El joven seguidor llevaba unos días triste y
preocupado. El Anacoreta, antes de ir a rezar Completas lo hizo sentar junto a
él y le dijo:
- Hace unos días que te veo triste y preocupado.
¿Qué te ocurre?
El joven, tras unos momentos de reflexión,
respondió:
- Cuando veo a las demás personas me siento inútil.
No destaco en nada y no sé qué hacer.
El anciano lo miró con simpatía. Sonrió y le dijo:
- Tranquilízate. Todos los hombres tenemos un don
específico que Dios nos da. Ese don es el pilar básico de nuestra existencia.
Si miras en tu interior y analizas tus actos, un día lo descubrirás. Aquel día
se te abrirán nuevos caminos. Basta con estar atento. No dudes que lo
descubrirás.
Y se fueron a rezar Completas...
Enviat per Joan Josep Tamburini
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