Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado de conocer y dominar lo oculto, lo divino… ¿Qué diferencia hay entre un hechicero y un sacerdote, entre un milagro y el arte de la magia?
Este es
un tema apasionante, y que a través del tiempo a presentado mucha confusión
para el hombre, ya que debido a la natural tendencia de este hacia lo
desconocido, su actividad es sujeta a sus propios descubrimientos… Y es que el
hombre desde la prehistoria de los tiempos, fue dominando con paso titubeante e
imparable a su medio ambiente. Una forma de expresar este dominio fue el
ponerle nombre a las cosas: “El hombre puso nombres a todos los ganados, a las
aves del cielo y a todos los animales de campo” (Gen 2, 20)… Tener la palabra
es dominar la cosa que ella significa… Así, el hombre pudo dominar la creación.
Pero ¿Que sucedía con aquello que no acertaba a comprender?, ¿Que actitud
tomaba ante un hecho de la naturaleza?, ¿Que palabras exclamaba ante un hecho
sobrenatural y de vivísimo realismo?, ¿Que hacia ante la presencia de los
tiempos?, ¿Que significaba para él, los hechos a los que irremediablemente se
tiene que sujetar como criatura humana?… Todas estas interrogantes y muchísimas
más, los hombres de estudio han tratado de descubrir a tientas…
La
naturaleza tiene unas leyes que el hombre a ido descubriendo con el paso del
tiempo… Estas leyes están impresas en el universo, haciendo posible su
existencia. A estas leyes impuestas desde los orígenes, el hombre de fe dice
como gran poeta: “Llamo Dios a lo seco tierra y al conjunto de las aguas lo
llamo mares, y vio Dios que estaba bien” (Gen 1, 10). En esta grandiosa
exclamación del hombre ante algo tan extraño, tan grandioso y que él no había
creado, le da todo el mérito a un poder supremo que esta por encima de su
entendimiento “y Dios vio que estaba bien”… Todo tiene un orden y una armonía
(incluso en el caos)… Con este poder de entendimiento, y de descubrir del entorno,
le dio al hombre la certeza de que no podría ir en contra de ciertas leyes… Porque
ello implicaría su propia destrucción.
Es así,
que el hombre con este poder de entendimiento trata de determinar los hechos de
la naturaleza y de su inevitable acontecer… y por amor a este ámbito, el hombre
se ha fijado su que hacer en un mago o en sacerdote… Y es que el primero
(mago), a través de un proceso, busca el dominar y controlar a un proceso
natural por medio de fórmulas, hechizos, encantamientos, conjuros… Es así, como
su ambiente se ve rodeado por misterio… En esas prácticas, el mago se da cuenta
de la existencia de procesos que son imposibles de controlar a través de las
artes mágicas, y que están más allá de su entendimiento… Este es el punto, en
el cual, el mago reconoce ser más que una simple criatura, pero en su incesante
sed por dominar, busca apelación en los seres sobrenaturales, espíritus de sus
antepasados…etc. a fin de conseguir por su intervención la fuerza que no
consigue con sus encantamientos… Para el segundo (sacerdote), al parecer
también esta rodeado de misterio, y aparentemente no dista mucho del primero,
ya que las oraciones, ritos y sacrificios son practicas comunes. Además ambos
ámbitos se han dado simultáneamente en todos los pueblos…
Entonces
para estos ámbitos creemos interesante formularnos esta pregunta: ¿Que es lo
que distancia a un hombre del otro, si de ambos a simple vista se puede decir
lo mismo?… Bueno, tal parece que la respuesta no hay que buscarla en el
exterior del creyente, sino en el interior… en su estado mental… Es decir el
mago cree que puede dominar las leyes naturales, con fórmulas que posee… Su
método es, en cierta medida, tan experimental como el del químico, el cual
mezclando elementos o compuestos adecuados sabe el resultado que va a obtener…
Es así, que el mago busca el dominio de las fuerzas internas y externas del
hombre para su provecho… Esto en el hombre religioso es absolutamente lo
contrario, porque el hombre religioso no puede dominar ninguna fuerza… Sino por
el contrario se siente dominado por ellas… Es decir, el religioso jamás podrá
realizar una intervención en un milagro en su propio beneficio… Es aquí donde
esta la inmensa distancia entre estos dos hombres…
Hay que
aclarar, que es verdad que el milagro tiene una connotación de efecto mágico, y
esto hace pensar que la función sacralizada del sacerdote corresponde a la de
un mago… Pero como se explicó en lo precedente, la magia es un ámbito muy
distinto al utilizado por el religioso… Ya que el religioso para intervenir en
un milagro no tiene que aprender encantamiento alguno, ni sugestionarse para
que los hechos ocurran como desea el mago…
Es en este punto, que hace el equivoco referente al efecto entre magia y milagro, y por consecuencia entre mago y religioso… Y es que el milagro aunque es realizado en la naturaleza, sobrepasa a todo lo que pudiera desear el creyente. Ya que este sirve solo de vehículo para su realización, y sin poderlo utilizar según sus conveniencias particulares… La magia por el contrario, es utilizada por el mago para dominar las fuerzas de la naturaleza. Todo su poder y sus encantos van en contra de lo creado, llegando a luchar incluso contra el bien para el sometimiento de cualquier criatura… Es así, que el mago al reconocer la existencia de una realidad superior, y de un ser supremo. Su rebelión se centra al estar muy lejos de someterse a Él, por creerse una criatura única e individual. Y por el contrario trata de dominarlo para su beneficio propio, ya que su arte lo hace reconocerse a sí mismo como un ser superior, y reclamar para si mismo, el poder del bien o del mal… En este aspecto hay que dejar bien claro que a Dios, ninguna criatura la puede manipular y someter… así sea que conozcan su nombre (Is 2, 6).
Es en este punto, que hace el equivoco referente al efecto entre magia y milagro, y por consecuencia entre mago y religioso… Y es que el milagro aunque es realizado en la naturaleza, sobrepasa a todo lo que pudiera desear el creyente. Ya que este sirve solo de vehículo para su realización, y sin poderlo utilizar según sus conveniencias particulares… La magia por el contrario, es utilizada por el mago para dominar las fuerzas de la naturaleza. Todo su poder y sus encantos van en contra de lo creado, llegando a luchar incluso contra el bien para el sometimiento de cualquier criatura… Es así, que el mago al reconocer la existencia de una realidad superior, y de un ser supremo. Su rebelión se centra al estar muy lejos de someterse a Él, por creerse una criatura única e individual. Y por el contrario trata de dominarlo para su beneficio propio, ya que su arte lo hace reconocerse a sí mismo como un ser superior, y reclamar para si mismo, el poder del bien o del mal… En este aspecto hay que dejar bien claro que a Dios, ninguna criatura la puede manipular y someter… así sea que conozcan su nombre (Is 2, 6).
Por el
contrario, el hombre religioso al reconocer también la existencia de un ser
supremo, lejos de sentirse una criatura potente y con dominio absoluto, se
siente impotente y dominado… Es decir, se siente sometido en absoluto por el
ser supremo… Dejando de lado los deseos de sometimiento que genera la magia… El
simple pensamiento de que él mismo puede hacer el prodigio, hace que este se
haga irrealizable. Por eso el religioso al solicitar un milagro, se sobrecoge
al rebasar su capacidad de comprensión, que no es en provecho propio, y sin
arrebatarle algo al prójimo… Ya que el milagro por la intervención del
religioso cabe referirla inmediatamente a la voluntad divina, y fuente única en
Dios.
Hasta
aquí, el hombre con cierta inteligencia, sigue cuestionándose con respecto a
las formas externas de estos dos ámbitos… y es que efectivamente las formas de
los signos entre estos dos hombres son tan parecidas, que es imposible el
delimitar el campo de cada uno de ellos… La gran diferencia es el motivo óntico
del taumaturgo, que lo lleva a realizar esas formas y ritos: Si es movido por
un germen religioso o mágico… En este aspecto, cabe reconocer que el mago como
criatura que es, hay grandiosos hechos en los que ha terminado por dejarse
dominar por el ser supremo (Mt 2, 2; He 8, 13…), y donde quizás en su tradición
no realice funciones sacerdotales, pero en su verosimilitud se deja llevar de
lleno por la tradición religiosa…
Bueno,
después de haber hecho esta explicación, el hombre con cierta suspicacia, sigue
aun sin entender la gran diferencia que hay entre magia y religiosidad, y es
cuando se cuestiona a la tradición religiosa… En este terreno hay que seguir
aclarado, que la originalidad del religioso descansa no en los prodigios, sino
en el que verdaderamente lo hace: EL SER SUPREMO… Es por decirlo de otra
manera, la originalidad del Cristianismo no descansa en los prodigios sino en
la persona de JESUS de Nazaret… Él, supera el ámbito mágico y religioso del
hombre… El mensaje de Cristo esta más allá de todo fenómeno religioso… En la
mayoría de las religiones que el hombre ha tenido en el transcurso de su
peregrinación por esta tierra, se a mostrado en ellas que lo divino se ha hecho
patente en los fenómenos y en la naturaleza. Pero a diferencia de estas
religiones, en el Cristianismo, Dios se hace patente en la propia existencia de
JESUCRISTO. Es decir, la divinidad se manifiesta en el diario acontecer humano.
Lo divino y lo humano se unen hasta tal punto que es imposible efectuar una
dicotomía alguna… Este hecho Cristológico es la visión desmitificadora de la
religión, afirmado que todo es milagro en el mundo religioso por tener una
vivencia religiosa autentica en la persona de JESUS de Nazaret…
Bueno
hasta aquí el hombre sin fe, logra entender todo lo antes expuesto… Pero
entonces pregunta con buena razón: ¿Que es el milagro?, ¿Cuál es su mecanismo,
si es que lo tiene?, ¿Cómo se sabe a ciencia cierta que estoy presenciando un
milagro?, ¿Dónde se dan los milagros?… A estas preguntas, el religioso
contesta: Abre solo tu corazón y tendrás todas estas respuestas…
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