cristianos reclutados en las fuerzas armadas.

El segundo aspecto de la investigación de Ibrahim es la falta de correlación entre estos delitos y el periodo en el que los Hermanos Musulmanes estaban en el poder.

El breve periodo post-revolucionario y el de la presidencia Morsi (es decir, del 2011 al 2013) ha coincidido en el país con la peor persecución de los cristianos, tanto entre civiles como entre militares: pogromos, homicidios, atentados, iglesias quemadas en todo el país.

Los casos citados por Ibrahim suceden, en cambio, en los periodos más "laicos" de la reciente historia egipcia: en 2006 aún estaba Hosni Moubarak en el poder; en el verano de 2013 estaba iniciando el régimen del general Al Sisi y los casos más recientes del verano pasado coinciden con la lucha del ejército regular contra los yihadistas.

Estos actos de violencia no parecen estar causados tampoco por una infiltración política de los Hermanos Musulmanes en el ejército.

En este sentido, los medios de comunicación egipcios y árabes lanzaron una alarma en marzo del 2013 cuando las fuerzas armadas aceptaron por primera vez en sus filas a los familiares de militantes de la Hermandad.

También la academia militar había abierto las puertas a aspirantes oficiales con un pasado islamista; entre ellos, el hijo del entonces presidente Morsi.

Con la llegada al poder de Al Sisi, esta escalada a las fuerzas de seguridad se ha interrumpido. La ventana de oportunidades para los islamistas permaneció abierta, por lo tanto, sólo unos pocos meses del 2013.

Por consiguiente, no se explica con su presencia en las filas del ejército esta secuencia de homicidios de cristianos a partir del 2006.

El problema podría ser precisamente eso que lo políticamente correcto impone no decir: cuando la mayoría está constituida por musulmanes, las minorías tienden a extinguirse. Raymond Ibrahim está convencido de que la causa es el legado de la tradicional ley de sumisión (dhimmi), en base a la cual los no musulmanes no tienen derecho a llevar armas, además de otras restricciones de su libertad.

(Publicado originariamente en La Nuova Bussola Quotidiana, traducido por Helena Serrano Faccia, Alcalá de Henares)

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